El PP ganó las europeas de 2014 pese al desgaste que acumulaba por la crisis económica, los recortes sociales y escándalos de corrupción como el caso Bárcenas. El PSOE se quedó a tres puntos. Fue el peor resultado de los dos partidos mayoritarios en la historia de la democracia. Perdieron en total cinco millones de votos y, por primera vez en unas elecciones, la suma de ambos no superó el 50% de los sufragios. Podemos y Ciudadanos emergieron como alternativas a izquierda y derecha.

En 2011, la crisis económica que le había estallado a José Luis Rodríguez Zapatero le había hecho perder al PSOE el Gobierno (con su peor resultado hasta la fecha) y casi todo su poder autonómico y municipal (solo presidía dos comunidades). La debacle socialista facilitó que Izquierda Unida mejorase su representación en el Congreso en 2011 al ser la única marca a la izquierda del socialismo. La fractura de la izquierda se consumó en enero de 2014 con la fundación de Podemos. En su primera cita electoral ya logró 5 eurodiputados, solo uno menos que IU.

En 2014, Mariano Rajoy llevaba tres años gobernando con una plácida mayoría absoluta. Su único rival en la derecha era UPyD, que había debutado en las generales de 2008 y multiplicó por cinco su representación tres años después. Pero Ciudadanos empezaba a crecer y los éxitos en las catalanas y las europeas impulsaron al partido a dar el salto al Congreso el año siguiente.

Las convulsiones en la izquierda y el impacto del 'procés' también han volteado las coaliciones europeas. En 2014 aún existía CiU, que concurría con el PNV y Coalición Canaria. ERC iba por su cuenta, al margen de Bildu y BNG, que tenían su propia coalición con Aralar y Eusko Alkartasuna.

En 2024 es Junts el que se ha presentado en solitario después de que ERC revalidase su alianza con EH Bildu y BNG. El PNV y Coalición Canaria tienen ahora su propia coalición, lejos de la marca catalana heredera de Convergència.

Hace 10 años, Mariano Rajoy era presidente del Gobierno con la mayoría absoluta más holgada de la democracia para la derecha.

Alfredo Pérez Rubalcaba lideraba la oposición tras el batacazo en las generales de 2011. El varapalo en las europeas le llevó a dimitir y a convocar unas primarias que ganaría Pedro Sánchez.

Cayo Lara había duplicado los votos y multiplicado por seis los escaños de IU, mientras la exsocialista Rosa Díez gozaba de 1.143.225 votos y 5 diputados, su mejor resultado electoral.

Pablo Iglesias y Albert Rivera empezaron a desmontar el bipartidismo con aquel triunfo europeo.

Las tornas se giraron en 2018, cuando Sánchez, que dos años antes había sido depuesto por su propio partido, desalojó a Rajoy de la Moncloa vía moción de censura. Pablo Casado fue devorado por los malos resultados y las cuitas internas en el PP y tuvo que dejar paso a Alberto Núñez Feijóo.

Del PP se marchó Santiago Abascal fundar Vox y el 'procés' lo aupó, llegando a tener 52 escaños en el Congreso. Rivera tuvo 57 y los perdió casi todos en seis meses por provocar una repetición electoral con su veto a investir a Sánchez. Desde entonces, Cs ha sido barrido de todas las instituciones.

Tampoco sobrevivió Pablo Iglesias. Se fue del Gobierno cuando solo llevaba un año para intentar sin éxito salvar a Podemos en la Comunidad de Madrid. Luego se retiró y dejó paso a Ione Belarra en el partido y a Yolanda Díaz como candidata electoral.

En 2014, la política catalana miraba hacia la consulta del 9-N con Artur Mas y CiU al frente de la Generalitat. Su sostén parlamentario era Oriol Junqueras, que ya llevaba tres años como líder de ERC. Pere Navarro, Alicia Sánchez-Camacho, Joan Herrera, Albert Rivera y David Fernàndez completaban un cartel del que no queda (casi) nadie hoy.

Junqueras es el único que continúa en primera línea (lleva 13 años al frente de ERC). De CiU no queda nada, aunque un histórico dirigente convergente, Jordi Turull, lidera Junts. En esta década, Junqueras y Turull han pasado por la cárcel, han sido indultado y esperan la amnistía por un 'procés' que ha devorado liderazgos y partidos a enorme velocidad, aunque también ha hecho eclosionar otros, como las dos marcas de extrema derecha del actual Parlament.