CONCIERTO
Lady Lamb, ahora con esperanza
La artista indie-folk-rock presenta en Barcelona el repertorio de 'Even in the tremor', su disco más optimista
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
Juan Manuel Freire
En cada nueva referencia, la cantautora indie Aly Spaltro abre un poco más su sonido y sigue resistiéndose a ser catalogada como 'chica folk con guitarra'. Bajo el nombre de Lady Lamb (antes Lady Lamb The Beekeeper), esta artista de Brunswick (Maine), desde hace una década instalada en Nueva York, ha publicado una colección de discos progresivamente más complejos, deliciosamente complejos. En el último, 'Even in the tremor', alcanza su sonido más rico hasta la fecha, trascendiendo el puro folk para abrazar ornamentación electrónica e inspiraciones del hip hop.
A nivel puramente sónico, es lo más sofisticado que haya grabado nunca. Le pregunto si fue difícil hacer un disco con tantas capas y, a la vez, tan espacioso y depurado. Ella misma arregló el disco entero en casa, incluyendo las baterías, las cuerdas y el bajo. "Ha sido el que más tiempo me ha llevado, eso seguro", explica vía telefónica. "Pasé mucho reflexionando sobre las instrumentaciones y sustrayendo partes de ellas. Al principio, los arreglos eran bastante pesados. Empecé a quitar sonidos hasta que había logrado esculpir la versión más elegante de la canción. Tenía las maquetas acabadas al cien por cien cuando entré al estudio. Y una vez dentro, me dejé acompañar por un gran batería [Jeremy Gustin] y un gran bajista [Benjamin Lazar Davis]".
En su concierto de Barcelona de este sábado, día 29, en Vol, solo la acompañará su guitarra: "Voy a estar sola en el escenario y eso me apetece mucho –explica–. Así es como empecé. Toqué sola durante años antes de empezar a tocar con otras personas. Me gusta la idea de desnudar mis canciones. 'Little flaws', por ejemplo, suena muy poderosa solo con guitarra".
Vuelo libre
En sus anteriores discos, 'Ripely pine' (2013) y 'After' (2015), Lady Lamb ofrecía canciones de melodías algo impredecibles, atadas a unas letras densas. "Mis melodías fluyen libremente porque tienen muchas palabras. A veces me ha costado hacer una melodía concisa, o poppy, a causa de eso, ¡de todo lo que quiero decir! Pero en este disco he intentado incluir más estribillos".
Para el que esto firma, sin embargo, el gran hallazgo del lote es justamente una de las canciones de estructura menos convencional: la electro-soul y finalmente muy hip hop 'July was mundane'. "También es especial para mí. La hice al principio del proceso de este disco. Casi antes de empezar a hacerlo; entre mi anterior álbum y este. La compuse en el piano, cuando no soy muy buena pianista, en realidad. Me llevó mucho tiempo averiguar los acordes y tuve que ensayar mucho en el piano hasta aprendérmelos bien".
Sobre los dos últimos minutos del tema, los más experimentales y sobrecogedores, Lady Lamb no tiene grandes explicaciones: "Sé que es una mala respuesta, pero no tengo ni idea de cómo salieron", dice entre risas. "Me puse a hacer cosas raras y, de algún modo, todo eso cobró forma y sentido. Cogí una muestra de batería que tenía en el ordenador, quité algunos beats, añadí los sonidos artificiales de viento-metal… Eso fue todo". La humildad de Spaltro resulta encantadora y solo hace a esta artista todavía más magnífica. 'July was mundane' es, créanme, una obra maestra de canción, casi siete minutos arrebatadores, pero su autora aún no lo ha advertido.
El proceso
Trato de indagar en el proceso compositivo de Spaltro en este último disco. Y ella es abierta a la hora de revelarlo. "A menudo escribo en algún sitio una frase, un pensamiento, algo que se me ha ocurrido. Para este disco necesité salir de Nueva York. Pedí a gente que se quedara en mi apartamento para poder viajar a otros sitios. Estuve en México, en Canadá, en España [Madrid]… Simplemente caminando por ahí y apuntando cosas".
Fue un proceso de autoanálisis. En este disco, Spaltro habla un poco menos de los demás y un poco más sobre sí misma, en el intento de entenderse un poco mejor y aprender a quererse. En la inicial 'Little flaws' ('Pequeños defectos') habla, en parte, de sus propios defectos, pero sin saña. "En el pasado escribía desde la ansiedad o el miedo. No era lo bastante madura para superar todo eso y no solía llegar a conclusiones positivas. En este disco he tratado de mostrar más esperanza. Por eso se cierra con un tema como 'Deep love', que al principio parece negativa, pero acaba siendo sobre positividad y gratitud con el mundo".
Spaltro debe estar agradecida, sobre todo, a su padre, quien le insistió en que tocara la guitarra y le hizo virar de una futura carrera en el montaje cinematográfico (llegó a matricularse en una escuela de arte) hacia la música. "Mi padre es guitarrista", explica. "Durante toda la vida me insistió en que tocara y yo no lo veía claro. Cuando cumplí 14, me compró una guitarra acústica. Yo traté de aprender unos acordes, pero era impaciente, así que no duré mucho, solo un par de meses. Me cansé y la aparté. Con 18, empecé a tocar otra vez". Y el resto, como suele decirse, es historia.
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