Análisis

"Ojalá un Barbón": el PSOE andaluz sufre el pacto catalán con Montero y Espadas fuera de juego

En silencio, cumpliendo con disciplina las indicaciones de Ferraz, los socialistas andaluces aplazan su relato frente al cupo catalán pero hay preocupación e inquietud por el alto precio a pagar para que gobierno Illa en Cataluña

Manuel Chaves, en el centro, con Juan Espadas y Manuel Pezzi, días atrás en San Vicente.

Manuel Chaves, en el centro, con Juan Espadas y Manuel Pezzi, días atrás en San Vicente. / María José López / Europa Press

Isabel Morillo

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"Los socialistas andaluces vamos a ser más disciplinados que nadie, eso parece"."Por ahora no voy a pronunciarme, toca esperar". "Hablamos más adelante, ahora no". Este es el tono mayoritario entre los cuadros y los dirigentes del PSOE de Andalucía. Entre la resignación, el silencio impuesto, el acto de fe, la preocupación y el desconcierto. Hay dudas por el papel que ha elegido Juan Espadas y expectación sobre la estrategia a seguir, marcada desde Ferraz y que ha impuesto que no se valore el acuerdo con ERC, ratificado por la mínima de sus bases, hasta que Salvador Illa sea investido presidente de la Generalitat.

"Lo primero es que Illa sea presidente de Cataluña. Que el PSOE recupere poder territorial es clave para el gobierno de España y para el partido", advierten desde el puente de mando del PSOE andaluz. Los socialistas solo gobiernan Asturias, Castilla-La Mancha y Navarra, la incorporación de Cataluña es clave. Toca además, indican, poner el acento en que se entierra el procés y Sánchez logra su principal plan político. Después, dicen los socialistas andaluces, vendrán todas las demás derivadas y entre esas está el nuevo modelo de financiación.

Hay que ver qué pasa con ERC, qué factura le pasa Junts al Gobierno y que mayorías existen en el Congreso para cumplir la letra del acuerdo con los independentistas catalanes. Una patada hacia adelante al balón. Después, pelearán, dicen desde el PSOE andaluz, por "el café para todos" y porque el modelo de agencia tributaria que recauda y administra todos los impuestos se extienda al resto de comunidades. "Espadas tiene dos cosas claras que quiere ser candidato en 2026 y que no antepondrá nada a los intereses de Andalucía", señalan desde el partido.

Una encrucijada

El PSOE de Andalucía se encuentra en una encrucijada y la hemeroteca no le acompaña. De ser el “muro de contención” de las ambiciones del PSC a callar ante las concesiones hacia un cupo catalán parecido al régimen vasco. No son pocos los dirigentes que admiten que Espadas se ha dado de bruces con una realidad de la que le advirtieron algunos de sus compañeros, a los que no convencía nada que compaginara la secretaría general del PSOE andaluz con la portavocía del Senado, lo que le permite sentarse en las reuniones de maitines con Pedro Sánchez en Moncloa. Esa doble condición ata de pies y manos al dirigente andaluz, que debe obediencia. "Que nadie tenga dudas de que si llega el momento y a Espadas, como portavoz del Senado, le toca defender un acuerdo que perjudique a Andalucía, renunciará. Eso está claro", señalan desde su núcleo duro.

Espadas preside el Consejo de Política Federal, el órgano que sienta a los líderes territoriales y secretarios generales con Pedro Sánchez. Hasta cinco federaciones, Asturias, Castilla La Mancha, Castilla y León, Madrid y Aragón han solicitado que se reúna de forma urgente para explicar a los territorios que se ha acordado.

Ante esas posiciones críticas, el mensaje de Espadas pidiendo calma y que no se reúna ningún órgano hasta septiembre, evidencia aún más la docilidad y falta de voz propia de Andalucía. “Ojalá aquí un Barbón”, suspiró más de uno tras oír al presidente de Asturias dejando claro por donde no piensa transigir.

Doble condición

El líder andaluz choca con lo que muchos le advirtieron sobre los problemas que podía generarle tener un pie en Madrid y otro en Andalucía y formar parte de esa estructura de Ferraz y del equipo de Sánchez. La estrategia de Ferraz se revela inteligente y de hecho durante las negociaciones del PSC y ERC desde la dirección federal deslizaban que daban por descontadas las críticas duras de Emiliano García-Page o Javier Lambán y que le preocupaban mucho más el pronunciamiento de Asturias o que hubiera un incendio en Andalucía.

“Si Andalucía de verdad traga con esto sin pedir ni siquiera explicaciones, mi partido está muerto”. La reflexión de un exdirigente de los socialistas andaluces lo deja claro. Hay expectación por ver con la dirección regional reconduce una situación complicada en un momento de debilidad. Semanas atrás, la recuperación del relato con los ERE, tras las sentencias absolutorias del Tribunal Constitucional y la rehabilitación de los principales exdirigentes del socialismo andaluz, acabó en la resurrección del enfrentamiento entre Juan Espadas y Susana Díaz.

Montero, 'nocaut'

Con el acuerdo del PSC y ERC, bendecido por la vicepresidenta y ministra de Hacienda, la sevillana María Jesús Montero, el plan B del socialismo andaluz queda en vía muerta. Si alguien soñaba con que fuera ella la candidata capaz de plantarle cara a Juan Manuel Moreno esa aspiración está ya enterrada. Montero, que negó hasta días el concierto catalán, se hace todavía más imprescindible para el presidente, le resuelve un problema, quizás uno de los más graves, el gobierno de Cataluña, y de camino se descarta ya para siempre como opción en Andalucía.

"No es posible que venga ya a nada a Andalucía tras cerrar este acuerdo", admiten sin discrepancias en el PSOE andaluz. El PP lo leyó claro rápido: autopista electoral para Moreno y la vía Montero fuera de juego. Si están de celebración en las filas del PP andaluz, que han visto como su crisis de Gobierno, remendando los rotos de la gestión en áreas clave como sanidad o educación quedaba en segundo plano, es por algo.

¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué? ¿Cuál es la hoja de ruta? ¿Qué dirá el PSOE andaluz? No trasciende. Se desconoce hasta entre los dirigentes que forman parte del equipo de Espadas porque la única orden es esperar y confiar en una especie de acto de fe hacia Sánchez y Montero. Ya lo dijo el líder de los socialistas sevillanos, Javier Fernández: "Tenemos confianza". Al indagar un poco más no se sabe si es que esperan que el acuerdo con ERC se suavice y contemple al resto de comunidades cuando el Congreso tenga que convertirlo en realidad con la modificación de leyes tan importante como la de financiación autonómica, la Lofca. Parece que confíen en que Sánchez haya amarrado la Generalitat en Cataluña, abra un nuevo tiempo con Salvador Illa al frente y tenga un plan B para el resto de comunidades. Se agarran al “veremos qué pasa, queda mucho” y se aferran al “Illa es un socialista cabal”, para insistir en que lo mejor que puede pasarles es que sea él quien negocie en nombre de los catalanes el futuro sistema de financiación autonómica.