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Trece historiadores contra las manipulaciones de Vox

Un libro denuncia que la formación de Santiago Abascal reescribe la historia de España en busca de un beneficio partidista

Archivo - Mitin de Santiago Abascal "Empezando por lo que importa", acompañado de Iván Espinosa de los Monteros, Ignacio Garriga, José Antonio Ortega Lara, Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith, en la plaza de toros de Murcia

Archivo - Mitin de Santiago Abascal "Empezando por lo que importa", acompañado de Iván Espinosa de los Monteros, Ignacio Garriga, José Antonio Ortega Lara, Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith, en la plaza de toros de Murcia / EDU BOTELLA - Archivo

Daniel G. Sastre

Daniel G. Sastre

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“Cuando un grupo u organización política se embarca en la reescritura de la historia hasta convertirla en irreconocible a quienes se han especializado en su estudio, entonces el rigor histórico se erige en una prioridad política y el deber cívico en un imperativo moral”. Esta frase tan alejada de las ambigüedades abre ‘Vox frente a la historia’ (Akal), el libro con el que 13 historiadores se han propuesto desmontar las inexactitudes en ese campo que, siempre a favor de sus intereses, ha divulgado en los últimos tiempos el partido de extrema derecha.

El volumen, coordinado por el historiador Jesús Casquete, repasa en capítulos cortos y amenos las afirmaciones de Vox en torno a los principales episodios de la historia de España, de la Reconquista o la etapa de los Reyes Católicos hasta la Segunda República o el franquismo. Para el partido, dice Mateo Ballester Rodríguez, la historia es, más que una ciencia social, un “instrumento de lucha política y afirmación ideológica”. Quizás por ello, en todos los casos los historiadores a cargo hayan casos flagrantes de tergiversación y manipulación. Estos son algunos de los más llamativos.

Sesgo interesado

“La Edad Media y la España de los Reyes Católicos y los Austrias son los principales suministradores de símbolos y referentes. La apelación a una tradición española liberal está prácticamente ausente”, afirma Ballester Rodríguez. El foco se pone en los dos episodios “más ensalzados por la historiografía decimonónica dominante y el franquismo, la Reconquista y la conquista y la colonización de América”. Vox está intentando revitalizar “un discurso histórico en buena medida abandonado y académicamente desautorizado”.

La inmigración musulmana

Vox ha utilizado la Reconquista como caballo de batalla contra la inmigración. Empezó las campañas de 2015 y de 2019 en Covadonga, y en sus discursos son constantes las apelaciones que transmiten “orgullo por el pasado y desprecio por el islam y los musulmanes” para “excitar las emociones de sectores sociales vulnerables a la propaganda patriotera y proclives a la xenofobia y la islamofobia”, dice Alejandro García Sanjuán, que subraya la “indigencia historiográfica” y la “pobreza intelectual” de las publicaciones del partido pretendidamente científicas.

Una nación canónica

Para Vox, la nación española está delimitada por unos “rígidos cánones” identitarios –género binario, religión cristiana, familia heterosexual- que excluyen a quienes no encajan en ellos, sostiene José María Portillo. Esto queda más claro que nunca cuando el partido aborda la conquista de América: según Vox, “la globalización de lo español no implicó una operación de imposición racial sino espiritual. Nada que ver, por tanto, con cosas tan desagradables como la idea de una raza superior, sino con algo tan benévolo como la integración en una cultura civilizadora”. Las culturas anteriores a la conquista de los pueblos americanos no existen en la propaganda de Vox.

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Olvido de los liberales de 1812

En contraste con la importancia que Santiago Abascal da a la Guerra de la Independencia, por su componente patriótico, los liberales del siglo XIX español pasan desapercibidos en sus consignas. “Para Vox, la nación española existe, al menos, desde el Medievo. En este sentido, el lugar que Vox reivindica como cuna de la nación es Covadonga, no Cádiz”, escribe Juan Luis Simal.

Los enemigos de España

Casquete incluye a Vox dentro de la corriente nacionalpopulista que navega con viento en las velas en toda Europa. Como todos los partidos de ese corte, necesita enemigos, porque “solo ante el enemigo se desata el héroe”. Y Vox los ha encontrado en todas partes. En el PP, que “se cruza de brazos mientras España agoniza”, según José Antonio Ortega Lara; en los independentistas y en los nacionalistas periféricos –Carles Puigdemont es para Abascal solo “un cobarde fugado”-; y en la izquierda. El Gobierno de Pedro Sánchez es, básicamente, “la sucursal de unos progres multimillonarios y de unos narcodictadores comunistas”. Frente a todos ellos, Vox actúa “sin miedo a nada ni a nadie”, a decir de sus dirigentes.

La reinterpretación de la Guerra Civil

A caballo de autores tan controvertidos como César Vidal o Pío Moa, Vox ha otorgado una nueva dimensión a la propaganda que habla de la Guerra Civil como una respuesta de la derecha y la gente de bien al “terror frentepopulista”, sostiene Julián Casanova, frente a las pruebas de que la contienda de 1936 fue provocada por “un violento golpe de Estado contra la República, y de que esa guerra y la posterior dictadura fueron desastrosas para nuestra historia y para nuestra convivencia”. No es un impulso inocente, según el historiador. “Un estudio sobre la influencia de esos pasados ‘traumáticos’ en el voto a los partidos populistas de ultraderecha en Alemania, Polonia y España, en el que participaron dos investigadoras españolas, Irene Martín y Marta Paredés, mostraba que era 4,5 veces más probable dar apoyo al partido de Santiago Abascal en las elecciones si se pensaba que el principal responsable de causar la Guerra Civil fue el régimen republicano”. La reescritura ha continuado, por ejemplo, con la retirada de placas y calles en Madrid en recuerdo de dirigentes históricos socialistas como Indalecio Prieto o Francisco Largo Caballero.

La admiración poco explícita por Franco

La profesora Matilde Eiroa San Francisco aborda la relación entre Vox y el franquismo. Según ella, el partido contribuye a “reciclar la mitificación” de Francisco Franco “elaborada durante la dictadura”, en vez de buscar “comprender con rigor su figura”. El partido comparte los valores del franquismo y el discurso según el cual la Guerra Civil empezó en 1934 con la revolución de Asturias, y no en 1936, y que el golpe de Estado tuvo lugar por “la amenaza comunista”. “Sin embargo, los dirigentes de Vox apenas mencionan directamente al dictador en sus redes sociales”, advierte la profesora. “En la recolección de 64.600 tuits escritos en la cuenta oficial del partido desde el 14 de enero de 2014 hasta el 25 de mayo de 2022” solo hay “un total de 67 apelando a Franco”, y la mayoría son para protestar por la exhumación de su cadáver. En cambio, algunos dirigentes territoriales sí han sido más explícitos. Es el caso del diputado en el Parlamento andaluz Javier Cortés, que afirmó que Franco dejó “un país magnífico” y alabó su figura militar “inigualable” y “gigantesca”.

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