Toma pan y moja

Adiós, Pinotxo, por Òscar Broc

El histórico Pinotxo de la Boqueria de Barcelona se ha traspasado. Con Juanito se acaba una forma de entender las hostelería. Más que un bar, era un estado de ánimo

Pinotxo

Pinotxo / Barcelona 02/12/2020 BarcelonaReportatge Bar PinotxoRetrat a JuanitoAUTOR: JORDI OTIX

Òscar Broc

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Muchos pensaban que era culpa de las obras que se están realizando en el mercado, unas obras que han obligado al Quim de la Boqueria a cerrar hasta el 27 de marzo. “Será temporal”, decían. Pero los peores augurios se han hecho realidad: el Pinotxo se traspasa. La fiesta terminó. Al parecer, desavenencias familiares han sido el detonante de lo impensable. Después de la jubilación de Juanito Bayén, el bar estaba en las mejores manos, funcionaba como siempre lo había hecho, lo que hace todavía más doloroso su precipitado adiós. 

La Boqueria ha perdido parte de su alma, quizás por eso, y con razón, el mercado ha reclamado que el Ayuntamiento le conceda a Juanito Bayén la Medalla de Oro. Con él se acaba una forma de entender las hostelería. Pajarita, chaleco, sonrisa permanente y fotos para cualquiera que pidiera inmortalizarse junto al maestro. Pese a constar en todas las guías, convivir con el turismo y asumir el retiro del maestro, la barra del Pinotxo nunca perdió su esencia: más que un bar, era un estado de ánimo

El alma de la Boqueria

Desconozco qué pasará con el local. Mantener el nombre sería, a mi modo de ver, un error. Sin la familia que le daba vida detrás de la barra, es imposible que el Pinotxo vuelva a ser el Pinotxo. Tanto da que mantengas los platos más icónicos; los garbanzos con morcilla y el ‘cap i pota’ no sabrán igual sin el factor humano que le confería al bar gran parte de su magia. 

La Boqueria se enfrenta ahora a un momento crucial para su maltrecha identidad. Pinotxo era un símbolo de resistencia ante la pujanza de los zumos y los conos de embutidos para turistas. El mercado y la ciudad se quedan sin un emblema que reivindicaba una Barcelona en peligro de extinción. Dicen que cuando pierdes un brazo o una pierna, sigues sintiéndolo aunque no esté ahí. Estoy convencido de que la Boqueria seguirá sintiendo el Pinotxo durante mucho, mucho tiempo. 

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