Nueva etapa en la Generalitat

Tarradellas y el catalanismo: ¿por qué el Govern de Illa se clausurará en el Monasterio de Poblet?

El president de la Generalitat trata de sacar lustre a los valores fundacionales del PSC con el expresident exiliado como referente en un enclave venerado por la derecha catalana

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Monasterio de Santa Maria de Poblet

Monasterio de Santa Maria de Poblet / XAVIER JUBIERRE

Sara González

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La orden religiosa del Císter tiene como regla de cabecera la de san Benito: 'Pax, ora et labora'. Es decir, paz, reza y trabaja. Por eso no es de extrañar que el nuevo president de la Generalitat, Salvador Illa, acunado en el humanismo cristiano y que ha encargado a los consellers que se pongan manos a la obra sin descanso estival para inaugurar la Catalunya del 'post-procés', haya tomado personalmente la decisión de reunir al nuevo Govern el último fin de semana de agosto en el Monasterio de Santa Maria de Poblet, joya arquitectónica cisterciense. En él se aloja el archivo de Josep Tarradellas, su faro político y de quien destaca su capacidad de tejer pactos, de poner los servicios públicos en el epicentro de su acción y su "perseverancia, constancia y terquedad".

Esa receta es la que, según Illa, necesita ahora Catalunya tras una década sometida a los vaivenes del 'procés'. El president socialista quiere sacar lustre al catalanismo fundacional de su partido bajo el lema "unir y servir". Ya ha empezado a hacerlo en sus primeros discursos, íntegramente en catalán después de tres años y medio en los que, tanto dentro como fuera del Parlament, lo combinaba con fragmentos en castellano, y plagado de referencias a la nación catalana "abierta y diversa" dentro de la España plurinacional que trata de abanderar Pedro Sánchez.

"Pisar toda Catalunya"

Para la hemeroteca pretende dejar las declaraciones de apoyo al 155 y las fotografías en las manifestaciones de Societat Civil Catalana en contra del 1-O que tanto le recriminan sus detractores. Illa ha demostrado hasta ahora tener olfato para leer bien los escenarios políticos y acomodarse al contexto en el que tiene que moverse. Si es president es gracias a ERC y a los Comuns. De la mano de ellos pretende que su legislatura sea estable, así que se amolda y resintoniza su marco discursivo para ello anunciando que su pretensión es retomar el "hilo rojo" de los tripartitos de Pasqual Maragall y José Montilla. No obstante, no renuncia a reconstruir puentes con Junts. Sobre todo en el caso de que las relaciones se tuerzan en el flanco izquierdo. Antes de las elecciones ya ha cultivado la relación con el centroderecha, empezando por el fundador de Convergència Miquel Roca. Aunque también ha seducido a dirigentes apadrinados por los Comuns, como el exministro Manuel Castells.

La composición de su Govern ya es toda una declaración de intenciones desde el momento en el que dirigentes de la cantera del PSC van a convivir -ese fin de semana en Poblet, literalmente- con veteranos herederos de la órbita convergente como Ramon Espadaler y Miquel Sàmper, y también del 'sottogoverno' de ERC, como el independentista Francesc Xavier Vila. Reunirlos en el mítico y místico monasterio de la Conca de Barberà (Tarragona) es, según el equipo de Illa, "simbólico" de lo que pretende y considera que hay que preservar como Tarradellas como referente del impulso del autogobierno, además de buscar consolidarse como president más allá del área metropolitana, donde lo han votado masivamente. "Quiere pisar toda Catalunya", resumen. Ganarse, también, el 'rerepaís'.

Más allá de la derecha catalanista

Poblet es paradigma de ese propósito. En los años 30 era un espacio de referencia para el republicanismo y, de hecho, Tarradellas tenía carné de ERC, por más que sea una figura que no reivindica con ahínco actualmente el partido. Pero luego fue un enclave en el que Jordi Pujol reunió muchas veces a sus consellers y los mandamases de Convergència para afianzar su hoja de ruta al frente de la Generalitat.

De hecho, fue allí donde la posconvergencia recelosa del sendero unilateralista y de confrontación de Junts se congregó en 2019 para debatir cómo reconducir a un espacio que empezaba a sentirse huérfano electoralmente. Acudieron cuadros que habían ostentado responsabilidades bajo el Govern de Artur Mas y acabó habiendo un intento fallido en las elecciones de 2021 con Marta Pascal como candidata bajo las siglas Partit Nacionalista de Catalunya. Antes, en 2020, Poblet fue noticia por una visita del rey Felipe que motivó protestas independentistas.

Illa tratará ahora de resignificar más allá de la derecha catalanista un monasterio que es también panteón real. Alberga las tumbas de más de un centenar de miembros de la corona catalanoaragonesa, como Jaume I o Pere el Cerimoniós, y su historia ha estado estrechamente vinculada a la de Catalunya. Las montañas de Prades son testigo de un conjunto arquitectónico declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad que el president considera que recoge los dos pilares sobre los que se ha construido la sociedad europea: la socialdemocracia y el humanismo cristiano, dos ejes de los cuales pretende también que se impregne su Govern.

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