Catalunya, en emergencia

Las lecciones políticas de la sequía de 2008: inversiones, diálogo y plegarias a la virgen

Emergencia por sequía: Los deberes hechos y los que están por hacer

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Sequía en Catalunya, en directo: declaración de emergencia, restricciones de agua y última hora del estado de los embalses

Artur Mas y José Montilla en su cumbre de la sequía de 2008.

Artur Mas y José Montilla en su cumbre de la sequía de 2008. / Ricard Cugat

Quim Bertomeu

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Catalunya se encuentra ante una situación de sequía severa, pero no es algo inusual. Entre 2006 y 2008 sufrió los mismos problemas y entonces la falta de agua ya concentró todas las miradas y agitó la política catalana. ¿Qué lecciones se pueden extraer de aquel episodio para aplicar al actual?

Cumbres de dudosa utilidad

Cumbres de dudosa utilidad

Cuando la falta de agua asoma, todo Govern busca ofrecer una imagen de unidad con la oposición. La fórmula elegida es celebrar "cumbres" en el Palau de la Generalitat, pero la experiencia dice que son de dudosa utilidad. En 2008 el entonces president de la Generalitat, José Montilla, citó a la plaza Sant Jaume al jefe de la oposición, Artur Mas. No funcionó. Los convergentes insistían en el trasvase del Ródano, mientras que los socialistas apuntaban hacia al río Segre. "Hubo muchísima tensión. CiU nos hacía una oposición radical", expone un miembro de la Generalitat de la época.

Cumbre contra la sequía en 2023 con todos los partidos menos Vox.

Cumbre contra la sequía en 2023 con todos los partidos menos Vox. / Marta Pérez / Efe

15 años más tarde Pere Aragonès trató de hacer lo mismo la primavera de 2023 citando a toda la oposición al Palau de la Generalitat y tampoco sirvió. Los partidos solo pudieron exhibir su enfado tras la reunión. Al cabo de unas semanas, sin embargo, los mismos protagonistas sí cerraron una acuerdo para aprobar una ley para combatir la sequía. Solo se consiguió avanzar cuando se negoció sin la presión de una cumbre y entre bastidores.

La situación del Govern

La situación del Govern

Uno de los problemas que se le achaca al actual Govern es que, como está en minoría en el Parlament -33 diputados de 135-, esto le debilita políticamente a la hora de combatir el problema. La situación contrasta con la que tenía el tripartito en 2008, que sí disponía de mayoría absoluta en la cámara. Eso le permitió, por ejemplo, zafarse de la oposición cuando trató de reprobar en el Parlament al conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar, para forzar su cese o dimisión. Los votos del PSC, ERC e ICV-EUiA abortaron esa maniobra.

Pese a todo, aquel era un gobierno de coalición a tres bandas, y no siempre hubo sintonía a la hora de encarar el problema. Por ejemplo, ERC se desmarcó de su propio Govern cuando el PSC e ICV-EUIA propusieron el trasvase del Segre. "Es técnicamente inviable y a nosotros no nos gusta", soltó el secretario general de ERC, Joan Ridao. Eso generó tensiones internas. En conversación con EL PERIÓDICO, así lo recuerda el entonces portavoz parlamentario de ICV, Jaume Bosch: "Esquerra no fue lo bastante solidaria con la situación. Y ahora es a ERC a quien le toca gestionarlo". Aunque el actual Govern de Esquerra no tiene mayoría en el Parlament, a Aragonès le queda un consuelo: su ejecutivo es monocolor y no tiene los problemas de cohesión del tripartito.

Los trasvases pasan de moda

Los trasvases pasan de moda

En estos quince años transcurridos, si algo ha desaparecido prácticamente del debate político es la 'guerra' de trasvases de ríos. En 2008 CiU quería el del Ródano para llevar agua a Barcelona, algo que el PSC rechazaba. "Era un disparate llevar agua de 500 kilómetros", sostiene un cargo socialista de entonces. Desde la Generalitat, el PSC e ICV defendían otro trasvase, el del Segre, lo que a su vez le enfrentaba al Gobierno de Zapatero pese a compartir color político. Con todo esto tuvo que lidiar el secretario Estado de Medio Ambiente de la época, Josep Puxeu: "El problema del Segre es que no había agua. Llegaron a ponerse estacas -la Generalitat, para estudiar el trasvase-, pero no había agua". El episodio de las estacas es célebre. Aparecieron de un día para otro en unos terrenos del municipio de Prats i Sansor (Cerdanya) en un momento en el que la Generalitat negaba que quisiera ese trasvase. Luego tuvo que admitirlo. Nunca se hizo.

El campo de Prats i Sansor donde aparecieron las estacas para estudiar el trasvase del Segre.

El campo de Prats i Sansor donde aparecieron las estacas para estudiar el trasvase del Segre. / El Periódico

Ahora, al menos en público, casi nadie habla de trasvasar agua por el coste político que tiene. El diputado de CiU que entonces llevó el tema fue Ramon Espadaler, hoy miembro del grupo del PSC-Units per Avançar. Su principal lección es que para afrontar una sequía no basta con "una solución técnicamente posible y económica viable", sino que también tiene que ser "socialmente y territorialmente asumible". El coste territorial de los trasvases es demasiado alto. Actualmente, la Generalitat no lo contempla.

Los deberes pendientes

Los deberes pendientes

Entre 2008 y 2024 han pasado por la Generalitat al menos ocho partidos: Convergencia y sus sucesores -el PDECat y Junts-, Unió, el PSC, ERC, ICV y EUiA. Aunque se pasen la pelota de unos a otros, todo el mundo reconoce que no se han hecho todos los deberes que tocaban per estar mejor preparados para una nueva sequía. "Es verdad, han gobernado varios partidos aunque algunos más tiempo que otros", dispara Espadaler. Bosch apunta que la inversión en desalinizadoras que hizo el tripartito no tuvo continuidad. Su diagnóstico es que en la última década la Generalitat ha vivido más pendiente del 'Procés' que del día a día. "No debe ser incompatible luchar por el derecho a decidir con gestionar", resume.

La oposición actual ha puesto el foco en la falta de inversiones durante la pasada década de la Agencia Catalana del Agua (ACA). Un trabajador de la agencia que vivió aquellos tiempos lo explica así: "En 2009 -tras la sequía- se dijo que invertiríamos mucho dinero en el ciclo del agua, y la realidad es que el ACA tenía más de mil millones de deuda. Una quiebra técnica". La caja estaba vacía. Lo comúnmente aceptado es que, si las inversiones que se están volviendo a hacer ahora se hubieran hecho antes, la situación sería más llevadera. La lección es que, aunque mañana los embalses se llenaran, alguien debería pensar en la siguiente sequía. "Inversión, inversión y más inversión. No parar ni un minuto", remacha Puxeu.

Rezarle a la virgen y algo de suerte

Rezarle a la virgen y algo de suerte

De la sequía de 2008 quedó una anécdota para el recuerdo. Cuando la situación era desesperada, el conseller Baltasar llegó a contar en Catalunya Ràdio que le había pedido a la Virgen de Montserrat que, si podía hacer alguna cosa, la hiciera. Aquello generó mucho regocijo, más aún viniendo de un conseller agnóstico con pasado comunista. Aquella sequía acabó resolviéndose mirando al cielo, pero porque empezó a llover. El puerto de Barcelona ya había recibido los dos primeros barcos con agua, y no hizo falta más. Hace 15 años también se necesitó algo de suerte.

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