Tribunales

La Audiencia Nacional condena a un capo de la mafia rusa a dos años y seis meses de cárcel

"Las penas de prisión de cada uno de los delitos serán suspendidas durante tres años", especifica la sentencia contra Botyr Rakhimov, quien ya estaba libre tras permanecer en prisión provisional durante dos años

Archivo - Vista de la fachada de la Audiencia Nacional, a 8 de enero de 2024, en Madrid (España). La Audiencia Nacional juzga desde hoy  al que fuera comisario del Aeropuerto de Madrid-Barajas Carlos Salamanca, por presuntamente facilitar la entrada de ci

Archivo - Vista de la fachada de la Audiencia Nacional, a 8 de enero de 2024, en Madrid (España). La Audiencia Nacional juzga desde hoy al que fuera comisario del Aeropuerto de Madrid-Barajas Carlos Salamanca, por presuntamente facilitar la entrada de ci / Diego Radamés - Europa Press - Archivo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El capo mafioso rusogeorgiano Botyr Rakhimov, quien permaneció en prisión provisional durante dos años tras ser extraditado en octubre de 2019 por Ucrania, ha pactado con la Fiscalía Anticorrupción una condena de dos años y seis meses de cárcel, que incluye la suspensión de su ingreso en prisión siempre y cuando no vuelva a delinquir en tres años, según especifica una sentencia de 28 de mayo, a la que ha tenido acceso este periódico.

En concreto, se le condena a dos años de prisión por un delito de asociación ilícita y a seis meses de prisión y una multa de 605.000 euros por blanqueo de capitales. "Las penas de prisión de cada uno de los delitos serán suspendidas, de acuerdo con el artículo 80 del Código Penal entonces vigente, durante tres años", dice de forma literal el fallo judicial.

No obstante, se acuerda el decomiso de numerosas propiedades de Rakhimov, quien hasta ser entregado por Moscú permanecía fugado desde 2010, cuando logró evitar su detención en el marco de la operación Java que desarrolló la Fiscalía Anticorrupción en España gracias a un chivatazo. Este ciudadano rusogeorgiano fue denunciado el 22 de abril de 2010 por "un consejero de la Embajada rusa en España, integrante del Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia, quien aportó diferente documentación en la que se califica al acusado Rakhimov como ladrón en ley", que es el calificativo que se da a los líderes de las mafias de la antigua Unión Soviética (URSS).

Futbolistas del Barça

Antes de fugarse, Rakhimov frecuentaba la compañía de algunos de los futbolistas del Barça, según explicaron fuentes de aquella investigación a EL PERIÓDICO, del mismo grupo editorial que este diario.

A finales de los años noventa Rakhimov estuvo en prisión en Rusia, en la región de Krasnodar. Al salir de la misma se trasladó a Moscú y fue "coronado" como "ladrón en ley" ("vor v zakone", en ruso). En la ciudad de Tashkent (Uzbekistán) se asociaron con los representantes locales del crimen organizado "y llevaron a cabo ajustes de cuentas y el cobro por la fuerza de deudas comerciales de los empresarios que tenían negocios con empresarios de Rusia haciendo aportaciones financieras a un grupo criminal de traficantes de droga, para la compra de estupefacientes y su posterior traslado a Rusia", continúa la sentencia.

Rakhimov, a quien se le considera autor de numerosos sobornos realizados en Kazajistán y Azerbaiyán entre miembros de la Policía, política y militares, se le atribuye haber organizado una reunión de "autoridades" criminales y "ladrones en ley" de Rusia que tuvo lugar en enero-marzo de 2003. También se le considera responsable de una organización que utilizaba la violencia para cobrar préstamos.

Con guardaespaldas

Asentado en Cataluña, Rakhimov siempre se desplazaba acompañado de guardaespaldas. De hecho, en 2007 su organización se enfrentó a otra mafia georgiana en Barcelona, cuyos integrantes abandonaron la ciudad tras ser amenazados con el uso de la violencia.Y fruto de esta rivalidad, "en enero de 2009 Rakhimov y dos de sus hombres de confianza sufrieron una agresión en un local de alterne nocturno en Barcelona por un grupo de georgianos que no le reconocieron y, por tanto, no mostraron el respeto que como ladrón en ley se merecía. Dicha disputa fue resuelta con la petición de disculpas y el ofrecimiento de entrega de los culpables de dicha acción por parte de los líderes del mundo criminal georgiano en territorio español", prosigue la sentencia de la Audiencia Nacional.

Este integrante de la mafia rusogeorgiana comenzó a asentarse en 2001 en Barcelona, ciudad en el que poseía un entramado de sociedades que se dedicaban "a la supuesta importación y exportación, así como a la adquisición de bienes inmuebles en España, con la finalidad de aflorar capitales procedentes de la organización criminal que dirigía". Y con el dinero procedente de Rusia adquirió numerosos inmuebles en Cataluña.