Comité federal socialista

Sánchez pone el termómetro al malestar de los barones del PSOE con la nueva financiación catalana

Los líderes territoriales acuden este sábado a la sede del partido con la intención de plantear dudas sobre el pacto con ERC, pero no se espera una revuelta contra el presidente del Gobierno

Pedro Sánchez y Salvador Illa, el pasado 6 de junio en un mitin en L'Hospitalet.

Pedro Sánchez y Salvador Illa, el pasado 6 de junio en un mitin en L'Hospitalet. / FERRAN NADEU

Juan Ruiz Sierra

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El comité federal que el PSOE celebrará este sábado en Madrid habría sido en otros momentos una cita explosiva. A cambio del apoyo de ERC a la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat, Pedro Sánchez ha aceptado lo que había dicho que no estaba dispuesto a aceptar: la salida del régimen común de financiación autonómica de Catalunya, que según el acuerdo con los republicanos podrá recaudar todos los impuestos que se generen en la comunidad y después dar una cantidad indefinida en concepto de solidaridad. Muchos líderes territoriales, tanto los cercanos al secretario general y presidente del Gobierno como los tradicionalmente críticos, han dejado claro que están en contra de esta especie de nuevo “concierto económico” (una expresión que la Moncloa niega que sea aplicable al nuevo sistema), pero no se espera ninguna revuelta contra Sánchez. 

La autoridad del líder socialista no está en cuestión desde que recuperó el mando del partido y llegó a la Moncloa. Sánchez, cuyo discurso en abierto abrirá la cita, ha llegado incluso a animar a sus barones a expresar sus discrepancias. Quiere que el encuentro sirva para poner el termómetro al malestar y dejarlo zanjado, a ser posible. Durante su intervención a puerta cerrada en la ejecutiva socialista celebrada el pasado lunes, el secretario general, según fuentes presentes en la reunión, pidió que el comité federal de este sábado y el congreso que tendrá lugar a finales de noviembre en Sevilla sirvan para “alinear” el discurso territorial del partido. 

Distintos líderes autonómicos acudirán con la intención de dejar claras sus posiciones contrarias a la financiación catalana, que será defendida por Illa. Allí estarán el aragonés Javier Lambán y el castellano-manchego Emiliano García-Page, muy alejados de Sánchez en este asunto y en otros como la amnistía y los pactos con el independentismo. 

Pero habrá barones más cercanos al secretario general que en el mismo sentido, aunque con menos virulencia, plantearán, según explican sus respectivos entornos, dudas sobre lo acordado con ERC. Por ejemplo, el madrileño Juan Lobato y el castellano-leonés Luis Tudanca, que quieren aprovechar para trasladar propuestas propias de financiación. También estarán el extremeño Miguel Ángel Gallardo y el andaluz Juan Espadas. Pero no el asturiano Adrián Barbón, que junto a García-Page y la navarra María Chivite integra el reducido grupo de presidentes autonómicos socialistas. Tiene un acto institucional porque el domingo se celebra el día de su comunidad. Aun así, al comité federal sí asistirá su vicepresidenta, Gimena Llamedo, que ya en julio alertó de que el nuevo sistema catalán podía poner en riesgo la solidaridad y la igualdad. 

Las consecuencias del congreso

Pero en la cúpula socialista no anticipan un cónclave especialmente convulso. El malestar de los barones, señalan los colaboradores de Sánchez, ha ido de más a menos en las últimas semanas. Según esta versión, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha contribuido a rebajarlo rechazando de cuajo, en una tesis contraria al discurso de ERC y al de históricos e influyentes dirigentes socialistas como Josep Borrell, que el nuevo modelo catalán suponga un “concierto económico” similar a los de Euskadi y Navarra. Y el propio presidente se comprometió el miércoles a "impulsar" un nuevo sistema "más justo" para todas las comunidades.

Pero también hay otros dos argumentos, unidos a la fortaleza orgánica de Sánchez, que contribuyen a reducir los decibelios. Por un lado, la suerte que le espera a la financiación catalana, que para hacerse realidad tiene que ser aprobada por el Congreso con mayoría absoluta, algo que ahora mismo se anticipa complicado. 

Y por otro, en clave mucho más interna, la convocatoria del congreso socialista. La cita no solo servirá para reelegir a Sánchez como secretario general y renovar el proyecto político del partido. También dará el pistoletazo de salida a los congresos regionales, donde los actuales líderes autonómicos pueden ver cómo desde Ferraz, la calle de Madrid donde se encuentra el cuartel general del PSOE, se impulsan candidaturas alternativas. Por el momento, más allá del seguro relevo de Lambán, que ya ha anunciado su retirada, todo permanece abierto. No se descartan relevos en Madrid, Andalucía y Castilla y León. En cualquier caso, al igual que en el Gobierno tras la reciente salida de José Luis Escrivá y nombramiento de Óscar López como nuevo ministro de Transformación Digital, se avecinan cambios en el PSOE.