10 años de relevo en el trono

Juan Carlos I dudó durante 15 meses si debía abdicar: tomó la decisión el 1 de marzo de 2014

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Juan Carlos I y Felipe VI se abrazan tras firmar el padre la ley orgánica de abdicación, el 18 de junio de 2014, en el Salón de Columnas del Palacio Real, en Madrid.

Juan Carlos I y Felipe VI se abrazan tras firmar el padre la ley orgánica de abdicación, el 18 de junio de 2014, en el Salón de Columnas del Palacio Real, en Madrid. / REUTERS

Pilar Santos

Pilar Santos

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Este domingo 2 de junio se cumplirán 10 años de la abdicación de Juan Carlos I. Diez años de una operación de Estado que se llevó con la obligada discreción durante mucho más tiempo del que se podía pensar. Según ha sabido EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, el entonces Rey dudó durante 15 meses si debía dejar el trono. Finalmente, el sábado 1 de marzo de 2014 comunicó su decisión firme de abdicar a un reducido número de personas, entre ellas Rafael Spottorno (el jefe de la Casa del Rey entonces), y les rogó que se pusieran en marcha para hacerlo en los siguientes meses.

Fuentes conocedoras de las cavilaciones de Juan Carlos I relatan que el monarca empezó a pensar en abandonar la jefatura del Estado "a finales de 2012". El mes de abril de aquel año se registró el primer episodio que dañó la imagen pública del monarca: el accidente que sufrió en Botsuana, en un viaje de caza en el que estaba acompañado de su amiga alemana Corinna Larsen. Según esas fuentes, la obligada operación de cadera que le realizaron en Madrid llevó a la Casa del Rey a decidir que era mejor "dar explicaciones" del viaje, algo que, pasado el tiempo, Juan Carlos I lamentó. Además, los siguientes días, las informaciones sobre la relación íntima con Larsen se multiplicaron en la prensa italiana y alemana.

El entonces Rey empezó a pensar en dejar el trono a finales del año 2012, tras el accidente en Botsuana y el 'caso Urdangarin'

Todo lo relacionado con su amiga, sumado a la investigación del 'caso Nóos', que afectaba al entonces marido de su hija Cristina, Iñaki Urdangarín, y los problemas de salud que tenía, llevaron al Rey a pensar que quizás era mejor dar un paso atrás y ser más "libre" y "vivir más tranquilo". Sentía que su deber de lograr un país con una democracia plena lo había cumplido y ahora podía dejar vía libre a su hijo, para que sirviera a España con energía renovada.

Las noticias que le empujaban al 'sí'

Según las conversaciones que mantenía con sus amigos más cercanos en aquellos meses de dudas de 2013, hubo dos hechos que le animaban a dejar el trono. El primero que, en enero de ese año, la reina Beatriz de Holanda (74 años, de su quinta) abdicó en favor de su hijo Guilllermo (de 45 años, solo un año mayor que Felipe). El segundo, que en febrero, Benedicto XVI (85 años) renunció a su pontificado. Era el primer Papa que lo hacía en seis siglos.

Cuando, a finales de 2012, Juan Carlos I empieza a darle vueltas a la idea de abdicar, Spottorno, sabedor de esa inquietud, se pone en marcha y, con mucha reserva y discreción, hace un informe que fuentes del entorno califican de "hoja de ruta". En ella se incluye un análisis de lo que dice la Constitución de la institución monárquica, se aborda la posibilidad de redactar una ley orgánica para efectuar el relevo en el trono y se esboza cómo sería la nueva vida institucional de Juan Carlos y lejos del trono.

El monarca comunicó el 1 de marzo de 2014 a un reducido número de colaboradores que había decidido dejar el paso libre a Felipe

Ese documento se guardó en un cajón durante los meses de reflexión. Justo esta misma semana en Madrid, en un coloquio en el Ateneo con motivo de la abdicación, Spottorno admitió precisamente que, antes de la primavera de 2014, Juan Carlos "había tenido titubeos" sobre su cargo y apuntó que el "tema había salido en alguna ocasión" en sus reuniones. Siempre prudente, el exjefe de la Casa del Rey no dio más detalles de esa fase y solo deslizó que algunos días Juan Carlos se levantaba "pesimista" y otros se le olvidaba.

En el acto del Ateneo, organizado por la Agrupación Sabatini, dedicada a promover las actividades sobre las monarquías, Spottorno reveló que, entre las razones que llevaron a Juan Carlos a pedir que se activara la operación para ser relevado, se sumaron las encuestas "semanales" que la Zarzuela encargaba para saber si los españoles aprobaban su gestión. Esos sondeos, concretó, fueron especialmente malos para Juan Carlos I en el primer trimestre de 2014, justo lo contrario que le ocurría a su hijo, el Príncipe de Asturias.

Todos esos asuntos más el contexto político --con unas europeas en las que había irrumpido Podemos; la incógnita de quién relevaría a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE y la tensión en Catalunya, con el referéndum del 9 de noviembre ya convocado-- llevaron a Juan Carlos I y sus asesores a acelerar la operación.

El último día de marzo, el Rey comunicó al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, su decisión y, 24 horas más tarde, hizo lo propio con Rubalcaba. El trabajo a esas tres bandas fue clave para que la misión llegara a buen puerto.

Cuando el 2 de junio se hizo el anuncio habían sido centenares las horas de reuniones para que todo saliera rodado

Cuando los españoles se enteraron de la noticia el día 2, ya estaba todo preparado. Habían sido centenares las horas de reuniones que habían echado los trabajadores de la Zarzuela; un reducido número de amigos de Juan Carlos I; Rajoy y su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y Rubalcaba, para que todo saliera rodado.

El rey abdicado vivió cinco años y medio en relativa tranquilidad, hasta marzo de 2020, cuando las informaciones sobre su fortuna oculta llevaron a Felipe VI a romper con él y decidió irse a vivir a Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). Ese es otro episodio más de una vida de película.

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