Abierto por vacaciones: restaurantes a los que ir en agosto en Barcelona

Aquí no se baja la persiana por vacaciones. Quedarse en Barcelona en agosto puede ser una penitencia, pero como decían los Monty Python: “Mira siempre el lado bueno de la canícula”. Porque si te gusta comer, la ciudad te recompensará con una buena lista de restaurantes que abren en agosto y en los que no te costará encontrar mesa. Hay de todo, cocina de producto, desayunos para dos, hamburguesas gourmet, guisos increíbles, tapas de calidad, cocina del Punjab… Las mejores vacaciones de tu vida (o algo así). 

1. Victoria asegurada

Producto bomba  

Menos estupideces canallitas, y más restaurantes como Can Ugal (Berlin, 19). En las filas de este nuevo espacio, opera un grupo de socios (Víctor Pardo, de La Bonaigua, entre ellos) que le rinde culto a la cocina de temporada y al sacrosanto producto. Dios mío, coronel, no siento las piernas después de zamparme la carrillera de atún con cremoso de patata y azafrán. Me zumban los oídos cuando rompemos la barrera del sonido con el cap i pota con callos; de los mejores que he probado. Todos a cubierto, que viene una ensaladilla rusa con huevo frito de antología. Y una terrina de ‘peus de porc’ con barretina de destrucción masiva. ¡Ráfaga de gambas de cristal! Esta guerra está ganada.   

2. Platos tremebundos

De rechupete

Hay cocina catalana. Hay estofados. Hay casquería. Pero todo pasa siempre por el filtro creativo de una cocina que renueva la tradición, apostando por la creatividad con ‘seny’. Tanta retórica para decir que Maleducat (Manso, 54) es uno de mis restaurantes favoritos. Sabores increíbles, platos para comedores de fondo, y todo tan bien hecho que no hay lugar al reproche.

Los tendones con merluza frita y piparras son colosales. La ensaladilla cremosa con suquet, gambas, huevo frito escondido y patatas paja dispara el mercurio. El rollo de rustido a la catalana es un invento diabólico. También la coca de crudo de calamar. Y ovación de 10 minutos después de comer a las espectaculares mollejas de la casa. Maleducat estará abierto hasta el 24 de agosto, no dejes los deberes para el último día. 

3. Tapas de agosto

La buena vida

Si hubiera un apocalipsis zombie, Rabbit’s (Ganduxer, 16) subiría la persiana igualmente. Cómo no va a estar abierto en agosto. Las tapas de esta casa son un buen antídoto contra el tedio canicular. En Rabbit’s se come y se comparte, es la gracia de un espacio que factura grandes éxitos con finura y producto. Puedes empezar con las anchoas y la croqueta Forrest Gump con gamba, uno de los íconos de su carta.

Puedes continuar con un clásico del verano: tomate raf con ventresca de atún y cebolla. Le puedes dar todo tu amor al carpaccio de solomillo con ralladura de foie y parmesano, por aquello de comer frío. Si te va el porno, es posible que termines en la cama con su pepito de ternera y su celebérrimo huevo frito con papas. Y si hay un apocalipsis zombie ahí fuera, que pongan el pestillo, que todavía queda sitio para la torrija. 

4. En carne viva

¡Más madura!

Si hablamos de madurar, mejor hablar de carnes, porque me consta que tú no tienes ninguna intención de hacerlo. Tu niño interior te pide una sesión carnívora, dos horas en un limbo disfrutón para olvidar que es agosto y estás en Barcelona.

La Madurada (Passeig de Maragall, 408) te recibirá en Horta con uno de los mejores muestrarios de piezas maduradas (y frescas) de la ciudad. Vista la calidad del producto, los precios parecen bastante contenidos. Y todo está rico, rico. Como el carpaccio de picanha, las croquetas de carrillera o la increíble empanada rellena de carne madurada. Y en los platos fuertes, muy recomendable el entrecot madurado, si quieres exquisitez, o el chuletón de la casa, si quieres ir a la guerra. Intenta probar el flan antes de volverte majara.  

5. Burger de verano

Gocho de agosto

Con este calorazo chamuscando pescuezos, solo faltaría que no pudieras saltarte la dieta por un día. Le estás plantando cara a la Barcelona de la canícula, diablos, solo por eso te has ganado una hamburguesa de las buenas. La Real (València, 285. Doctor Trueta, 218) tiene la persiana abierta y la parrilla encendida por vacaciones. Acomódate y déjate mimar por una carta con producto fresco de proximidad procedente del Ninot.

Destaca La Real 2.0, con doble disco de carne de vaca vieja, mermelada de bacon, queso cheddar y crema de cheddar gratinada en el pan. Hay una con queso Raclette, también una trufada, pero a mí me pirra la Smash, con doble disco de ternera aplastada (puedes hacerla triple), cheddar, mantequilla, pepinillos, cebolla roja y salsa de la casa. Toma nota para los entrantes: la cebolla crujiente bien podría convertirse en tu canción del verano. 

6. Punjab-BCN

Especia protegida

Contra el calor, especias. Contra el calor, Baby Jalebi (Martínez de la Rosa, 71. Gran Via, 450). En este restaurante, la cocina del punjab paquistaní se muestra en su faceta más casual y callejera. Cortita y al pie. Platos para compartir preñados de sabor, que invitan al remoloneo y propician intensos barridos de salsa con el naan, ese pan delicioso, apetitoso y recién horneado que necesitarás siempre a tu vera.

La okra frita, las samosas y las pakoras serían un buen comienzo. Atención a los burgers exóticos. Y que no falten nunca el butter chicken y/o el pollo tikka massala en el centro de la mesa. Por cierto: sección vegetariana llena de caramelitos, para solaz de los enemigos de la carne. Tu viaje de agosto. 

7. Platillos al sol

Corre hacia la luz

Cuando subas al rooftop del hotel Sonder Casa Luz (Rda. Universitat, 1) y accedas al restaurante comandado por Tomàs Abellan, sentirás un chute de vitamina D que mataría del susto a Nosferatu. Rodeado de ventanales que dejan entrar la luz del día y ofrecen una impresionante panorámica del centro, Casa Luz siempre cumple gracias a una cocina desenfadada de temporada, y a una selección de vinos naturales muy seria. El calamar encebollado, el atún con piñones y el tartar de tomate son tres opciones veraniegas a rabiar.

Y si quieres terminar con fuegos artificiales, el arroz cremoso de gamba y el flan de la casa tienen toda la pólvora que necesitas. ¿Te apetece cenar al aire libre? Siempre puedes sentarte en la preciosa terraza, disfrutar de la brisa nocturna y quemar la batería del iPhone fotografiando a tu pareja con las luces de la ciudad de fondo.  

8. Desayuno con slap

Morning glory

El desayuno es la comida más importante del día. Mentira, pero vamos darlo por bueno, porque el precioso Hotel Brummell de Poble Sec (Nou de la Rambla, 174) se ha aliado con la factoría Funky para que empieces el día como un Miura. Desde primera de la mañana hasta bien entrada la tarde, podrás encontrar en el relajante patio interior del hotel los hits de panadería de la escudería Funky, con esos danish deliciosos y esos babka de campeonato, amén de otros iconos de la casa.

Lo mejor es lo que pasa de 8 a 11 h de la mañana, pues Funky ha ideado el Baker’s Breakfast, un combo desayunil para dos personas (mínimo) que huele a cita perfecta: cruasán, pan , selección de quesos , aceitunas aliñadas, embutidos, ‘mel i mató’, granola, mantequilla, mermelada, frutas y verduras de temporada, y huevos pasados por agua. Todo regado con café de especialidad Nomad (el de filtro es ilimitado) y zumo de naranja. A quien madruga…

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