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El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament.

El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament. / ZOWY VOETEN

Gisela Boada

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El preacuerdo entre PSC y ERC para la investidura de Salvador Illa ha colocado la primera piedra de un largo camino hacia la presidencia de líder socialista, que está a la espera del aval de las bases de los republicanos para materializarse.

Será el viernes a última hora cuando se sabrán los resultados de la consulta vinculante a las bases de ERC que se cerrará a las 20.00 horas y se desencallará la segunda parte del proceso, en caso de ser una respuesta positiva: que Illa se presente como postulante a un debate de investidura. El socialista deberá informar de ello a Josep Rull, el president de Parlament, algo que previsiblemente hará o el mismo viernes por la noche (2 de agosto) o lunes que viene (5 de agosto).

La ronda de contactos de Rull

Una vez dado este paso, todo quedará en manos de Rull. Tal y como marca el reglamento, deberá ser él quien decida si convoca el pleno de investidura para Illa. Antes de tomar la decisión, realizará una ronda de contactos con el resto de grupos parlamentarios a principios de semana, donde valorará si el candidato tiene garantías de ser investido con los apoyos requeridos.

La convocatoria del pleno

Hecha esta ronda de consultas, el jefe de la Cámara trasladará su veredicto a la diputación permanente -que se activa a partir de 1 de agosto-, antes de hacerlo público. Presumiblemente, Rull dará luz verde a su candidatura, ya que Illa acreditará tener apoyos suficientes para superar la votación. Esto supondría que a mitad de la próxima semana podría convocar un pleno al cabo de 24 o 48 horas. Su intención, señalan fuentes parlamentarias, es celebrar el debate como muy pronto el miércoles 7 de agosto, aunque la normativa no marca el tiempo que debe pasar, y el presidente podría estirar más o menos los tiempos.

El retorno de Puigdemont

Lo normal sería, señalan voces del Parlament, que el pleno tuviera lugar como máximo a finales de la siguiente semana, si ningún paso anterior se dilata más de lo esperado. Pero en este caso la situación es atípica: Rull tiene en sus manos, no solo la fecha de la celebración del debate de investidura, sino el calendario para el regreso del expresident, Carles Puigdemont, que el sábado ratificó que volvería para este pleno, tras siete años residiendo en el extranjero.

Sin el amparo de la ley de amnistía -el Tribunal Supremo rechazó aplicársela al delito de malversación-, el retorno de Puigdmeont podría implicar su detención y un encarcelamiento que agitaría todavía más la situación ya tensa en el Parlament. Si bien Rull ha asegurado que la polícia no entrará en el hemicilo y que el expresident, mientras esté en el interior, tiene garantizada su libertad, voces cercanas al presidente aseguran que es probable que si es arrestado, el jefe de la Cámara decidirá suspender el pleno, al tener un diputado "privado de ejercer sus derechos". Si se da este escenario se entraría en una espiral de dudas donde todos los escenarios serían posibles.

Una única votación

Despejando el factor Puigdemont, y dando por hecho que el pleno de Illa tendría lugar entre el miércoles y el viernes de la semana que viene, el debate prosperaría con una única votación, al tener el líder socialista los 68 votos a favor que marca la mayoría absoluta. La ley prevé que, de no superarse una primera votación por mayoría absoluta, se debe celebrar otra 24 horas después para la que serviría solo una mayoría simple a favor. No sería el caso de Illa, que con los votos de ERC (20), los Comuns (6) y los suyos (42), podría alcanzar la presidencia de la Generalitat en un primer pronunciamiento.

¿Y si no hay investidura?

El calendario puede cambiar por completo si las bases de ERC tumban el acuerdo y niegan el apoyo de su partido a la candidatura de Illa. En ese caso los republicanos ya han asegurado que se levantarán de la mesa de negociación y dejarán al PSC que intente amarrar apoyos con otras fuerzas políticas.

Todavía habría tiempo para celebrar otro debate de investidura antes del 26 de agosto -la fecha máxima- y para un eventual acuerdo con otros partidos, pero el escenario se complicaría mucho. La única suma viable sería un acuerdo PSC-Junts, que ambos partidos han rechazado desde el primer momento. Llegado este punto, el horizonte de la repetición electoral el 13 de octubre empezaría a despejarse.