La ruptura de los gobiernos autonómicos

Feijóo aprovecha el desafío de Abascal para arrinconar a Vox y abrirse a nuevos aliados

El líder del PP afianza su nueva etapa al frente del partido tras los pactos con Sánchez y la posibilidad de nuevos entendimientos con PNV y Junts

La dirección nacional del PP encaja con optimismo la ruptura de Vox en los gobiernos autonómicos

Alberto Núñez Feijóo, este viernes, en la sede del PP, en Madrid.

Alberto Núñez Feijóo, este viernes, en la sede del PP, en Madrid. / Efe

Pilar Santos

Pilar Santos

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Que Alberto Núñez Feijóo se quedó sin ser presidente del Gobierno en julio de 2023 por culpa de los pactos autonómicos con Vox es una tesis sostenida tanto en la sede de Génova como en los territorios. La velocidad de Carlos Mazón (Comunidad Valenciana) en pactar con el partido de ultraderecha tras las elecciones de mayo del año pasado abrió la veda al resto de comunidades. Feijóo, aquellos días, miró hacia otro lado y dejó libertad a sus barones para tomar sus decisiones. Quería darles la misma manga ancha que él reclamó como presidente de Galicia, decían entonces, orgullosos, en su equipo. Ese libre albedrío autonómico, sin embargo, le salió muy caro porque movilizó a las izquierdas en las generales. Estos días ha demostrado que aprendió la lección y que Génova, en ocasiones, tiene que imponer su criterio.

De hecho, este viernes reconoció esa evolución que ha vivido como líder en la comparecencia que hizo para analizar la decisión de Vox de romper las coaliciones que tenía con el PP en cinco comunidades (Extremadura, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Murcia) y también pasar a la oposición en Baleares. La razón blandida por Santiago Abascal ha sido que esos gobiernos votaron el miércoles a favor de acoger a menores inmigrantes que han llegados solos a España, para aliviar la presión social en Canarias. “Yo he sido presidente de una comunidad muchos años y sé cuál es mi trabajo, mis competencias y mis responsabilidades. Y llevo un par de años de presidente nacional del partido y también sé, en consecuencia, cuál es mi trabajo, mis competencias y mis responsabilidades”, afirmó. Lo ha aprendido a la fuerza y esta semana ha hecho justo lo que criticaba durante sus años en Galicia. El chascarrillo corre por los chats de los populares.

A Feijóo no le gustaban entonces las imposiciones de Génova. Un ejemplo: se negó a presentarse en coalición con Ciudadanos en las elecciones de 2020, pese a que se lo pidió el presidente del PP de entonces, Pablo Casado. Esta semana, en cambio, ha telefoneado a las comunidades en las que Vox compartía coalición con los populares y ha instado a sus compañeros de filas no ceder al chantaje de Abascal, que amenazó con romper los gobiernos si acogían niños inmigrantes. Todos le han hecho caso, pese a las reticencias de algunos. El viernes se lo agradeció. “Es un orgullo compartir militancia con dirigentes que tienen altura institucional”, afirmó. 

"Cuidado con lanzar muchos dardos a Vox, a Casado se le volvió en contra”, recuerda un dirigente popular

Feijóo ha visto en esta “disparatada” decisión tomada por el líder de Vox (así la calificó el viernes) una oportunidad para “arrinconar” a esa formación a la derecha, según el verbo en el que coinciden varios altos cargos del PP, y abrirse a la posibilidad de nuevos entendimientos con otras fuerzas que hasta ahora eran renuentes a cualquier contacto por esas alianzas con Abascal. Dos de los barones consultados y varios diputados hacen esa lectura y señalan al PNV y a Junts, aunque este último sigue siendo visto con recelo y más con la posible vuelta, en las próximas semanas, de Carles Puigdemont a Cataluña. El optimismo es la sensación más extendida en estos momentos entre los populares.

Reformular estrategias

El PP sigue compartiendo poder con Vox en 140 ayuntamientos, pero en el Congreso, donde conviven Feijóo y Abascal, esta ruptura en seis autonomías dificultará que Sánchez pueda seguir incluyendo a los populares en el saco de la ultraderecha. Este divorcio planteado por la formación radical obligará al Gobierno a reformular su estrategia ante el principal partido de la oposición que, en menos de un mes, ha pactado con el PSOE la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el reparto de menores migrantes (aunque quedan otros 3.000 niños en Canarias a la espera de poder ser distribuidos). De hecho, el Ejecutivo central presionará al PP en los próximos días para que respalde la reforma de la ley de extranjería que propone (junto con Canarias, presidido por Coalición Canaria) para que la distribución por España de los menores se haga de forma automática y sea obligatoria.

Feijóo está abriendo una nueva etapa en su liderazgo, buscando más el centro político, y este viernes asumió un estilo ante Abascal, en momentos altanero, que era desconocido hasta ahora. Cierto es que el líder de Vox le había sacudido durante la semana señalándole como el responsable de la ruptura, por haber impuesto la decisión de acoger niños migrantes. Ante esos envites no se quedó callado y consideró que al partido ultra le falta madurez política y lo tildó de “populista”. 

El error de Casado

“Pero cuidado con lanzar muchos dardos a Vox, ya le pasó a Casado y se le volvió en contra. Vox se ha quemado en la hoguera solito. No hace falta más lanzallamas”, aconseja un dirigente popular con varias legislaturas a sus espaldas. De hecho, esta sorpresiva decisión de Abascal le ha pasado factura a nivel interno, como han mostrado dos consejeros (en Extremadura y Castilla y León) que se han negado a dimitir. Queda por ver si, además, la formación radical vive una crisis grave con esta pérdida de poder institucional (y económico). Miel sobre hojuelas para el PP. 

“Feijóo se ha encontrado este regalo de Vox y debe aprovecharlo”, afirma un barón que cree que Sánchez aún no tiene la legislatura despejada por las dificultades en la aplicación de la ley de amnistía y el PP debe estar preparado por si adelantavelecciones. A quien le guste la política, estará disfrutando con este órdago de la ultraderecha en pleno julio tanto como disfrutó con el golazo de Lamine Yamal contra Francia.