Acompañamos de ruta paranormal a los cazafantasmas de Barcelona

Pocos sabrían llegar hasta aquí. De camino solo te imaginas dándote indicaciones a la chica de la curva. “La Casa del Hechicero”, la llaman. Daría repelús hasta a la niña de ‘El exorcista’. Tiene grafitis con monstruos inquietantes, flechas pintarrajeadas en las paredes que dirigen a “Satán”, incluso una silla de ruedas con telarañas de esas que en las pelis de miedo acaban estampadas contra alguien. Es noche cerrada, claro. La típica casa abandonada de terror en medio de la nada. Entran con deje rutinario dos treintañeros cargados de detectores a lo ‘Poltergeist’. “¡Hola!, ¡buenas noches!, ¡con permiso!”. David y Toni siempre saludan educadamente a los fantasmas al entrar en las casas encantadas como si fueran los Callejeros Viajeros de lo paranormal.  

“Los cazafantasmas de Barcelona”, los han bautizado. En redes son Caga2dos. Se han hecho virales en TikTok haciendo directos de sus salidas de ‘thriller’ por Catalunya. “Investigadores paranormales”, se resumen en su biografía. Apenas llevan 9 meses en redes y ya tienen vídeos con más de un millón de visualizaciones. En sus directos tiktokeros se conectan hasta 70.000 personas. “La familia”, que dicen ellos. Su grupo de Telegram ya casi alcanza los 600 miembros. 

Son David Monedero y Toni Jiménez. Cuando no van en busca de fantasmas, trabajan en la hostelería y en la obra. Son amigos desde la guardería. Dos adictos a la adrenalina y a Iker Jiménez. Empezaron de niños a ir de noche a sitios abandonados a grabar psicofonías. Lo siguen haciendo, ahora acompañados de hordas de tiktokeros ‘online’ y aparatitos que pitan, captan “presencias” y escupen voces de ultratumba. Montan al menos una salida en directo cada semana.  

“Hay una silla mirando para nosotros”. David y Toni señalan una ventana en ruinas al alumbrar la casa abandonada. “Parece que nos están viendo”. Dan mucha confianza antes de entrar, sí. Ahora mismo te sientes como la rubia que muere en los primeros 10 minutos de las pelis de ‘Scream’. Te rocían con un espray que huele a palo santo y te recomiendan recogerte el pelo (“puede ser que alguna energía te lo estire”). Te dan un “mel-meter” (“medidor cazafantasmas”, te chiva Google). “Si empieza pipipipipi es que hay algo”, advierten. Muy tranquilizador todo.  

“Estamos en la Casa del Hechicero, familia”. Empieza el directo de TikTok, hoy desde Cardona, a hora y bastante de Barcelona. Quien encuentra estos sitios es Toni, es un Google Maps de lo paranormal. Casi 300 tiktokeros se conectan nada más arrancar. Llegarán al millar en breve. Circularán 47.000 durante las dos horas de directo.

Rastreadores de fantasmas

La primera palabra que te aprendes de carrerilla a oscuras es Kinect. Es un sensor de la Xbox que ahora usan todos los investigadores paranormales para rastrear fantasmas. Esta les costó 200 euros de segunda mano. Ya las hay hasta en versión ‘app’. La pasan incluso por las estaciones de metro de Barcelona. “Siempre miramos en las vías porque es donde más salen –detalla David-. Se tira mucha gente”. Su rastreo paranormal en la estación de Sagrada Família lleva más de un millón de visualizaciones en TikTok. El lunes colgaron otro encontronazo en Plaza Espanya, y ya supera las 800.000. Lo que captan intenta comprar en una máquina, como el fantasma del metro de ‘Ghost’.  

Te pones delante de la Kinect y se te ve en formato muñeco de niño pequeño: se intuye en la pantalla una forma humana con palitos y puntos verdes. Pues capta igual –te prometen- a “entidades” que no se ven a simple vista. “Puede estar Juan”, comentan al entrar como si hablaran de un amigo de toda la vida. Ya es como de la familia. Se les aparece siempre, se ríen. 

Toni se para con la Kinect de golpe delante de una silla vacía. “¡Sentado, mira qué fuerte”. En la pantalla se ve uno de esos muñecos verdes justo en el hueco del asiento. “Está como triste, con la cabeza para abajo”. Los comentarios en TikTok empiezan a echar humo: “Es una mujer”, escriben. “Está enfadado”. “Es Puigdemont”.  

Toni lleva en la espalda la Ghost Bag, así la denominan. Incluye un K3 (un detector de campo magnético) y la Spirit Box, que vendría a ser una radio abierta que va haciendo barridos en busca de voces de ultratumba. Psicofonías en directo. “Te pueden llamar a ti”, te advierten entre risitas.  

Se habrán gastado 4.000 euros en equipo paranormal, calculan. Sin contar toda la gasolina que se chupan estas excursiones cazafantasmas. “Con lo que ganan en TikTok, de momento, solo se pueden pagar alguna salida.  

“No se preocupe, no le voy a hacer nada”. David tranquiliza a la “entidad” de la silla. Estos cazafantasmas hacen lo contrario que en las pelis: son ellos los que les dicen a los espíritus que no les tengan miedo. Siempre les hablan de usted. “Yo los trato como personas mayores –dice David-. No personas mayores -rectifica-, antiguas”. Podrían ser de la edad de Jordi Hurtado. “Vamos a ir a dar una vueltecita por la casa –le informan amablemente-. Si usted quiere acompañarnos, puede acompañarnos. Pero solamente por la casa”, especifica.   

Nada que ver con su nombre. No son nada cagados. Todo lo contrario. “Miedo no tenemos. Tenemos respeto”. ¿Por qué lo hacen? “Para demostrar lo que pasa de verdad”. No se creen muchos de los vídeos que circulan por TikTok: “Los peluches volando, las latas que levitan”, resoplan. A ellos como mucho les han abierto y cerrado puertas. ¿Qué les dirían a los que no les creen a ellos? “Venid con nosotros una noche”, responden. Ya lo llaman Caga2dos Experience, como la de hoy con los periodistas. Les habrán acompañado más de 30 personas. 

“¿Hay alguien aquí entre nosotros?”. “Podéis dar golpes. Podéis abrir y cerrar puertas”. Ya caminas esperando un susto con más resignación que el niño de ‘El sexto sentido’. “Mi compañero lleva un canal abierto a su espalda para que se puedan comunicar con nosotros”, informa David a los anfitriones. “¿Ves cómo empiezan a subir los picos del K3?”, te enseña la lucecita que ya roza el naranja.  

"Detectores de presencia"

Ahora sacan a Niko. Parece un robot de juguete. “Es un Rem-Pod, un sensor de proximidad”, puntualizan. “Detectores de presencia, digamos”. Llevan un arsenal. Empieza a sonar uno junto a una puerta como loco. Lo cambian por otro por si no nos fiamos. “¿Puedes volver a tocarlo?”, pregunta David al aire. Y empieza a sonar de nuevo la alarma. Y, de repente, una voz desde la Spirit: “Salid”. 

¿Su top paranormal? “El sitio más escalofriante, que casi nos abrazamos y todo, allí sí que nos cagamos, fue en el hospital de los tuberculosos (Anglés)". “¿Puedes abrir la puerta?”, preguntaban al aire”. “Sí”, respondía la Spirit. Pam,. “Ahora ciérrala”. Pam, portazo. “Parecía que había alguien detrás”.    

De repente, suena un golpe escaleras abajo. “¿Hay alguien? –grita David-. Lo malo es que venga alguien, esperemos que sean energías”. Se han encontrado de todo, resoplan. “Sangre con plumas”, muchos restos de rituales. En todos los sitios abandonados hay, dicen. Se han topado con jabalís, okupas, fantasmas de carne y hueso. “Nos vinieron 15 chavales con bates de beisbol: ‘Salid de aquí, os vamos a matar’”. A ellos les dan más miedo los vivos que los muertos. “Pero por descontado –dicen-. Los muertos, de momento, no nos han hecho nada”. 

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