QUÉ HACER HOY EN BARCELONA
Un día entre animales autóctonos y dinosaurios
El Poble Espanyol presenta 'Animalia, Inc' y 30 especies prehistóricas
Eduardo de Vicente
Periodista
En el Poble Espanyol siempre se preocupan por organizar actividades para todo tipo de edades con las que ocupar nuestro tiempo libre y llevaban ya unas semanas algo cabizbajos al tener que estarse de brazos cruzados debido a la situación sanitaria. Pero ahora que las circunstancias parecen haber mejorado no han querido esperar ni un minuto más para hacernos nuevas propuestas y, para celebrar la llegada de la primavera, han estrenado una decoración especial y nos han preparado dos atractivos montajes para disfrutar con los niños: el espectáculo Animalia, Inc (hasta el 24 de abril) y una exposición de gigantescos dinosaurios (hasta el 30 de mayo). Y, como de costumbre, podemos disfrutar de su arquitectura tradicional, sus grandes espacios al aire libre, el museo de arte contemporáneo y sus talleres artesanales. Atravesemos la puerta de Ávila y dispongámonos a pasar una entretenida jornada en familia (siempre cumpliendo todas las normas de seguridad previstas). Advertimos que para asistir a cualquiera de los dos hay que reservar hora previamente.
Títeres de madera de animales
Para empezar asistiremos a Animalia, Inc, la última idea de Sàndal Produccions, los creadores del delicioso Emotion (danza y acrobacias) o el original Els darrers dies de Gaudí (una obra de teatro participativa). Su intención consiste en mostrar la importancia de la biodiversidad y el respeto que debemos a los animales, los protagonistas de la función. Y es que denuncian que en Catalunya hay 19 especies en peligro de extinción y hay que protegerlas a toda costa. Al entrar en el espacio vallado situado al aire libre en la plaza Major entregan a los peques un cuaderno con preguntas que deberán completar a la salida. Si lo hacen, en el punto de información, les obsequiarán con un diploma de explorador.
El escenario está ocupado por tres tiendas de campaña, una regadera, un cubo, gorras de explorador, unas hierbas simuladas con madera, el mismo material con el que vemos a un ciervo. La trama es mínima y transcurre en un campamento donde los animales conviven en armonía con los humanos. Su principal atractivo consiste en ver cómo los tres actores manipulan hábilmente unos preciosos títeres de madera que representan a las distintas especies. Los primeros en despertarse son Julie (Iona Balcells), una cuidadora especialista en botánica, y el también ingeniero Antoine (¡anda!, como Griezmann, dicen los más futboleros), interpretado por Josep Sucarrats al ritmo de una música exótica.
La libre, la cabrita y el perro
Miran por los prismáticos, toman notas y juegan con el primer animal, una oca (con ruedas), Victòria, a la que persiguen con una sartén en la mano. No temamos, no la piensan cocinar, le están pidiendo que ponga un huevo y ella, obediente, lo hace. También conoceremos a una divertida liebre (Carlota) con sus imprescindibles saltos y juegan con la osa Bruna. La expedición recibe un mensaje importante, deben impartir una conferencia sobre la biodiversidad. Es la hora de despertar al último componente del grupo, Max (Marçal Bayona), biólogo y naturalista, el más informal, que nos recuerda a Jack Black.
Los tres cuidadores se entretienen interactuando con los animales, la cabrita Lola, el ciervo Grace, al que acarician, dan de beber y limpian las pezuñas o Aristòtil, el puput (la abubilla), e imitan su sonido mientras vuela. Pero el momento más divertido para la chiquillada es la aparición de Llamp, el perro, que, como su nombre indica, es muy veloz hasta el punto de que se les escapa y empieza a correr entre las sillas del público con los peques riendo a carcajadas. ¿Y la conferencia? Ejem, ejem. Dura una media hora y está pensado para niños hasta los ocho años. Una pequeña estancia en un lugar idílico para descubrir y conocer unos animales autóctonos convertidos en unas delicadas marionetas gigantes construidas artesanalmente.
Dinosaurios en movimiento
Damos ahora una vuelta por el Poble Espanyol descubriendo todos sus rincones hasta llegar al norte, a la gran carpa donde se encuentran los dinosaurios. Suele haber bastante cola, así que es recomendable llegar con tiempo. Por el camino, los más aburridos se entretendrán con una enorme figura de un Tyrannosaurus Rex poco antes de llegar o con un fósil enterrado en la arena de un velocirraptor. En la entrada nos dan la bienvenida y nos advierten de que veremos réplicas de una treintena de especies. La mayoría de ellas son animatrónics que están en movimiento, emiten sonidos, rugen o respiran y son enormes, miden una media de 3,60 centímetros.
El primero es el velocirraptor, más rojizo y peludo de lo que imaginábamos, al que sigue el amistoso braquiosaurio con su cuello largo y rodeado de vegetación (era hervíboro). A la derecha, en un gráfico nos muestran la línea del tiempo genealógico con las épocas en las que vivieron. El espinosaurio nos sorprende con su voluminosa cresta mientras vemos una escena de lucha entre tres alosaurus. El del medio está inmóvil mientras los otros dos lo atacan.
El reino del Tyrannosaurus
Seguimos con el triceratops, con sus cuernos y su forma parecida a la del rinoceronte, y con el temible dilofosaurio y su sorprendente cuello con doble cresta y que da un susto a más de uno. Como la mamá Tyrannosaurus Rex, que está rodeada de huevos pero lo mejor es fijarse en un ejemplar de bebé que sale de uno de ellos. El dimetrodonte destaca por su vela dorsal parecida a una aleta y, en lo alto, vemos a unos pteranodones en pleno vuelo. Más adelante hallaremos a otro de ellos frente a una pantalla y junto a un nido con dos huevos.
El hervíboro apatosaurio, el pequeño proceratop y el anquilosaurio, con su cuerpo acorazado, están reunidos en un mismo espacio y, tras ver otros ejemplos de T-Rex, contemplamos el esqueleto de un triceratops de 10 metros de largo. Por último nos aguarda la cabeza de un tiranosaurio que parece haber atravesado la pared y mueve peligrosamente las mandíbulas. Es el momento de que los peques se hagan la foto con él, aunque no las tienen todas consigo ya que temen que en algún momento les muerda. Así, entre animalitos amistosos y otros que no lo son tanto se nos ha pasado la mañana volando…
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