Contratación accidentada

Tres meses de retraso para auxiliar a los bañistas con discapacidad en la playa de Barcelona

El Ayuntamiento presta al fin el servicio que tenía que haber empezado el 1 de abril, al tiempo que surgen las primeras quejas por masificación

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La pérgola reservada para us preferente de bañistas con discapacidad en la playa de Nova Icària, en Barcelona.

La pérgola reservada para us preferente de bañistas con discapacidad en la playa de Nova Icària, en Barcelona. / JORDI OTIX

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

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El baño asistido para personas con discapacidad en las playas de Nova Icària, Sant Miquel y Fòrum, en Barcelona, comenzó al fin el viernes pasado, después de tres meses de retraso del Ayuntamiento y de espera para quienes requieren de ayuda para pegarse un chapuzón. El gobierno municipal se comprometió a que 2023 iba a ser el primer año en que el auxilio a bañistas con movilidad reducida duraría desde el 1 de abril y hasta la Mercè, sin distinción con el resto de los servicios básicos de la temporada de playa, como el de los socorristas. Sin embargo, la contratación de los monitores, las sillas anfibias y el resto de aparejos necesarios para que personas en silla de ruedas y con dependencia puedan zambullirse en la orilla quedó desierta semanas antes de que la época de baño se estrenara. 

Al encallar la tentativa, el consistorio optó por una licitación por vía urgente: aunque se otorgó a primeros de junio, unos flecos aplazaron que los auxiliares empezaran a trabajar hasta el pasado viernes. El retraso ha disgustado a parte de los bañistas que necesitan de un tercero para acceder al agua. Movilizados por la plataforma Accessibilitat Ciutat i Platges Barcelona, se manifestaron en un par de ocasiones en los últimos meses, al juzgar que el gobierno municipal los ha infravalorado y que fue poco precavido al no manejarse con más antelación para ahorrarse un contratiempo como el que ha acabado produciéndose. 

No se trata de un servicio poco frecuentado: 7.813 personas lo necesitaron en 2022, según estadísticas del Ayuntamiento. Aparte, la plataforma ya denunció el año pasado que no se equiparase el calendario de los socorristas con el de los monitores para el baño asistido. La diferencia conllevaba que las personas con discapacidad tuvieran que conformarse con dos meses menos de playa que los demás. En una de las recientes concentraciones, varias personas en sillas de ruedas cortaron la circulación en la ronda Litoral durante unos minutos, a modo de protesta.  

“Acontecimientos imprevisibles”

El Ayuntamiento de Barcelona se exculpa de la demora, que achaca a “acontecimientos imprevisibles” y “no imputables” a su responsabilidad. En febrero pasado, sacó el contrato a subasta por 664.013,50 euros. Debía prolongarse de 2023 a 2024, con opción de ser prorrogado hasta 2026. Solo concurrió una empresa, Aunar, adjudicataria del servicio hasta el año pasado. Sin embargo, la compañía no presentó a tiempo un certificado para demostrar que estuviera al corriente de pago con Hacienda. Quedó excluida y, a la postre, la contratación se bloqueó.

Para resolver el entuerto, el gobierno municipal convocó un segundo concurso. Declaró una urgencia imperiosa para sortear la lentitud de la burocracia y tratar de salvar parte del verano a los bañistas con discapacidad. Para agilizar el proceso, volvió a poner en liza el contrato mediante un proceso negociado sin publicidad: en vez de dar a conocer la licitación, invitó a tres empresas a encargarse del cometido. Contactó con FCC, Ilunion y OHL. Las dos primeras presentaron ofertas y la Mesa de Contratación eligió la de Ilunion. 

El consistorio presupuesta un gasto máximo de 353.380,32 euros. La cuantía es inferior a la de la licitación frustrada, porque el contrato formalizado se limita a los auxilios que se dispensen hasta el próximo 25 de septiembre. Los que se presten en próximas temporadas quedan pendiente de una contratación al margen. Si nada vuelve a fallar, sí deberían cubrir toda la temporada de playa a partir de 2024. 

Tumbonas como paliativo

Tras las quejas, el exconcejal Joan Ramon Riera -ahora comisionado de vivienda en el gobierno de Jaume Collboni- anunció que el contrato estaría resuelto a primeros de junio y que la temporada alta arrancaría con el servicio. Es cierto que se adjudicó a inicios del mes pasado, pero no se ha materializado hasta un mes más tarde de que el período álgido de la época de playa se abriera el 27 de mayo.

Como paliativo, el Ayuntamiento abonó 13.977,53 euros para contratar a unos empleados y colocar tumbonas a primeros de mayo bajo la pérgola reservada para personas con discapacidad en Nova Icària. Esa solución provisional seguía sin facilitar el baño. La concejal Neus Munté (Junts) exigió premura al gobierno municipal el jueves pasado, ya con el verano azotando en la ciudad, para que las personas con movilidad reducida no tuvieran que aguardar más para remojarse en la orilla. El ejecutivo del PSC respondió que estaba a la espera de recibir unos últimos documentos para que el auxilio se prestara a partir del día siguiente. Así acabó ocurriendo.

Aun con los monitores, las grúas, los flotadores y demás artilugios ya presentes, han despuntado las primeras críticas por masificación bajo la zona de uso preferente para bañistas con discapacidad en Nova Icària. Ya sucedió igual el año pasado. “Estaba tan lleno que no se podía pasar. No se está bien. Es un mal trato a la gente”, desaprueba Àngel Urraca, miembro de Accessibilitat Ciutat i Platges Barcelona, que cuestiona también la limpieza del lavabo y el cambiador habilitados. Se prevé que el módulo para el vestuario de Sant Miquel llegue de aquí al 15 de julio. La plataforma reclama que se adapten más zonas de asistencia al baño en otros enclaves de la costa de la capital.