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Marta Rovira, el regreso de la 'jefa' de ERC que gobernó el partido a 800 kilómetros de distancia

La secretaria general ha mantenido el cargo pese a las dificultades de permanecer en el extranjero y regresa en el momento más convulso de su mandato

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Imagen de archivo de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, en Ginebra (Suiza).

Imagen de archivo de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, en Ginebra (Suiza). / JORDI OTIX

Quim Bertomeu

Quim Bertomeu

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En la calle James-Fazy de Ginebra, cerca de la estación de tren, se encuentra el bar Sawerdo en el que a menudo se habla catalán. Una de sus trabajadoras tiene una abuela de Barcelona y, cuando detecta la presencia de alguien de Catalunya, aprovecha para practicarlo. El motivo de tal desfile de catalanes no es otro que cerca del local tiene el despacho la secretaria general de ERC, Marta Rovira. Desde allí ha tratado de gobernar ERC durante seis años y tres meses, los que ha vivido en Suiza para evitar la cárcel en España. Lo ha hecho a 800 kilómetros de distancia a través de muchas horas de pantalla y reuniones telemáticas, pero también, cuando ha sido necesario, citando presencialmente a dirigentes, diputados, candidatos y cuadros del partido. Varios se han convertido en clientes del Sawerdo.

Rovira se fue a Suiza la noche del 22 de marzo de 2018. Cuando al día siguiente todo el mundo la esperaba en el Tribunal Supremo tras ser citada por el juez Pablo Llarena por la causa del referéndum del 1-O, a los militantes de ERC les llegó una carta de su secretaria general anunciándoles que emprendía "el camino al exilio". No especificó que el destino elegido era Suiza porque convenía dar las menores pistas posibles a las autoridades de España. Este viernes, tras 2.303 días, ha regresado a Catalunya.

Auge y caída

La 'jefa', como se la conoce popularmente en ERC, ha vivido desde Ginebra el periodo más convulso de ERC desde la Segunda República. Durante este tiempo han encarcelado a varios de sus líderes por el 'procés', el partido ha ganado elecciones como nunca -dos generales y unas municipales-, ha recuperado la presidencia de la Generalitat después de 80 años, se ha descalabrado y ha abierto una crisis interna. Pese a la distancia, nada ha sido ajeno a ella.

Cuando se marchó, lo primero que hizo ERC fue reformar la sala donde se reúne la dirección para que pudiera intervenir a distancia. Aún faltaban dos años para la pandemia, así que a nadie se le hizo normal empezar a verla a través de una pantalla. Con el tiempo el sistema incluso se modernizó y las cámaras se movían en función del sonido para que, desde Ginebra, Rovira pudiera ver bien quien le hablaba. "Vivía en Ginebra, pero tenía más información de lo que se cocía en el partido que muchos de los que estábamos aquí. No ha dejado de ejercer", apunta un dirigente. Hay otro que destaca que, cuando llegó el covid y todo el mundo pasó a la pantalla, ella ya jugaba con ventaja: "Eso nos igualó a todos".

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, en el último consejo nacional de ERC.

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, en una imagen de archivo. / MARC PUIG / ERC

Pero, pese a la voluntad de seguir ejerciendo, los tiempos eran demasiado complicados para no tener que tocar la estructura del partido. Así que, en setiembre de 2019, se rehizo el organigrama y se creó la figura de la secretaria general adjunta en Marta Vilalta. También situó a Sergi Sabrià y Marta Vilaret como personas de su máxima confianza. Para que no perdiera el pulso del partido, también empezaron las rutas hasta Ginebra. Hay algunos miembros del partido que se conocen de memoria el trayecto en tren desde el aeropuerto al despacho, de apenas 15 minutos en tren. En las municipales de 2023, más de cien alcaldables republicanos desfilaron por su oficina. Algunos aún no conocían en persona la secretaria general de su propio partido.

Los que le han tratado todo es tiempo también reivindican su papel en Ginebra en otra faceta: "Ha abierto puertas a nivel internacional y no se le ha valorado lo bastante este trabajo". Desde su despacho en Ginebra opera la ONG sobre derechos humanos Sine Quan Non (SQN) en la que participa de forma directa. Son muchos los que creen que, tras dejar el liderazgo del partido dentro de cuatro meses, seguirá cultivando este camino.

Un regreso agridulce

A su vuelta, Rovira se encontrará una organización en una situación muy delicada porque, tras el batacazo de las elecciones catalanas, se ha abierto una disputa por el poder entre un sector liderada por ella y otro liderado por Oriol Junqueras. El tándem que ha gobernado ERC durante 13 años no solo se ha roto, sino que vive enfrentado. Este sigue siendo uno de los grandes misterios por resolver: cuando y por qué se rompió su relación con Junqueras. Si su regreso contribuye a apaciguar los ánimos, solo lo dirá el tiempo. Los dos han puesto de su parte en los últimos días. Rovira consideró que Junqueras sería para el partido un "gran candidato" a la Generalitat. Junqueras no dudó en celebrar su regreso.

Además, sobre sus espaldas recae toda la presión de la negociación de investidura con el PSC. Sus defensores aseguran que no tienen "nada que perder" porque en el congreso que ERC celebrará del 30 de noviembre pondrá fin a su etapa como secretaria general del partido y no aspirará a revalidar el cargo. Sus detractores replican que quiere seguir mandando a través de una nueva hornada de dirigentes afines. Sea lo que sea, ya no tendrá que hacerlo a 800 kilómetros de distancia.

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