Sánchez viaja a Mauritania en pleno aumento de la presión por las entradas irregulares de migrantes

Pedro Sánchez viajó a Mauritania junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado 8 de febrero. Ambos mandatarios anunciaron entonces una ayuda de más de 500 millones de euros destinada a la lucha contra la migración ilegal. Desde entonces, la llegada de irregulares ha descendido levemente, pero no en términos globales: en lo que va de año el número de entradas por tierra y mar, 31.155 personas, es un 66% superior al mismo periodo de 2023, según las cifras del Ministerio del Interior. Y aquí ocupa un papel fundamental Mauritania, donde se han disparado este tipo de tránsitos. 

Con este complejo escenario, el presidente del Gobierno volverá al país africano, según ha anunciado este lunes la Moncloa, en una gira que también le llevaría a Senegal y Gambia los próximos 27, 28 y 29 de agosto. 

El Ejecutivo otorga una enorme importancia a esta región, clave para el control migratorio. A finales de junio, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se desplazó hasta Senegal, un destino al que también viajó una semana más tarde la vicepresidenta segunda y titular de Trabajo, Yolanda Díaz. 

Las críticas de la oposición

Para el PP, sin embargo, el Gobierno mira hacia otro lado, inmerso en sus vacaciones, en plena crisis migratoria. Sánchez, dijo este sábado la secretaria general de los conservadores, Cuca Gamarra, está “en la toalla bajo el sol”. Al presidente del Gobierno, continuó, “le da igual lo que le pase, la situación de presión que tienen Canarias o Ceuta”, porque “lo que le interesa es su gobernabilidad”. 

Diseñado a principios de verano en completo secreto, el viaje de Sánchez pretende reforzar la colaboración con los tres países donde hará escala en la lucha contra la migración irregular. El presidente del Gobierno, según la Moncloa, quiere subrayar su apuesta por la ayuda a los países de origen y tránsito de estos movimientos.