El semáforo de El Mundo Today

El Mundo Today | Una familia lleva cien años esperando a que terminen la Sagrada Familia para reformar su piso

La actualidad del mañana de Barcelona de El Mundo Today

Deja a su abuela esperando cinco minutos en la calle en Barcelona y al volver se encuentra con que es un Vivari

Vista de la Sagrada Família des del carrer d’Aragó. | JORDI OTIX

Vista de la Sagrada Família des del carrer d’Aragó. | JORDI OTIX / carles cols

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Obras

Obras

Los Soldevilla, una familia del barrio de Sants, llevan cien años esperando a que los obreros de la Sagrada Família terminen de construirla para que empiecen de una vez con la reforma de su piso. Cuando fueron contratados en 1924, los obreros dijeron que tenían que acabar un trabajo y enseguida se pondrían con la reforma de la vivienda, pero ha pasado un siglo y los Soldevilla siguen esperando. 

Taza I love Barcelona

Taza I love Barcelona

Estas tazas que declaran su amor por Barcelona son peligrosas porque hay días que uno se levanta y va a trabajar y el metro está averiado y el siguiente va lleno de gente y, cuando se baja, la estación tiene goteras, y resbala y se cae, y al salir a la calle hay demasiados turistas y caminan lento y te hacen llegar más tarde a la oficina. Esos días uno no ama Barcelona y la taza te enfada más. 

Gafas de realidad aumentada

Gafas de realidad aumentada

Gracias a esta nueva y futurista tecnología, millones de personas pueden sentir en sus propias carnes lo que sería recibir un abrazo. Al ponerse las gafas, puede verse y casi hasta sentirse a un ser querido que te envuelve en sus brazos y te da su amor. Esta tecnología sólo es comparable a recibir un abrazo de verdad, pero claro, para eso habría que tocar a alguien y eso es un engorro tremendo. 

Rubén

Rubén

Rubén se ha hecho ovolactovegetariano. Así, sin avisar. De un día para otro. Nos ha dejado a todos con un palmo de narices. Resulta que ahora no come carne. Normalmente algo así no nos molestaría, pero justo esta semana yo tenía pensado invitar a todos a una parrillada en mi casa, y ahora Rubén lo ha estropeado todo porque tendré que comprar verdura, con lo cara que está. Su egoísmo no conoce límites.