Negociaciones en Catalunya

El PSC quita hierro al regreso de los líderes del 1-O y cree que no impacta en la investidura de Illa

Marta Rovira regresa a Catalunya: "Hemos venido aquí para terminar lo que empezamos"

El independentismo prepara un dispositivo que custodie el regreso de Puigdemont al Parlament

Rull encarga al secretario general del Parlament revisar si la ley impide una detención de Puigdemont en la Cámara

El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament

El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament / ZOWY VOETEN

Sara González

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El independentismo trata de levantar la cabeza en las calles. El regreso a Catalunya de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, entre vítores y discursos de reafirmación es solo una cata a pequeña escala de lo que puede suponer que Carles Puigdemont cruce la frontera para asistir al pleno de investidura. Sin embargo, el PSC y su líder, Salvador Illa, asiste impertérrito a este escenario, convencido de que la interlocución con los republicanos es lo suficientemente robusta como para que un fogonazo independentista, por muy multitudinario que sea la movilización que levante el aspirante de Junts, se la lleve por delante. Ni siquiera la promesa de Rovira de volver para "terminar lo empezado" inquieta en la calle Pallars, menos aún después de que la dirigente haya defendido la negociación con el PSC con el "concierto económico" como clave de bóveda.

Está previsto que la número dos de Illa y encargada de liderar el equipo negociador, Lluïsa Moret, haga referencia durante su intervención el congreso del PSC de L’Hospitalet de Llobregat de este sábado al regreso de los líderes del 1-O. Lo hará con empatía y como un síntoma de la "normalización" que defienden que facilita la amnistía -pese a que la causa de Tsunami se ha archivado, en realidad, por un error procesal-, además de transmitir optimismo con que la investidura de Illa llegue a buen puerto. La también presidenta de la Diputación de Barcelona se vio cara a cara por primera vez con Rovira en Ginebra en una reunión el 6 de junio y ahora tendrá la posibilidad de continuar haciéndolo ya en Catalunya.

"Damos por descontado que habrá 'performance'", asegura un dirigente socialista. "Si quieren volver, que vuelvan. Hemos favorecido la amnistía, precisamente, para la normalización de su situación", sostiene otro. Así que sin excesivo entusiasmo pero tampoco con desasosiego, el PSC asiste a la vuelta de los líderes del 1-O como un episodio de un guion que ya tenían previsto y también como una realidad necesaria para desactivar relatos como el que trata de alimentar Junts cuando proclama que la investidura de Puigdemont es posible. "La pregunta es si dejará la política como dijo que haría si no es presidente", espeta otro mandatario.

Los últimos coletazos del 'procés'

En la ejecutiva de Illa están convencidos de que este verano se producirán lo que consideran los últimos coletazos del 'procés' y que con el retorno de Puigdemont se pondrá fin al gran cartucho de desestabilización que ha reservado siempre Junts. La reunión de Waterloo entre partidos y entidades independentistas que se produjo el domingo pasado la circunscriben a "una más" del epílogo de una etapa. Incluso en el caso de que pueda ser detenido y encarcelado, sea por convicción o porque tratan de proyectar robustez a sus expectativas de alcanzar la presidencia de la Generalitat, en las filas socialistas defienden que Catalunya ya no es la que era en el año 2017, que ha quedado claro en las últimas contiendas electorales, y que, por tanto, difícilmente el enfado independentista en la calle se sostendrá en el tiempo.

"Los catalanes están ya en otra cosa", aseguran al ser preguntados sobre si les inquieta que partidos y entidades estén preparando un dispositivo para custodiar la llegada del expresident. Su lectura de ese futurible es que la movilización que pueda llegar a producirse sea una flor de verano -el parón estival, aseguran, también ayuda- y no el embrión de un nuevo resurgir del independentismo que cambie de nuevo las coordenadas de la política catalana como querría Junts.

Cuando decidieron apoyar los indultos, aseguran desde la cadena de mando del PSC, no estaban tan seguros de si tendría o no un efecto analgésico sobre el conflicto político. Ahora, tras la amnistía y pese a que frunzan el ceño ante el hecho de que el Tribunal Supremo haya rechazado aplicarla, están convencidos de ello. Por algo, aseguran, han ganado las elecciones. Y van cinco consecutivas, mientras Pedro Sánchez, por mucho que no sea fácil, resiste en la Moncloa con el apoyo de Junts y ERC.

El 'momentum' de Illa

Insisten los socialistas catalanes en que, incluso entre aquellos en los que puedan despertar menos simpatías, los independentistas saben que la por la vía política han hecho "todo lo que estaba en sus manos" para desjudicializar las consecuencias del 1-O y que, al mismo tiempo, el soberanismo se ha ganado a pulso la desafección de su electorado hasta el punto de hacer inoperativa la mayoría que sí que tenía la legislatura pasada. Illa mantiene que solo él puede convertirse en president y hacerlo de la mano de una alianza "progresista" con ERC y los Comuns. En las próximas semanas debería concretarse una oferta de financiación "ambiciosa" con la que pretenden que eso sea posible.

De hecho, lejos de suponer un obstáculo, para el PSC es positivo que a partir de ahora las reuniones de carácter semanal con Rovira puedan ser presenciales. Queda poco más de dos 15 días para que expire el plazo que se dieron los republicanos para explorar si es posible un preacuerdo y la cúpula de la calle Pallars ve con muy buenos ojos la evolución de la interlocución con ERC. Descartan, además, que los republicanos puedan acabar sellando un acuerdo con Junts a sabiendas de que cualquier intento de Puigdemont de ser investido será fallido porque bajo ningún concepto los 42 diputados socialistas van a permitir con una abstención que recupere la presidencia.

Hay quien reconoce alojar alguna duda sobre si a los republicanos les temblarán las piernas para cerrar un pacto si Puigdemont es detenido y entra en prisión sin fecha de salida. Pero, a la vez, consideran que si tanto Rovira como Oriol Junqueras bendicen la entente -y aseguran haber constatado que, pese al pulso por el mando del partido que mantienen, ambos quieren que sea posible-, será más difícil que la militancia lo tumbe. A la espera de que el independentismo vaya cerrando carpetas, Illa aguarda su 'momentum'.

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