Escapada

Escondites de artistas: el bar del Delta donde Maria Climent busca un respiro

Hablamos con la autora de las aplaudidas novelas 'Gina' y 'A casa teníem un himne' sobre el bar Lo Mirador, en primera línea del Ebro  

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La escritora Maria Climent

La escritora Maria Climent / Carles Royo

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

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Cuando vivía en el barrio de Gràcia, la escritora Maria Climent (Amposta, 1985) podía plantarse en algún bar en busca de la inspiración. "A veces iba a La Rovira [Carrer de Rabassa, 23] con el portátil, cuando todavía tenía dos pisos, y pedía un café americano para tener la excusa de quedarme un rato. Algún artículo escribí allí", nos explica la autora de 'Gina' y 'A casa teníem un himne', dos novelas de notable repercusión, en parte por una prosa depurada, en parte por esos personajes femeninos tan divertidos, agudos e inteligentes como la propia Climent. 

Ahora vive en el Delta del Ebro, algo que pensó que no volvería a hacer cuando se marchó de allí a los 18 años. "Quería ver mundo e ir girando por diferentes ciudades de Europa. Pero pronto me di cuenta de que la vida adulta era dura y me quedé trabajando en Barcelona. Y llega un punto en que ya lo tienes todo hecho, en la ciudad, si no has encontrado pareja o un grupo de amigos con el que salir, cuando las amigas ya han hecho su vida, unas yéndose, otras con hijos. Ya no se quedaba entre semana para hacer birras como antes. Eso y que me lié con el que ahora es mi marido, que es de mi pueblo, todo sea dicho".

Sabía lo que le esperaba volviendo a las raíces. "Por el lado bueno: la calma, la proximidad, la familia. Por el lado malo: la falta de anonimato, la falta de acceso a actos sociales en determinados círculos… Pero bueno, ¡nada que no se pueda salvar con 200 kilómetros de carretera!". 

El único bar es único

Ahora, cuando necesita buscar la inspiración o, simplemente, un respiro, Climent no tiene muchos bares entre los que elegir. Lo Mirador (C/ Reis Catòlics, 40-42, Deltebre) es el único de la zona donde vive. "Mi casa está muy cerca, en la calle de arriba. Si queremos dar una vuelta sin coger el coche, es fácil acabar yendo al bar". Es el único, pero también es único: "Es un rincón realmente bonito, en primera línea del río, con una terracita con hierba y ambiente familiar. Se está muy bien". 

Maria Climent en el bar Lo Mirador

Maria Climent en el bar Lo Mirador / Carles Royo

Para lo que no le sirve es para escribir, pero en casa también se está muy bien. "Sobre todo por las mañanas, cuando la niña está en la escuela", precisa. Este nuevo pero conocido paisaje está afectando de forma natural a su forma de escribir. "Desde aquí miro el mundo y desde aquí lo explico", dice. "Su gente y su paisaje son lo que me rodea y, por tanto, también lo que me sirve de inspiración ahora mismo, que no viajo nada". 

La tercera novela

Sea como sea, no sabe si su siguiente libro estará ambientado en el Delta. Los lectores de Climent deben armarse de paciencia: ni siquiera ha empezado a pensar en él. Si finalmente fuera una historia con base en el Delta, o tuviera personajes ebrenses, habría dialecto, eso seguro. "No tendría sentido que no fuera así", dice en una defensa de la especificidad lingüística. "Igual que no tendría sentido que, con personajes de la Cerdanya o de Barcelona, se hablara ebrense. Para mí, el hecho de usar el dialecto no es más que una manera de describir a los personajes, cómo se expresan, cómo piensan y, en definitiva, cómo son. Al final, es el lenguaje lo que estructura el pensamiento".