Cita en la Cámara baja

Judas, Taylor Swift y un fallido intento de sabotaje: la amnistía sale del Congreso entre gritos de "¡traidores!" y "¡filonazis!"

Vox trata sin éxito de reventar la trascendental aprobación de la medida de gracia, mientras Sánchez se ausenta del debate y solo acude a votar

Figaredo, Vox, interrumpe la intervención del diputado socialista.

Figaredo, Vox, interrumpe la intervención del diputado socialista. / José Luis Roca

Juan Ruiz Sierra

Juan Ruiz Sierra

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El primero que habló en los pasillos del Congreso fue Patxi López. “La amnistía abre un tiempo nuevo”, dijo este jueves el portavoz socialista. Puede ser. Todavía es pronto para certificar su tesis, pero se dan varios elementos para, como mínimo, sostenerla. Los resultados electorales en Catalunya del pasado 12 de mayo, con el independentismo perdiendo la mayoría. Las palabras de Óscar Puente sobre Taylor Swift. 

El ministro de Transportes, un imán para los micrófonos por sus declaraciones casi siempre sarcásticas y en ocasiones excesivas, suele ser interrogado en la Cámara baja por la última polémica del día. Esta vez no. Puente había asistido la noche anterior al concierto de la cantante norteamericana, así que el interés estuvo centrado en sus impresiones sobre lo ocurrido en el Santiago Bernabeú. “Maravilloso. Estupendo”, dijo. Después añadió que su tema favorito de Swift es ‘I knew you were trouble’ (Sabía que eras problemático), una frase que pasa habitualmente por la cabeza de numerosos dirigentes socialistas cuando, por ejemplo, le escuchan acusar al presidente de Argentina, Javier Milei, de consumir “sustancias”

Swift, sin embargo, no estuvo presente durante el debate, un síntoma de que el “tiempo” que se abre ahora tampoco es tan “nuevo”. Dentro del hemiciclo fue más o menos lo de siempre, solo que más bronco y agresivo que en otras ocasiones, lo cual no resulta sencillo, con la oposición comparando al ausente Pedro Sánchez con Judas (“traicionó a Jesús por 30 monedas”, señaló Alberto Catalán, de UPN), los partidarios de la amnistía hablando de “día histórico” y los 33 diputados de Vox intentando sabotear la cita e impedir la votación. No les salió bien, aunque hubo momentos en los que faltó poco. 

De banderas y señoritos

Un ejemplo escogido entre muchos otros. Santiago Abascal había terminado su intervención, en la que dijo que algunos de los diputados presentes “odian profundamente España” y habían “arrancado” su bandera del Ayuntamiento de Barcelona. Gerardo Pisarello, de Sumar, se sintió aludido y tomó la palabra. “No aceptamos ninguna lección de los señoritos que siempre han vivido del cuento”, señaló. 

Entonces estalló el caos. 

Varios parlamentarios de Vox comenzaron a insultar. “¡Traidores!, “¡corruptos!”, “¡bandidos!”. Se llegó a escuchar un “sudaca” dirigido a Pisarello, nacido en Tucumán (Argentina). Otro diputado comenzó a pronunciar la frase homófoba que recorrió las protestas de hace unos meses contra Sánchez y la amnistía frente a las sedes del PSOE: “Por siete votos, tienes el c…”. Aquello fue demasiado incluso para Vox. Otros miembros del partido de extrema derecha mandaron callar. Por poco tiempo. 

“Intentemos no dar este espectáculo”, dijo la presidenta del Congreso, Francina Armengol.

“¡Fuera, fuera, fuera!”, contestaron en la bancada de Vox. 

Tres de ellos se pusieron de pie y señalando con el dedo le espetaron al socialista Artemi Rallo, que estaba a punto de intervenir: “¡Traidor, eres un traidor!”.

“Señor Rallo, tiene la palabra”, le dijo Armengol. 

“Gracias, señora presidenta”, respondió el diputado del PSOE. 

“¡Traidor, corrupto!”, volvió a interrumpir Manuel Mariscal, de Vox. 

En lugar de rebajar la tensión y centrarse en las presuntas virtudes de la amnistía, empezando por el peso que ha tenido en la incontestable victoria de Salvador Illa en las urnas catalanas, Rallo picó el anzuelo. Aseguró que los miembros del partido de Abascal eran “filonazis”, provocando que cuatro diputados de Vox, como si fueran niños pequeños castigados en un aula de las de hace varias décadas, giraran sus asientos y diesen la espalda al portavoz socialista. 

Y así continuó el último debate sobre la amnistía del 'procés', que sirvió para que los líderes de ERC y Junts, Oriol Junqueras y Jordi Turull, que lo habían seguido como invitados, se fundieran en un abrazo cuando el texto salió aprobado. Sánchez, en cambio, prefirió saltárselo, a pesar de la trascendencia de la norma, que es, de momento, la única proposición de ley aprobada por el Congreso en esta legislatura. El presidente del Gobierno solo entró al hemiciclo para votar. Mariscal, el más ofensivo de todos los diputados de Vox, le llamó “¡traidor!” y “¡corrupto!”. 

Como espectáculo, el de Swift en el Bernabéu fue mucho mejor, afirman quienes asistieron. Incluido el ministro Puente.