Oasis urbanos

3 terrazas de Barcelona que cotizan alto en verano

Empieza la temporada de codazos para encontrar hueco para comer al aire libre. Reserva estas terrazas con tiempo

La terraza del Bar Alegria.

La terraza del Bar Alegria. / Instagram

Òscar Broc

Òscar Broc

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Las terrazas se desperezan con el calor. Desde la pandemia que le tenemos unas ganas terribles a esto de cenar al aire libre, y ya ha empezado la temporada de codazos y sudores para encontrar hueco en muchas de ellas. Especialmente en las terrazas con buena localización, pero mejor mesa. Las que nos interesan.  

En Sant Gervasi, el colmado Wilmott (Calvet, 28) de Eugeni de Diego juega con dos ases en la manga: como es un local esquinero, tiene una terraza en la calle Calvet y otra, más cuqui, en Avenir. A cualquier hora del día verás a alguien comiéndose la vida a dentelladas, a la fresca. En hora punta, seguramente tendrás que sacrificar una cabra para encontrar hueco. Normal. La cocina catalana/española de este sitio tiene una relación calidad-precio muy respetable. Mi pincho de tortilla favorito les pertenece. Uy, ese salpicón de langostinos con cebollita aliñada. Y esa ensaladilla rusa de campeonato. Y ese fricandó y esas albóndigas, por Dios, paradme. 

La entrada del Colmado Wilmot.

Una de las terracitas del Colmado Wilmot. / Ferran Nadeu

Y nos vamos a la otra punta de la ciudad, Poblenou, a otra terraza que cada vez cotiza más a la alza. Henry’s Cocktail Bar (Llacuna, 92) se ha ganado rápido el corazón de los locales, que abarrotan su exterior por la tarde-noche y repostan a base de cócteles de autor, una de las especialidades de un garito que parece sacado de una viñeta neoyorquina. No en balde, lo suyo es el 'fast food' americano de calidad. La 'smash burger', el bun de pollo frito y los 'hot dogs' dejan muy claro que va a lo seguro y lo hace muy bien. Los 'snacks' son tan deliciosos como su original terraza, sembrada de sillas plegables que recuerdan a las de los jubilados en Florida cuando van a la playa. Un mirador al Poble Nou más auténtico; el lugar perfecto para sorber los frozens de la casa: granizados con misterio pa la peña. 

Y ahora que está a punto de celebrar sus 125 años de vida, es justo reivindicar el Bar Alegría (Comte Borrell, 133) y su siempre cotizada terraza. Los farolillos, el toldo anaranjado con el logo, las mesas de mármol… Es una de las terrazas más reconocibles de la ciudad. El comensal está bien resguardado, pero a la vez es un espectador privilegiado del ajetreo del cruce Borrell-Gran Via. Además, si a la ecuación añades una cocina y una bodega de primera categoría, la victoria está asegurada. -       

 En Alegria todo es placer. Empezando por la cuidada selección de vinos naturales y acabando en su carta de tapas y platillos para disfrutones compulsivos. No pedir la tortilla trufada, el bikini de Carles Abellan, la tosta de anchoa con mantequilla ahumada o el flan debería estar tipificado como delito.