Toma pan y moja

Este es uno de los mejores ingenios pasteleros de Barcelona

Esta pastelería de Gràcia lo peta con su flan hojaldrado y triángulos de cruasán

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El flan Morreig.

El flan Morreig. / Instagram

Òscar Broc

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Ejercer de 'flâneur' en Gràcia suele tener jugosas recompensas. Me pierdo por el barrio y acabo en la calle Verdi una tarde de lunes. Las musas graciencas me llevan en volandas hacia Morreig (Verdi, 25), una pastelería cuyo nombre está a la altura la sensualidad de sus masas dulces fermentadas. No es fácil volver al mundo real cuando te ves cara a hojaldre con los hits de la casa. 

Liderada por el maestro de pastelería Matthieu Atzenhoffer, Morreig es una cosa muy seria. La calidad y creatividad de sus dulces y helados está fuera de toda duda. Pagarás un poco más, pero comerás bollería de inspiración francesa de altas prestaciones, no el cartón mojado que se impone en la mayoría de cafeterías-degustación barcelonesas. 

Me llevo a casa uno de los mejores ingenios pasteleros que he masticado este año. Es el flan Morreig, un pequeño Coliseo hecho con masa hojaldrada, en cuyo interior descansa un lago de flan avainillado, un magma que se desparrama en el plato cuando lo pasas a cuchillo. Y no empalaga. La calidad del hojaldre, la sublime caricia del flan, la fermentación de la masa, está todo tan equilibrado y apetitoso que te arrojarías a él desde un trampolín de 50 metros. 

Compro también una de las piezas más icónicas de la casa. Es el triángulo, un artefacto hipnótico que se presenta en distintos disfraces y rellenos. La historia tiene poco secreto, pero mucha miga. He aquí un trígono hecho con exquisita masa de cruasán, relleno con cremas artesanales y coronado con toppings de calidad. El de pistacho tiene pinta de ser la estrella de la función, pero me decanto por el de mascarpone y café, una pirámide crujiente, esponjosa, imperial. 

Me cuentan en Morreig que sus bocadillos de brioche con helado son morrocotudos, pero esa, querido padawan, ya es otra historia.  

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