TRAS LA IRRUPCIÓN DE ALVISE PÉREZ

Sánchez alimenta la división en tres del bloque de la derecha y empuja la unidad a su izquierda

 En Ferraz suelen repetir que “cuando se divide la izquierda gana la derecha” y ahora ven una oportunidad para la reconfiguración de los bloques

 Los socialistas no esconden su simpatía por el hecho de que Izquierda Unida puede ejercer un papel de puente para que Podemos y Sumar “retomen conversaciones”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en presencia de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, durante el último pleno del Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en presencia de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, durante el último pleno del Congreso. / José Luis Roca

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Pedro Sánchez comenzó a mencionar a Alvise Pérez en sus mítines durante la recta final de la campaña electoral. En su primer cara a cara en el Congreso con Alberto Núñez Feijóo y en su primera entrevista tras las elecciones, el presidente del Gobierno redobló las referencias al agitador ultra, que irrumpió con tres eurodiputados y 800.000 votos. Fuentes de Ferraz reconocían antes de los comicios que esta nueva candidatura ultraderechista restaba votos al PP, como se demuestra en las transferencias de voto de las encuestas postelectorales. Ahora, Sánchez se ha lanzado a alimentar la división en tres patas del bloque de la derecha. Una fragmentación que parecía superada tras la disolución de Ciudadanos. “Dentro de tres años, se van a presentar tres ultraderechas y vamos a ganarle a los tres”, le espetó a Feijóo este miércoles en el Congreso tras responsabilizarlo de su auge por homologarse al discurso de ultraderecha.

En las filas socialistas han hecho el análisis de que esta estrategia puede hacer correr los ejes hasta el punto de normalizar a Vox. En términos estrictamente electorales, la fragmentación es una rémora para la suma de mayorías alternativas y la concentración del voto conservador en el PP, y ahí es donde el jefe del Ejecutivo ha puesto el acento. En este caso, además, con una formación emergente de corte antisistémico. Todo ello, salvando las distancias entre unas europeas y unas generales por el comportamiento distinto de los electores -el voto dual quedó patente en Galicia, Cataluña y Euskadi con respecto a los resultados de las autonómicas-, pero también por el sistema electoral, con o sin circunscripción única.

Al mismo tiempo que se alienta la división en tres opciones electorales del bloque conservador, dándole foco a la candidatura de Se Acabó la Fiesta, en Ferraz empujan a la unidad en el espacio a su izquierda. Fuentes de la cúpula no esconden su interés porque Sumar y Podemos acercan posiciones. De hecho, entienden que la reflexión abierta en el espacio de Yolanda Díaz por sus malos resultados puede ser un momento “positivo” y “adecuado” para desandar las diferencias y que el espacio a su izquierda vuelta a estar “unido, cohesionado y no desperdicie votos”.

Cuando Sánchez adelantó las pasadas elecciones generaciones, tras el varapalo de las municipales y autonómicas, propició indirectamente con ello el entendimiento entre Podemos y Sumar. Sin tiempo para debates en los que remarcar sus diferencias y en una posición de correlación de debilidades, ambas formaciones sellaron una alianza electoral. El jefe del Ejecutivo optó entonces por dar oxígeno a Yolanda Díaz, presentándose con la vicepresidenta segunda como un tándem electoral. En la campaña y los debates electorales hubo sintonía y ambas candidaturas respetaron sus espacios buscando una mayor movilización del electorado progresista.

Desde fuera, los socialistas ya trataron de ayudar a que se mantuviese el pegamento electoral entre Sumar y Podemos para evitar una fragmentación de la izquierda. Sus consecuencias quedaron claras en las elecciones municipales y autonómicas. En lo relativo a la gobernabilidad, la amenaza de ruptura parlamentaria era otro problema más para el PSOE. Por ello, no se opusieron a que los morados tuviesen alguna cartera en la coalición de Gobierno, para favorecer esta unidad. Tras la marcha al grupo Mixto de Podemos, se fajaron en volver a tender puentes y el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, engrasó su relación con la líder de Podemos, Ione Belarra.

Acercamiento a Podemos

En Ferraz suelen repetir que “cuando se divide la izquierda gana la derecha” y ahora ven una oportunidad para reconfigurar el bloque progresista. No está en su mano, pero los mensajes tanto en privado como en público caminan en la dirección de pedir una izquierda “fuerte y unida”. Sus cálculos son que existe una bolsa de votantes de izquierda de alrededor un millón de electores que nunca elegirían su papeleta, por lo que consideran necesario movilizarlos y transformarlos en representación institucional en un contexto de política de bloques.

Fuentes socialistas trasmiten en privado que el debate abierto en Sumar sobre la relación entre los actores de espacio puede desandar lo que consideran errores. “Su virtualidad era aunar y ese proyecto quedó algo descabalgado al irse Podemos”, señalan.

Cierre de filas en la coalición

Otras fuentes del partido reconocen su simpatía por el hecho de que Izquierda Unida puede ejercer un papel de puente. Sobre las posibilidades de éxito reconocen que lo ven “complicado” por las “enemistades” entre los cuadros de estos espacios. Sí confían en que sus socios lleguen a la conclusión tras el resultado de las europeas que Sumar y Podemos que “sería bueno que retomasen las conversaciones”. Un deshielo que por el momento solo parece dispuesto a abrazar el nuevo coordinador general de IU, Antonio Maíllo.

A corto plazo, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han decidido cerrar filas tras las europeas para intentar blindar a la coalición de la inestabilidad en Sumar. Su máxima es preservar la normalidad en la relación. La vicepresidenta segunda comunicó personalmente a Sánchez su decisión de dimitir como coordinadora de Sumar antes de hacerlo público y le trasladó su intención de seguir siendo la interlocutora de este espacio. De ahí que en el Gobierno avancen que no se producirá ningún cambio en las dinámicas de la coalición. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ya trasmitió un mensaje de tranquilidad en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros del pasado martes y zanjó la voluntad de ambas partes de mantener el trabajo conjunto para desplegar una “agenda de progreso”.