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Así es el primer hotel de lujo para caballitos de mar de Barcelona

Es el unicornio de los mares. Están más buscados que las piñas para ligar en el Mercadona. A pie del Hotel W han montado el primer biotopo de caballitos de mar de Catalunya 

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Un caballito de mar barcelonés mira de reojo durante una inmersión de Anèl•lides.

Un caballito de mar barcelonés mira de reojo durante una inmersión de Anèl•lides. / Andrea Comaposada

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Están más buscados que las piñas para ligar en el Mercadona. Apenas miden 10 centímetros, no llegan al tamaño de un dedo. Casi tardas menos en ir a buscar a Nemo a la calle Wallaby 42 de Sídney. Pero es la misión científica de hoy: escudriñar el fondo del mar de la playa de Sant Sebastià de Barcelona como quien rebusca una aguja en un pajar. El unicornio de los mares, lo llaman. El grupo de submarinistas lleva ya hora y pico de inmersión entre pececillos, pulpos, sepias, algún cangrejo con pinta de echarse a cantar. Uno de los buzos, ¡al fin!, agarra unas riendas invisibles, como si se fuera a echar a galopar. Es la señal de buceo para avisar –a falta de gritos de emoción- de que hay un caballito de mar ahí abajo. Ahí está, sí: ignora las cámaras con el mismo desdén que Tamara Falcó a los paparazzis. Y se evapora a lo Puigdemont. Parece que tiene prisa por hacer el ‘check-in’. A un par de metros, a pie del Hotel W, está el primer hotelito de lujo para caballitos de mar de Catalunya.  

Caballito de mar fotografiado ayer durante la inmersión de seguimiento del biotopo de la playa deSant Sebastià.

Caballito de mar fotografiado ayer durante la inmersión de seguimiento del biotopo de la playa de Sant Sebastià. / Anèl•lides

5 estrellas, en versión caballito, significa que hay al menos 5 cuerdas ‘deluxe’ donde enganchar la cola. “Los caballitos viven muy bien en las cuerdas”, justifica Andrea Comaposada. Bióloga marina, 34 años. Los peces ya la miran con cara de ‘¿pero tú no tienes casa?’. Es la fundadora de Anèl•lides, empresa de científicas emprendedoras. La entidad impulsora del proyecto, con la cooordinación del  del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y la colaboración de la red del Espai Mediterrani dentro de las subvenciones por el Clima del Ayuntamiento de Barcelona y el apoyo del Puerto. ¿Por qué caballitos? “Es de las especies más emblemáticas que tenemos en el litoral de Catalunya –responde- y las que realmente sufren más degradación de hábitat”. La idea es que no se queden sin hogar cada vez que haya dragados o algún cambio de arena.

Andrea Comaposada, fundadora de Anèl•lides, posa ayer junto al biotopo de los caballitos.

Andrea Comaposada, fundadora de Anèl•lides, posa ayer junto al biotopo de los caballitos. / Anèl•lides

Este es el primer biotopo específico de caballitos de mar de Catalunya. “Es un hábitat que se crea de manera artificial para que una determinada especie viva mejor”, detalla Andrea. Lo instalaron en mayo delante del Hotel Vela a apenas 6 metros de profundidad.  Hacen inmersiones de seguimiento cada mes con voluntarios. Salen a buscar caballitos hasta a 90 metros de diámetro del biotopo. Ahora se empiezan a avistar más, anima la bióloga. En septiembre, sobre todo octubre y noviembre. Aún queda por delante año y medio de proyecto. 

El minihotelito submarino ocupa 9 metros cuadrados. Eso, en tamaño caballito, significa que aquí cabrían los viajes a Benidorm del Imserso de todo el mes. Miden 15, 20 centímetros máximo. Parece un cuadrilátero de boxeo, pero con entramado de cuerdas en forma de cruz y aspas. “Como la bandera de Inglaterra”, compara Andrea. Que no se enteren los caballitos ingleses y vengan a hacer ‘balconing’.   

Una especie a prueba de Tinder

Nombre científico: ‘Hippocampus’. Es una especie a prueba de Tinder: son monógamos de por vida. Imposible no quedarse embobado al verlos. Tienen aura de ‘influencers’. Hay 5 poblaciones en Barcelona: las han detectado en el Fòrum, Llevant, Mar Bella, Sant Miquel, y Sant Sebastià. Pero es en la del Hotel W donde se ha visto un declive con los años. El objetivo es regenerar la playa y, a la larga, repoblarla, adelanta Andrea. Acaba de llegar de Valéncia con una idea piloto que se podría replicar.

Es toda una proeza localizarlos. Aparte de ser minúsculos, se mimetizan con algas y rocas a lo camaleón. A Andrea le enseñó a buscar caballitos su antigua instructora de Barcelona (ahora está en Vietnam) Elena Nabau. “Entraba cada día aquí y los tenía localizados”, recuerda. ¿Lección 1? Hay que buscarlos en cuerdas, boyas, algas, en rocas planas y pequeñas, enumera la bióloga. “Se enganchan a lo que pueden. Si no, se van con la corriente. No son unos grandes nadadores”, se encoge de hombros. Los han visto enganchados hasta en toallitas, de esas supuestamente biodegradables. El fondo del mar está lleno.    

Las cuerdas del biotopo ya están colonizadas por las algas. No se han mudado los caballitos de la zona, de momento, pero sí se ven cangrejos ermitaños, anélidos, pulpos, mucho pez, mucho plumero de mar. “No solo es generar caballitos –apunta Andrea-, es generar vida”.   

Un vistoso nudibranquio, ayer, muy cerca del hotel de los caballitos.

Un vistoso nudibranquio, ayer, muy cerca del hotel de los caballitos. / Andrea Comaposada

“La gente no tiene ni idea de qué hay en las playas de Barcelona”, asegura la. bióloga de Anèl•lides. Se llegan a avistar tiburones e incluso mantarrayas como las de los ‘influencers’ de Maldivas. Hay registradas más de 900 especies. Disney te hace una película con mucho menos.    

“Hay muy poca conciencia –lamenta Andrea-. Mucha gente ve un pulpo y lo quiere sacar del agua para que el hijo lo vea. Pero no sabe que es mucho más fácil que lo vea desde el agua poniéndole unas gafas. Nosotras hacemos eso. Si no quieres ir solo, ya te llevamos a ti y a tu hijo a que lo veáis”. Sin tocar.  

Se conoce como BioMARató: son sesiones de snorkel científico con cámaras por las playas de Catalunya. ¿La misión? “Reportar el máximo posible de organismos vivos marinos a través de fotografías subacuáticas”. Hay agenda de mayo a octubre. Te dan máscara, neopreno, tubo, aletas y cámaras acuáticas. 

La bióloga marina Andrea Comaposada, durante el snorkel científico de Anèl•lides de este jueves, en la zona de baños del Fòrum.

Andrea Comaposada, durante un snorkel científico de Anèl•lides. / Joan Cortadellas

Ya se han realizado casi 50.000 observaciones solo en el Área Metropolitana de Barcelona. Más de 900 especies submarinas identificadas gracias a “ciudadanos científicos”. Cualquiera puede subir sus hallazgos a Minka. Es una plataforma de ciencia ciudadana (minka-sdg.org). “Como un Facebook de naturaleza”, comparan. Ahí están los registros de Urbamar Bio, el “proyecto pilar” de Anèl•lides. Rastrean la vida submarina de Barcelona, Sant Adrià del Besós, Badalona y, desde este año, también de Montgat y El Prat de Llobregat

Banco decastañuelas, ayer a pie del Hotel Vela.

Banco de castañuelas, ayer a pie del Hotel Vela. / Andrea Comaposada

¿Moraleja submarina? “Todas las especies son importantes –advierte Andrea-. Si falta una especie, hay un desequilibrio. Y si hay un desequilibrio, te afecta a ti a la salud. La salud oceánica es la salud humana. Gracias al mar estamos respirando”.     

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