Acuerdos de legislatura

ERC presiona al PSC vinculando los presupuestos de Sánchez a los catalanes

Los socialistas descartan el "intercambio de cromos" y niegan que la reunión con el Govern de la semana que veien sirva para negociar las cuentas de 2024

La oposición activa la cuenta atrás del mandato de Aragonès

Aragonès acelera con la financiación y tendrá una propuesta lista en enero

El president Pere Aragonès y el líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, este miércoles en el Parlament

El president Pere Aragonès y el líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, este miércoles en el Parlament / QUIQUE GARCÍA / EFE

Carlota Camps
Fidel Masreal
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Que la negociación de los presupuestos de la Generalitat y del Estado no serían compartimentos estancos era un secreto a voces. Tampoco lo fue el año pasado, ni el anterior, por mucho que normalmente se intente disimular. Sin embargo, ERC ha decidido empezar a verbalizarlo. De momento, más en forma de aviso para los socialistas, que de amenaza. "Son cuestiones que deben ir en paralelo", ha respondido este jueves la portavoz adjunta de ERC, Raquel Sans, en una entrevista en EFE, asegurando que los catalanes "no entenderían" que se aprobaran las cuentas generales, pero que, en cambio, no prosperaran las de la Generalitat para 2024.

Una idea que el PSC se apresura a cortocircuitar en público. "Si alguien se piensa que habrá intercambio de cromos va muy equivocado y se puede llevar un chasco", ha explicitado Salvador Illa en unas declaraciones desde Gandesa poco después de escuchar la advertencia de Sans. Los de Illa aspiran a ser la alternativa, por lo que no quieren que se den por hechos sus votos y avisan de que serán "exigentes". Sin embargo, no hay duda de que la dependencia mutua marcará la negociación: Sánchez necesita a ERC para sacar adelante las primeras cuentas de la nueva legislatura y Aragonès necesita al PSC para poder agotar su mandato y llegar a las elecciones catalanas en mejores condiciones.

Los incumplimientos del 2023

Fuentes del Govern enmarcan la actitud actual de los socialistas en la "gesticulación" y confían que las cuentan se aprobaran, aunque no terminan de mojarse con el cuándo. "Si es por nosotros, en dos días está hecho", apuntan desde el Palau de la Generalitat, mientras defienden que las cuentas están ya preparadas, a falta de las incorporaciones que se puedan hacer en el marco de las negociaciones. Un optimismo que los socialistas enfrían, insistiendo una y otra vez que primero se tienen que "cumplir los acuerdos" alcanzados durante la negociación de las cuentas anteriores.

Los más conocidos son los relativos a las grandes infraestructuras: la B-40, la ampliación del aeropuerto y el Hard Rock. Unos puntos que en la Generalitat no consideran que puedan hacer encallar la negociación. Recuerdan que la firma del convenio de la B-40 entre Sabadell y Terrassa se revolverá en cuestión de días, tras la modificación aprobada por la Moncloa; que la creación de la comisión de estudio sobre el futuro del aeropuerto del Prat está ya en el tejado del Gobierno y que la decisión sobre el Hard Rock es técnica. Sin embargo, fuentes socialistas aseguran que hay muchas más medidas sectoriales pendientes y piden al Govern que dé explicaciones a los ayuntamientos afectados.

Discrepancias con el inicio de la negociación

Sin todos estos puntos resueltos y sin las explicaciones pertinentes dadas, los socialistas aseguran que no abrirán la carpeta de la negociación para 2024, que ya avanzan que tendrá como puntos clave más partidas para "educación, vivienda y seguridad". El Govern, en cambio, da por empezada la negociación formal con los socialistas y aseguran que, a petición de los socialistas, a principios de diciembre ya se les hizo llegar la documentación relativa a las nuevas cuentas. Además, las fuentes consultadas tampoco se ponen de acuerdo con las próximas reuniones. Mientras el Govern asegura tener en la agenda una reunión la semana que viene para negociar las nuevas cuentas, el PSC lo niega y lo enmarca en los encuentros habituales para hacer seguimiento del acuerdo del 2023.

En una posición similar se encuentran las negociaciones con los Comuns. Fuentes de la formación morada aseguran que el Govern aún les tiene que contestar "cómo piensan dar cumplimiento a los acuerdos de 2023" y recuerdan que, para ellos -en contraposición al PSC-, descartar definitivamente el proyecto del Hard Rock es imprescindible. Los Comuns, que aseguran no tener en la agenda aun ninguna nueva reunión con el Govern, sí avisan de que en el próximo pleno presentarán una moción con todas sus demandas presupuestarias para presionar al ejecutivo a asumir algunos de sus compromisos.

Junts se hace notar

Mas allá de PSC y Comuns, el Govern sigue defendiendo que las puertas con Junts y la CUP están abiertas. Aunque entre bambalinas, todas las partes reconocen su escepticismo. Como en el pasado año, la formación de Carles Puigdemont ha ofrecido su mano tendida para negociar las cuentas, con condiciones. Pero también como sucedió hace doce meses, existen escasas por no decir nulas posibilidades de que ofrezcan al Govern de ERC un caramelo como el apoyo presupuestario, a escasos meses de unas elecciones en las que los republicanos serán el principal rival de Junts.

Junts utiliza, pues, esta negociación formal para marcar perfil propio. Y, en estalíneaa deberá entenderse el listado de propuestas que los posconvergentes ofrecerán al Govern dentro de dos semanas, y que también prevén hacer públicas acto seguido. Les servirá para marcar perfil ideológico de centro-derecha en cuestiones como el apoyo a las grandes infraestructuras, la política fiscal o una posición propia respecto a la escuela concertada o la inmigración.

Fuentes del partido que pertenecen al equipo negociador admiten en privado que las posibilidades de que estas conversaciones fructifiquen son ínfimas. Y que se trata de una escenificación, sin más, para intentar, como sucedió en el pasado ejercicio, situar a ERC en una posición escorada a la izquierda y dependiente de los 'comuns' y, en especial, del PSC. Sucede, sin embargo, que en esta ocasión es menos efectivo el ejercicio de presión dado que también Junts ha pactado con los socialistas, en concreto en Madrid y para hacer posible la investidura de Pedro Sánchez.

En cambio, quien ha cambiado de estrategia es la CUP. A diferencia del año pasado, cuando directamente se autodescartaron, esta vez los anticapitalistas han intentado entrar en la ecuación y han trasladado al Govern sus demandas. Con este movimiento, buscan visibilidad y empezar a salir del córner, tras los malos resultados de las municipales y de haber quedado fuera del Congreso. Sin embargo, también hay escepticismo total con que puedan llegar a un pacto.