El bar viral de cócteles y bikinis donde cenas mientras te leen el tarot en Barcelona

Luces tenues, cócteles, miraditas picantes, piececitos bajo la mesa y muchas parejas. Estás en Alquimia (Aribau, 77), un bar restaurante donde en las primeras citas no solo se tiran la caña, también las cartas. Es la propuesta nocturna que ofrecen de domingo a jueves. Experiencias místicas para amenizar la velada. Aquí sabrás si tu cita de Tinder tiene futuro o acabará en plan paranormal: con un ‘ghosting’ que ni en Scooby Doo. 

Estos planes místicos no son nuevos –llevan ya varios años ofreciéndolos– pero últimamente están ganando mucha popularidad gracias al amplísimo alcance de la astrología en redes, que atrae los ‘likes’ como la sangre a las pirañas. Ya sea en Reels, TikTok o hasta en Pinterest, subir imágenes de una cita con tiradas de tarot promete ascenderte al Olimpo del postureo. Garantizada la segunda cita.

Los virales ‘packs’ místicos que ofrece Alquimia siempre siguen el mismo esquema: magia, cóctel y un biquini gourmet (los biGquinis, la especialidad de la casa). Perfecto para ponerte las botas mientras te cuentan las desgracias que te depara el futuro con la frivolidad de Paz Padilla. Eso sí, depende del día de la semana que vayas, te encontrarás una experiencia mística u otra. Cada domingo, te identifican tu ángel de la guarda. Los lunes, miércoles y jueves, tarot con lectura de cartas. Y el martes, un péndulo que te responde a tus preguntas a lo ChatGPT. 

Alquimia no es el único local de Barcelona donde se celebran estas veladas con oráculos. Otro clásico es Les Gens Que J'Aime (València, 286), pub romántico, con poca luz y decoración de otro siglo perfecto para citas íntimas que cuenta con una larga experiencia en las tiradas de cartas. Su tarotista, Georgina, se pasa por el pub varios días de la semana, entre las 7 y las 9 de la noche. No tiene una agenda fija, así su presencia es un poco aleatoria, como un ‘poltergeist’, algo muy congruente con su profesión. Si te quieres asegurar de que esté el día que vayas, o aprendes a adivinar su agenda por telequinesis, o la opción más fácil: llamas al bar y les preguntas directamente.

Su estilo de tarot, asegura, no es el de la típica adivina que se pone con la bola de cristal a hacer predicciones con menos precisión que Froilán con una escopeta. Sus lecturas no son adivinatorias, sino que su objetivo es “reconocer los problemas que nos afligen” y “encontrar herramientas para solucionarlos”. Visita exprés al psicólogo. “Todos sabemos que vamos a morir”, bromea, pero ir a la raíz de nuestros problemas “cuesta más”.