40 años de 'Los supercamorristas', el gran tour de Jackie Chan por Barcelona

Este verano, o el 17 de agosto, para ser más precisos, se cumplen cuarenta años del estreno original en Hong Kong (a España llegó en 1985) de una película única: 'Los supercamorristas' (disponible, dónde si no, en FlixOlé), una sucesión de peripecias marciales de Jackie Chan y Biao Yuen… a lo largo y ancho de Barcelona y sus alrededores. Dirigida por Sammo Hung y con acción coreografiada por el propio Chan, tuvo una gran repercusión comercial en todo el Asia oriental y, con el tiempo, solo ha ido ganando generaciones de admiradores alrededor del mundo, en gran parte por lo curioso de su ambientación. Decir que es un prístino ejemplo de 'película de culto' quizá sea quedarse corto.

En la película se nos cuentan las aventuras imposibles, entre la comedia mema y la acción a todas luces virtuosa, de Thomas (Chan) y David (Biao Yuen), dos primos que se ganan la vida con una hamburguesería sobre ruedas (¿pioneros de la corriente 'food truck' barcelonesa?), y un tercer mosquetero, su colega Moby (el propio Hung), torpe investigador privado con la misión de encontrar a una mujer llamada Gloria y a su hija o hijo. Más pronto que tarde, los tres amigos chocan (un poco literalmente) con Sylvia (Lola Forner, Miss España 1979), carterista disfrazada de prostituta que deja medio atontados a los primos, en particular a David. Ella es la clave de la trama, una trama-excusa para encadenar chistes absurdos, caos motorizado sin trucos digitales y peleas cuyo delirio físico habría aplaudido Buster Keaton. 

El tour por nuestra ciudad es muy completo, aunque no escaso en lugares comunes. Al fin y al cabo, hablamos de una película que arranca con una imagen de la Sagrada Familia, donde más adelante (bien arriba, además, algo impensable hoy en día) se desarrolla una larga secuencia de revelaciones argumentales. La primera gran secuencia de acción, enfrentamiento de nuestro dúo dinámico con unos malotes moteros, se desarrolla en pleno Poble Espanyol. El mismísimo Laberint D'Horta hace las veces de lujoso hospital psiquiátrico: San Agapito.

Curiosamente, el Barri Gòtic es aquí, en parte, un barrio rojo iluminado por un neón de Mitsubishi, con quienes Chan tenía un acuerdo de colaboración desde los años setenta; también de esta marca es la furgoneta de los primos, una Delica (o L300 en Europa) customizada para la ocasión. En una memorable persecución automovilística, el 'food truck' de nuestros héroes huye de los malos por plaza Espanya (subiendo hacia Montjuïc), pasa por la Monumental, vuelve a plaza Espanya, surca Arc de Triomf y gira por el paseo de Colón. Antes, David, Thomas y Sylvia han estado haciendo 'skate' en el antiguo Parc de l'Escorxador, ahora de Joan Miró. Ella acaba precipitándose al estanque en hilarante cámara lenta.

Por otro lado, en la película también se avistan desde la Parròquia de Sant Cristòfol de Begues, zona por la que preguntan a David por Via Laietana (un poco lejos, queda a 45 minutos en coche), hasta la Abadia de Montserrat, donde se desarrolla una reunión de alto secreto como las que puede mantener Q con Bond. Cerca de allí se encuentran las cuevas del Salnitre de Collbató, un refugio ocasional habitado por un grupo de vagabundos. Es decir, se trató de aprovechar una amplia variedad de localizaciones únicas, además de talentos de por aquí: el mismísimo Agustí Villaronga sale acreditado como ayudante de dirección.

De su éxito en Japón surgió un juego de recreativos, aquí conocido como 'Kung-Fu Master', considerado capital en el desarrollo del género 'beat em up' (o 'yo contra el barrio') y que llegó a tener un papel importante en una película de Agnès Varda, 'El pequeño amor', originalmente llamada… 'Kung-Fu Master'. Todo lo bueno está conectado.