Memoria democrática

La Terra Alta rinde homenaje a 38 deportados a los campos de concentración nazis

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Un hombre deposita una flor en el monolito en Prat de Comte para recordar a los deportados

Un hombre deposita una flor en el monolito en Prat de Comte para recordar a los deportados / ACN

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38 hombres de la Terra Alta fueron deportados a los campos de concentración nazis, como los de Mathausen o Gusen, a partir de agosto de 1940. La mayoría de ellos murieron allí entre 1941 y 1942 y tan solo seis de ellos fueron liberados. El Consell Comarcal les ha rendido homenaje este domingo con la inauguración de un monolito con sus nombres en la antigua estación de tren de Prat de Comte.

En el acto para dignificar su memoria han participado familiares de las víctimas, que han considerado "muy necesario" el reconocimiento de estos luchadores antifascistas, que sufrieron el horror del nazismo. Las familias y los impulsores del homenaje defienden que se tienen que recordar estos hombres para que no caigan en el olvido. Más aún en un contexto de "auge" de la extrema derecha.

Hace cinco años, miembros de entidades, estudiosos y vecinos implicados en la recuperación de la memoria democrática en este territorio pidieron al Consell Comarcal de la Terra Alta que levantara un monumento para recordar a estos 38 deportados. El monolito se ha instalado en la estación de Prat del Comte porque llegaban a los campos de concentración en tren.

El testimonio de las familias

Una de las impulsoras de este reconocimiento es Antònia Serres. El hermano de su abuela fue uno de los hombres deportados. Formaba parte del ejército republicano y cruzó la frontera en 1939. Después de pasar en Francia por campos como el de Argelers, trabajó construyendo trincheras durante la Segunda Guerra Mundial. Los nazis lo encarcelaron y murió en el campo de Gusen. "Es necesario el homenaje porque está olvidado y también por lo que está pasando en España y en Europa con los movimientos de ultraderecha", ha afirmado Serres.

El abuelo de Carme Fos, Antonio Laosa, también murió en 1941 en el campo de Gusen. Su familia huyó de Prat de Comte en 1938, en plena Guerra Civil, por "miedo". "A mi abuelo y a sus dos cuñados los capturaron en la batalla de Dunkerque y los mataron en el 41. Las mujeres quedaron viudas y el único hermano que se quedó lo mataron los nacionales al día siguiente de su entrada", ha relatado Fos, que ha subrayado la importancia del acto porque el exilio y la deportación siempre fue un tema "tabú" en su familia.

Uno de los que sobrevivieron al horror de los campos nazis fue Edmon Gimeno, que fue liberado en Bergen-Belsen el 15 de abril de 1945. Su sobrina, Montserrat Puchol, ha dicho que su tío siempre explicaba cómo vivió en los tres campos de concentración en los que estuvo y escribió libros. "Me explicó que dentro de los trenes las madres se dormían y se les caían los niños; los pisaban, se morían y no los podían ni recoger. Además, los pusieron a hacer comida para los perros, que comían bien mientras que a ellos les daban la sopa de los rábanos", ha detallado. El hombre murió con 90 años.

Actos cada vez "más necesarios"

El presidente del AMICAL de Mathausen, Joan Calvo, ha defendido que los homenajes son cada vez "más necesarios" ahora que han pasado prácticamente 80 años de la liberación de los campos y que la extrema derecha crece en Europa. "Los primeros luchadores antifascistas fueron los republicanos españoles de la guerra en España", ha rememorado, además de recordar que las familias de las víctimas son "las grandes olvidadas" a las que se debe un "reconocimiento social".