las mesas más cotizadas

Terrazas mágicas de Barcelona

Imprescindible enterrar el reloj antes de acomodarte. Estos espacios al aire libre responden a un doble credo: la buena vida y la buena mesanos. 

Las ensaladillas rusas que tienes que probar

Los bocadillos más sorprendentes

Neri

Neri / Jordi Otix

Òscar Broc

Òscar Broc

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Te suda tanto el cogote que llevarías una toalla en la nuca todo el día, como si fueras un boxeador. Necesitas que te dé el aire, pero no el acondicionado, el de verdad. Barcelona te espera con un ejército de terrazas para respirar, reír, procrastinar, comer y beber como Dios manda. Patios interiores, 'rooftops', terrazas clásicas, si quisieras podrías pasarte todo el verano saltando de una a otra sin repetir. Para que no te entre el síndrome Netflix, On Barcelona se encarga de prepararte una selección con espacios al aire libre que solo responden a un doble credo: la buena vida y la buena mesa. De la falda de Montjuïc a la misma línea de playa. De arriba abajo o viceversa. El asunto es sobrevivir a la canícula plantándole cara, de tú a tú, o como decía María del Monte: a la sombra de los pinos. 

1. Dimensión Neri

Pasado imperfecto 

A pesar de las hordas de turistas que la visitan cada día, la plaza de Sant Felip Neri conserva intacto su magnetismo. Los agujeros de metralla en las paredes, la fuente central, la iglesia barroca… Las líneas que nos conectan con el pasado de Barcelona son perfectamente visibles en este enclave telúrico, especialmente de noche, desde la terraza del A Restaurant (plaza de Sant Felip Neri, 2), perteneciente al hotel Neri. Pocos miradores barceloneses destilan tanto encanto y ofrecen imágenes tan maravillosas. En la carta, producto de calidad y cocina creativa sin desvíos extraños. El combo de tomates con helado es un regalo para estos días de calor. La croqueta de pato es un hitazo. Ostras impecables. El pescado del día, excelentemente braseado, reposa en un lecho de ñoquis de azafrán. Culmino la experiencia con una golosísima tarta de queso caliente con sorbete, y que no se rompa la noche, por favor, que no se rompa. 


2. El bosque animado

Pasta y clorofila

Espejismo ajardinado en la Diagonal: Bosco de Lobos. 

Espejismo ajardinado en la Diagonal: Bosco de Lobos.  /

La terraza ajardinada de Bosco de Lobos (Diagonal, 605, interior) es un espejismo en un desierto de asfalto. Escondida en los bastidores de la Diagonal, se aparece al peatón errante cual imagen mariana; un paraíso donde las manecillas del reloj se adormecen. La vegetación y los parasoles mantienen a raya los fotones, es posible que píe algún pajarillo, el 'groove' es relajado, el marco perfecto para disfrutar de una carta con platos italianos reconfortantes. Las pizzas (crujientes) son de notable, y las pastas no pueden faltar en tu selección. Mezzi paccheri con tomate, burrata y n’duja pa’ morirse. Tagliolini con anchoas, limón y pepperoncino, para los amantes de los sabores potentes. Croquetas a la carbonara si la gula te puede. Obligatorio desabrocharse el primer botón de las bermudas y mirar al firmamento con media sonrisa de felicidad en la jeta. 


3. Remanso en el Gòtic

Macarrones a la fresca

Terraza interior del Contraban.

Terraza interior del Contraban. /

Más de uno vendería su alma por tener en su casa la terraza interior del restaurante Contraban del hotel Wittmore (Riudarenes, 7). Resguardado de la canícula. Presidido por una pared vegetal que se eleva en vertical como el monolito de ‘2001: Odisea en el Espacio’. Con unas cristaleras que te permiten fisgonear en el comedor interior. La luz del día, colándose por un tragaluz casi divino. Y una carta con un plato que enamora a la primera dentellada: los macarrones del cardenal con secreto ibérico. A partir de ahí la cocina de Alain Guiard se despliega en forma de platos con producto de proximidad que piden a gritos ser disfrutados: los tomates de temporada con burratina, el canelón de rustido, el carpaccio de cigala

Roig Robí , un oasis para citas románticas.

Roig Robí , un oasis para citas románticas. /

Si buscas oasis de interior, tampoco puede faltar en tu 'wishlist' el restaurante Roig Robí (Sèneca, 20), tan conocido por su cocina catalana de autor como por su terraza interior, un oasis para citas románticas de los que ya no quedan. Como decía Luz Casal: loca por volver.  


4. Solarium 'deluxe'

Vistas urbanas

Casa Luz. 

Casa Luz.  / Instagram

El nombre es categórico: luz. Mucha luz. La palabra 'rooftop' se queda corta para definir la terraza que Casa Luz (Rda. Universitat, 1) tiene en lo alto del hotel Casa Luz, valga la redundancia. Los rayos de sol bañan un mirador urbano con unas vistas panorámicas del centro de Barcelona que pondrían los dientes largos a Spiderman. Y por la noche, el espacio se convierte en un refugio de valor incalculable para el bon vivant. En la mesa, manda el producto y una cocina mediterránea con destellos de autor para todos los públicos. Si vas a lo seguro, la tortilla de patatas trufada, el bikini con jamón ibérico y mozzarella, el lomo de atún y el flan familiar de la casa te sacarán del apuro. Asegúrate de tener la tarde libre si vas a comer: lo de acabar el postre y largarte no es una opción cuando estás tan cerca del cielo


5. Por la tocha

Nigiris surrealistas

Una de las terrazas más bonitas de Barcelona: Gala. 

Una de las terrazas más bonitas de Barcelona: Gala.  / Instagram

El restaurante Gala (Provença, 288) es una avalancha de estímulos visuales. Se inspira en el universo de Dalí, parece sacado de un cuento fantástico y seduce a 'influencers' con el tiovivo de la entrada, uno de los escenarios más queridos por la 'troupe' del postureo. Pero lo mejor de Gala es su terraza-patio interior, posiblemente una de las más bonitas de Barcelona. Los árboles protegen las coronillas del personal y se curvan sobre una fuente central con unas narizotas de cuyas fosas brota el agua. La cocina está a la altura del derroche: carnes, ceviche, tataki, sushi, tapas y pastas de calidad ponen el broche a una experiencia satisfactoria de narices. Perdón por el chiste. 


6. Top secret

Ciudad jardín

El bosque urbano del Alice Secret Garden. 

El bosque urbano del Alice Secret Garden.  / Instagram

Sería una temeridad discutir la supremacía de Alice Secret Garden (Pau Claris, 90) cuando se habla de terrazas con vegetación. El abrazo del verdor es tan intenso que no sabes si estás en una terraza con jardín o en un jardín con terraza. Cuando te adentres en el local y accedas al bosque urbano, ubicado en el típico interior de manzana del Eixample, te olvidarás de que te ha tocado ser presidente de mesa el 23J. Plantas y árboles envuelven a la clientela, arrojan sombra sobre el mobiliario 'vintage' y le dan a la estampa un aura irreal. Brunch, tardeo, merienda, comida, cena, en el jardín de Alicia hay seta gigante -no es broma-, tartas cojonudas y medicinas gastronómicas para cada hora del día. Si ves al gato de Cheshire entre los arbustos, acaríciale el lomo. 


7. Aquí sí hay playa

Arroz al mar

Can Fisher: arroces con vistas a la playa del Bogatell. 

Can Fisher: arroces con vistas a la playa del Bogatell.  / Instagram

Excelentes arroces y no menos excelentes vistas a la costa. en Can Fisher (avda. Litoral, 64), las paellas rugen en los fogones y las gaviotas ponen la banda sonora a las postales que ofrece la playa del Bogatell. En esta arrocería-marisquería de nuevo cuño es demasiado fácil dejarse llevar. La brisa marina se cuela entre las mesas, la línea del mar te relaja el ceño, los biorritmos descienden en picado y vuelan los arroces: negro, caldoso con bogavante, del señorito, que no pare la fiesta del grano. Y que no falten los entrantes, el pescado de lonja y el marisco, claro. Si el vino blanco sube la temperatura, siempre podrás lanzar las chanclas al aire, pegarte una carrerita y remojar las posaderas en el mar. Chof. 


8. Lejos del ruido

Pizzetas a la sombra

La casa con jardín del Café Chandigarh.  

El Café Chandigarh ocupa una casa con jardín.   / Instagram

Si Barcelona te mata, la terraza de Café Chandigarh (avda. de Esplugues, 105) te devolverá a la vida más rápido que una inyección de adrenalina en el pecho. Ocupa una casa con jardín en los confines de Pedralbes, un espacio con un interiorismo exquisito inspirado en los años 50 y rabiosamente instagrameable. Y cuenta con un amplia terraza arbolada que masajea tu alma con suma delicadeza; una de las más bellas de la ciudad. En la carta, confort a cascoporro, platos saludables con presencia vegetal (rica la berenjena), pastas de calidad, pizzetas espectaculares y carnes en distinto formato (delicioso 'steak tartar'). Imprescindible enterrar el reloj antes de acomodarte.   


9. Diez años con vistas

DJs versus arroces

La cotizada Terraza Pulitzer.

La cotizada Terraza Pulitzer. / Instagram

El hotel Pulitzer celebra el décimo aniversario de su cotizada terraza (Bergara, 8), un espacio diáfano y solicitadísimo en los meses de calor, que ha tenido a bien cuidar su programación de DJs y directos hasta convertirse en un pequeño paraíso musical para artistas locales emergentes. Además, para celebrar su cumpleaños, ha recuperado algunas de las tapas más icónicas de su recorrido vital y ha programado interesantes conciertos sorpresa.

Un balcón de lujo: Terraza Martínez.

Un balcón de lujo: Terraza Martínez. /

Lejos del Pulitzer, en la falda de Montjuïc, otra terraza de éxito celebra también 10 años de andadura. Es la Terraza Martínez (carretera de Miramar, 38), un balcón de lujo con vistas panorámicas del puerto y la línea marítima de Barcelona. El restaurante elegido por Obama durante el terremoto Springsteen es más fiable que un motor alemán. Toca muy poco un producto supremo, borda el arroz como si fuera alta costura, dispone de excelentes carnes y no da tregua en los entrantes. Además, ha diseñado un menú especial para celebrar el décimo aniversario. La huida que no lo es: Martínez es salir de Barcelona sin salir de Barcelona. 

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