Toma pan y moja
Llega a Barcelona el cirqloo: ¡la rosquilla con guisos en su interior!
Son dónuts con platos dentro: desde carrilleras hasta gambas de Palamós. Es un invento catalán
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![Cirqloo relleno de gamba roja de Palamós, acompañado con suquet de azafrán.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/5c41a5a6-1445-493f-9345-b65a73639fee_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Cirqloo relleno de gamba roja de Palamós, acompañado con suquet de azafrán. / Cirqloo
Parece mentira lo que puede dar de sí un invento tan simple como el dónut. Hace ya tiempo que la rosquilla ha salido de las pastelerías para colarse en hamburgueserías e incluso restaurantes de alta cocina: todavía recuerdo el donette de foie de L’Antiquari o el bikini de donut de La Bikineria. Pues cuando ya todo parecía dicho en este formato, llega un requiebro que servidor no se esperaba: el criqloo. Y es un invento catalán.
En el mostrador de la tienda Cirqloo del Eixample (Aribau, 156) reposan los protagonistas de la peli como si fueran joyas: a primera vista parecen dónuts, pero se llaman cirqloos y son unas rosquillas artesanales con giro gastronómico en sus adentros. El relleno de estas piezas bien podría figurar en la carta de cualquier restaurante: rabo de toro, carrillera de cerdo ibérico, gamba de Palamós, panceta de cerdo Duroc, calamares encebollados en su tinta…
![Surtido de cirqloos: los hay de rabo de toro, carrillera, gamba de Palamós, panceta y calamares.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/2a611bac-2a67-4c80-9cc7-169249d97748_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Surtido de cirqloos: los hay de rabo de toro, carrillera, gamba de Palamós, panceta y calamares. / Cirqloo
Redondo y relleno
Los cirqloos son donuts con platos dentro, rosquillas con guisos, marisco o cerdo de calidad. Todas las piezas se elaboran diariamente desde cero. La masa de la rosquilla se construye sobre buenos ingredientes de proximidad y se somete a una doble fermentación. Los rellenos se trabajan también en el obrador de la casa y compruebo que están bien cocinados. Cada unidad, además, viene con una salsa adecuada a su relleno, un cubilete para dipear o bañar el criqloo, hacerlo más placentero y darle un necesario toque de untuosidad.
Le doy un golpe de horno al de calamar, al de rabo de toro y al de carrillera, y me topo con un invento loco y arriesgado, pero sorprendente, gratificante en boca, y bien ejecutado. Mojado en la salsa casera, esta rosquilla gastro te lleva a un limbo gastronómico curioso, a medio camino entre el 'street food', la bollería y la cocina tradicional. Solo falta que la gente se atreva a entrar en el círculo.
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