Ideas gastro

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Pescado y marisco frescos en el restaurante El Camarote d’en Tomàs, en Barcelona

Pescado y marisco frescos en el restaurante El Camarote d’en Tomàs, en Barcelona / Cedida

Òscar Broc

Òscar Broc

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Vale ya de tanto chuletón madurado, cambiemos el dial y ajustémonos a la vibración del estío. Al igual que las bicicletas, el pescado y el marisco son para el verano.

La oferta de Barcelona es amplia y diversa, y para eso estamos, para ofrecerte una lista de restaurantes en los que disfrutar de estos ingredientes en distintos formatos y precios. Un paraíso de lubinas, navajas, anguilas, rodaballos, percebes, gambas… Y lo más importante: nadie te juzgará cuando hagas más ruido que una Ducati al chupar las cabezas.  

1. Barceloneta 2.0.

Sin paellas

En el núcleo duro de la Barceloneta ha reabierto Casa Costa, un clasicazo de la vieja Barna que, después de superar la pertinente cirugía, retoma la tradición desde una respetuosa óptica actual. Son unos valientes. Han optado por una estética coherente y con guiños al pasado en una zona en la que el estilo es un bien escaso. Y han puesto en juego una carta que va de cara, sin concesiones al turismo Paellador. Casa Costa no tiene paellas u otros arroces en su oferta culinaria. Lo suyo es una cocina placentera de raíces catalanas y mediterráneas, con excelente producto, y los inevitables guiños al mar, que por algo su terraza está delante de la playa.

Uno de los platos de pescado del restaurante Can Costa, en Barceloneta

Uno de los platos de pescado del restaurante Can Costa, en Barceloneta / Cedida

Es la resucitación de un legendario espacio esquinero con muchos nombres (Casa Costa, Pinxo, El Deporte…), a través de platos tan especiales como las gambas de cristal con huevos fritos, a mi modo de ver, el hit de la casa. Me vibran las orejas con la croqueta de mejillón tigre, los pies de cerdo con gamba roja y los espárragos con anguila. Celebro huir del arroz y terminar con pescado: una lubina perfectamente braseada, acompañada de una vinagreta mediterránea con albahaca, alcaparras, tomate y olivada. La Barceloneta que me gusta. 

Casa Costa. Baluard, 124.


2. Marisco 'old school'

Segunda vida 

El material reposa en el mostrador y ya ves que esta gente va muy en serio. Ya sabes que se va a liar parda. El Camarote d’en Tomàs encara una segunda vida con una nueva gerencia que ha mantenido intacto el espíritu y encanto precedentes. Decorado como si fuera un camarote, este restaurante maneja pescado y marisco fresco de una calidad suprema. A menos que seas Ángel León, déjate aconsejar por la jefa de sala (y copropietaria) Núria Espallargas: ella te guiará hacia las mejores piezas.

Pescado y marisco frescos en el restaurante El Camarote d’en Tomàs, en Barcelona

Pescado y marisco frescos en el restaurante El Camarote d’en Tomàs, en Barcelona / Cedida

Los fans de toda la vida te dirán que la esqueixada de bacalao es obligatoria. Lo confirmo. Los percebes están para morirse. Las gambas a la plancha y las navajas me piden matrimonio al unísono. Tocan poco el producto (plancha o horno) y hacen bien. Lo constato en el rodaballo al horno que aterriza en la mesa, tan perfecto y delicioso que repaso las espinas con cara de loco ¿Soy el único que oye cantar a Marisol? Háblame del mar, marinerooo... 

El Camarote d’en Tomàs. Lleida, 3.


3. Pesca en el Poblenou

Lonja catalana

Tradición y fiabilidad. Els Pescadors es la iglesia del pescado y el marisco. En este negocio familiar siempre ha mandado el producto. El muestrario de pescados de lonja provoca infartos: hay días que pueden tener unas 15 variedades.

En Els Pescadors triunfan los chipirones de Sant Carles de la Ràpita salteados. También el ‘gall de Sant Pere’ con mantequilla negra y la lubina a la sal con espinacas. Del horno salen besugos y dentones de entidad. Y no le restemos importancia a su terraza señorial en la plaza Prim del Poblenou: ahí se ha vivido sobremesas más largas que una peli de Martin Scorsese. 

Els Pescadors. Plaça Prim, 1.


4. Gràcia marinera

Marisco casual

Si comes tanto marisco como Julio Iglesias, pero estás hasta el gorro de bajar a la Barceloneta, la solución a tu problema del Primer Mundo bien podría ser Lluritu. Tiene dos restaurantes en tierras de Gràcia, páramos exentos de turistas con flotadores de unicornio, y se ha convertido en el ‘place to be’ si te apetece comer excelente marisco y pescado, a precios no insultantes.

En esta marisquería “desenfadada” con plancha y brasa vuelan platillos de ‘gambeta’, mejillones, zamburiñas... La ensaladilla con anguila nunca falla. Ep, nano, ¡moll y sepionets para la peña! Me dice una fuente que tienen en carta una tortilla de patata con gambas de traca. Ya estoy saliendo de casa. 

Lluritu. Torrent de les Flors, 71.

Lluritu. Virtut, 11.


5. Marisco en el centro

Gambas y cócteles 

Una marisquería moderna. Se llama Batea y está en el centro de la ciudad. Es el restaurante perfecto para disfrutar del marisco y el pescado en formatos creativos, pero sin pasarse. La carta de Batea se sostiene en el mar, aunque tiene sitio para la carne (ojo al pato). Y es un joyero que cambia de colores al ritmo del producto de temporada.

La mariscada fría, con una degustación de delicatessen marineras, es el perfecto entrante para lanzarse luego a locuritas como los ravioli de cocido con gamba roja y suquet, la mítica tortilla de Betanzos con puntilla o el nuevo plato que me recomendó el chef Manu Nuñez: calabacines, langostino de Vinaròs, tarama ahumada y pistachos. Por cierto, es uno de los restaurantes con mejor coctelería de Barcelona. 

Batea. Gran Via, 605.


6. Delta force

Ebro, luego existo

El producto del Delta del Ebro alcanza su máximo potencial en la cocina de Xerta. El restaurante sigue firme en su misión de poner la gastronomía de las tierras del Ebro al más alto nivel. Pruebo bocados de enorme entidad, muchos de ellos incluidos en las distintas opciones de menús degustación (60 euros el más barato).

Alta cocina con guiños al territorio, platos con historia que llegan a la mesa en mejilloneras o pequeñas casas de pescadores del Delta. El canelón de cangrejo azul. Las navajas. Al atún marinado con lubina y caviar. El arroz de ortigas con anguila ahumada y hueva maduradas en miso. El juego de chapadillos con anguila, tenca y lisa... Todo espectacular. Servicio de salsa de altura. 

Xerta. Còrsega, 289.


7. Pez en barra

Plancha es Castilla

Alexis Peñalver de la Pubilla se hizo con las riendas de esta barra ubicada en el mercado de La Llibertat en Gràcia. Y no se complicó la vida. Lo que encontrarás en este bullicioso rincón es pescado y marisco de calidad, de la parada a la plancha. Cocinado sin tonterías, si así lo quieres, o con toques creativos y cocina catalana de cuchara, si hay hambre.

Sus sardinas rellenas de picada son bien conocidas por los fieles. El marisco a la plancha está para chuparse los dedos. Fuera de carta, una flor de calabacín con brandada extraordinaria. Y que no falte una ración de gamba roja, que mañana se podría acabar el mundo, diantre.

Hermós Bar de Peix. Mercat de la Llibertat (plaça de la Llibertat, 27)


8. Aperitivo andaluz

Salazón imposible

Ahumados, salazones, encurtidos, a los fans del aperitivo marinero solo puedo decirles que se dejen caer por El Villa, en Gràcia. Lo primero que hay que hacer, antes incluso de dar los buenos días, es pedir sus boquerones en vinagre de la casa: bombásticos. El pulpo seco, la mojama de atún y las sardinas ahumadas: necesarias.

En Poble Sec, La Chana también juega con mojama de otra galaxia, su cometido es reproducir el feeling de una taberna de Sanlúcar. Y lo consigue gracias a su variedad de salazones marineras gaditanas, ortiguillas y el mejor cazón en adobo que he probado en mi vida: palomitas andaluzas. 

El Villa. Martínez de la Rosa, 27.

La Chana. Poeta Cabanyes, 8.

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