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España se juega su prestigio climático el 23J

España, ante el reto de combatir la desertificación

Urgencias y riesgos climáticos de la nueva legislatura

Italia, laboratorio del negacionismo climático

Más de 500 científicos firman un manifiesto pidiendo más medidas contra el cambio climático

Más de 500 científicos firman un manifiesto pidiendo más medidas contra el cambio climático / CHARLES PLATIAU

Heriberto Araújo

Heriberto Araújo

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El pasado lunes la presidenta de la Comisión Europa, Ursula Von der Leyen, se reunió en Madrid con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con motivo del inicio de la presidencia española de la UE . En la rueda de prensa posterior, un periodista preguntó a von der Leyen sobre el riesgo que suponen los extremismos para Europa, una cuestión nada baladí cuando se considera que la ultraderecha avanza con fuerza en el continente, desde Italia a Polonia y Hungría. Refiriéndose al contexto español —y, aunque sin decirlo abiertamente, a la posible formación de un gobierno PP-Vox tras el 23J—, la líder europea decidió pronunciarse sobre las implicaciones que ello tendría para Europa y cómo piensa que debe responder Bruselas. Eligió como tema el calentamiento global.

“Como fuerzas democráticas de centro, debemos mostrar que tenemos una idea clara de cómo queremos afrontar el cambio que está sucediendo. El cambio climático es un hecho. Tenemos una idea, una visión, de cómo responder a él, de cómo enfrentar las dificultades, pero también cómo aprovechar las oportunidades”, dijo Von der Leyen, flanqueada por Sánchez. “Se puede crecer económicamente y crear prosperidad mientras reduces las emisiones […], mientras proteges la naturaleza y el medio ambiente”.

Aunque el cambio climático, uno de los temas que más preocupan a los españoles -según numerosos estudios-, está desafortunadamente ausente del núcleo de cuestiones electorales del 23J, los pactos PP-Vox de las últimas semanas han hecho saltar todas las alarmas del lado de los ecologistas por lo que podría estar por venir. El ejemplo más nítido es el de Extremadura, donde si bien la atención se ha centrado en cómo la formación de ultraderecha hizo presión para que María Guardiola diera su brazo a torcer si quería ser investida presidenta , la cuestión de fondo es cuál va a ser el impacto de Vox en las políticas medioambientales en una región de 4.160 kilómetros cuadrados de los que más de una cuarta parte están protegidos por la Red Natura 2000. Y no se trata solo de eso, sino de si la entrada de los negacionistas climáticos va a frenar, por medio del control de consejerías estratégicas, la expansión del despliegue de energías renovables, una apuesta valiente de la administración saliente para atraer empresas interesadas en energía verde, barata y confiable .

El prestigio de la diplomacia climática en juego

la credibilidad internacional los organismos de la gobernanza global.

Algunas naciones incluso son condenadas al ostracismo o al más absoluto aislacionismo. Es el caso de un país tan medioambientalmente relevante como Brasil, que sufrió el vacío diplomático de la comunidad internacional durante los cuatro años del negacionista climático Jair Bolsonaro (2019-2022), quien acaba de ser inhabilitado para un período de ocho años por decisión judicial tras comprobarse que difundió bulos que cuestionaban la fiabilidad del proceso electoral. La Amazonía todavía no se ha recuperado de los niveles de destrucción que Bolsonaro alentó, pero su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, ya capitaliza en la escena internacional su compromiso con la preservación.

En apenas siete meses de gobierno el dirigente ha sido recibido en la Casa Blanca, El Vaticano, el Elíseo y el Gran Palacio del Pueblo en Pekín, entre muchos otros lugares. Países como Reino Unido y Estados Unidos, donde otro negacionista como Donald Trump causó estragos nombrando a varios ultraconservadores como jueces del Tribunal Supremo que han rebajado luego los estándares de regulaciones medioambientales importantes, también se han comprometido a realizar donaciones financieras a Brasil como “premio” a su preservación de la mayor selva tropical del planeta.

Es difícil predecir hoy quién ganará las elecciones. En caso de que sea el PP y, para gobernar, necesite a Vox, no se sabe cuál será el pacto al que lleguen. Pero no es una buena noticia para España que Alberto Núñez Feijoo decida que es aceptable ceder en materia medioambiental y climática. En el programa del PP, presentado hace unos días, se lee: “La sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático se encuentran entre los principales retos que tenemos como sociedad [...] Vamos a ser muy ambiciosos en lo que se refiere a economía circular, a la mitigación de emisiones y a la preservación de la biodiversidad, pero queremos hacerlo bajo la premisa de una transición ecológica justa, haciendo partícipes a la sociedad civil, a los agentes económicos y a las administraciones.”

El de Vox aún no se conoce, pero su Agenda España habla de una “religión climática en Occidente” y aboga por la “suspensión de toda norma climática impuesta por las élites globalistas que afecte gravemente al interés y prosperidad de los españoles”. Nada de ello es alentador. Como ha escrito Nerea Ramírez, activista de Greenpeace España, reflexionando sobre el programa de la ultraderecha para el país[ER8] ,"con siete de nueve límites planetarios superados da para replantearse muchas cosas. Pero sobre todo da para plantearse el horizonte al que aspiramos, hacia el que queremos caminar.”

Quizá sea el momento de tomar acciones más concretas y robustas para evitar retrocesos que contradicen la ciencia y probablemente violan los tratados internacionales firmados por España. El profesor italiano de filosofía política de la Universidad LUISS Guido Carli, Gianfranco Pellegrino, ha evocado la posibilidad de que se implementen cambios legislativos para que el negacionismo climático sea un delito a nivel mundial. “Se debería comenzar a admitir que el negacionismo climático no es diferente respecto a otros tipos de negacionismo, por ejemplo, el histórico. ¿Quién niega el Holocausto puede ser defendido en nombre de la libertad de expresión? […] En cierto modo, las omisiones y los retrasos que llevan al desastre [climático] actual son en parte culpa de los negacionistas”, reflexionaba en una reciente tribuna.

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