Joya del Maresme

El pueblo a media hora de Barcelona, sin turistas y excepcionalmente bonito

Está lleno de masías y casas señoriales, calles para colgar en Instagram y rutas senderistas que hasta lograrían convertir a Paquirrín en montañero

¿Quieres acompañar de ruta paranormal a los cazafantasmas virales de Barcelona?

Premià de Dalt, visto desde la Serralada de Marina.

Premià de Dalt, visto desde la Serralada de Marina. / Costa del Maresme | Consorci de Promoció Turística

Abel Cobos

Abel Cobos

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Todavía no aparece en las guías de viajes, ni tampoco ha llegado a los gurús del turisteo de TikTok. Un pueblo que ha esquivado la masificación con la misma destreza que Puigdemont a Llarena. Y no será por falta de encanto. Tiene de todo, desde rutas senderistas con vistas al Mediterráneo hasta arquitectura catalana que recorre desde el gótico hasta el modernismo. Y está a poco menos de media hora de Barcelona.

Es Premià de Dalt, en el Maresme. Está situado en la Serralada de Marina, así que ya puedes imaginarte cómo es: con mucha cuesta. Prepárate para sudar si lo visitas en verano. Aun así, es un paseo agradable. Sus calles, con antiguas masías, casas de piedra y calles estrechas, tienen muchas sombras y decenas de rincones fotografiables por los que perderse sin mirar ni un mapa ni una guía. 

Uno de los paseos más emblemáticos del pueblo es por la calle Flors, un conjunto urbanístico acabado en el siglo XIX que todavía conserva, de forma casi homogénea, la arquitectura típica de una urbanización del Maresme, con portales con arco, tejados de doble vertiente y grandes ventanas enrejadas. Del mismo estilo, también destacan las calles Cisa, Sant Josep y Nou.

Más allá del encanto general de las calles del casco antiguo, entre la arquitectura municipal sobresalen algunas masías históricas y casas señoriales. En total, el ayuntamiento destaca 24, como Can Coromina, Can Casadellà, Can Franquesa, Ca la Cecilia o el antiguo edificio consistorial, proyectado por el arquitecto modernista Bonaventura Bassegoda. También cuenta con edificios de culto, como la capilla de Santa Ana (la más antigua de Premià, cuya primera mención es del siglo X), la ermita de Sant Mateu (en la cima del monte que otea la ciudad) o la iglesia gótica de Sant Pere, también documentada en el siglo X, y uno de los edificios más destacados del ‘skyline’ del municipio.

Si este pequeño pueblo se te queda corto para una excursión de un día, dos opciones: o te pones a empinar el codo a lo Ortega Cano en uno de los muchos bares que pueblan el casco histórico, o piérdete por la montaña. Hay muchas rutas que salen del pueblo, como la que sube hasta el poblado ibérico Cadira del Bisbe, la que llega hasta la ermita de Sant Mateu, o la que acaba en el mirador d'en Baldiri, con vistas a todo el Maresme, incluida una panorámica del Mediterráneo. Perfecta para acabar la excursión presumiendo de este rincón sin masificar en tus ‘stories’ con el mismo orgullo que Colón tras descubrir América.