Elecciones 23J

Sumar se estrena en campaña con el reto de desbancar a Vox del tercer puesto y apelar a los desencantados con Sánchez

Yolanda Díaz pone a prueba su proyecto transversal, que aspira a superar el espacio de Podemos

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Yolanda Díaz, durante el acto de inicio de campaña de Sumar para las elecciones del 23J.

Yolanda Díaz, durante el acto de inicio de campaña de Sumar para las elecciones del 23J. / EP

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Sumar se estrena electoramente y abre la campaña que le llevará a su primera cita con las urnas. Yolanda Díaz, que ha arrancado la campaña este jueves tarde en A Coruña, se mide en el examen del 23 de julio donde el aprobado está en los 35 escaños que ya logró Podemos en 2019, pero donde el verdadero reto será el de “ensanchar” el espacio, con el objetivo de arrebatarle a Vox la tercera posición, clave para la futura gobernabilidad de cualquiera de los bloques.

Con el objetivo de que ningún voto progresista se quede en casa, la baza de Díaz irá en dos direcciones: por una parte, en retener al votante duro de Podemos y al mismo tiempo, seducir al electorado de izquierdas que en su día apostó por las siglas socialistas y que ahora se resiste a votar a Pedro Sánchez.

En 15 días la vicepresidenta pondrá prueba su particular apuesta: un proyecto transversal que pretende ir más allá de la izquierda más radical que representaba Podemos -la “esquinita del tablero”, como la propia Díaz lo describió-.Un planteamiento que entra a disputar directamente el elecorado del PSOE y que sitúa a Sumar como una alternativa al presidente de Gobierno, que ha sufrido un fuerte desgaste a raíz de su gestión.

La dirigente ha suavizado las formas, diametralmente opuestas a las de su antecesor en el cargo, Pablo Iglesias, y ha matizado algunas de las propuestas de máximos de Podemos. Una manera de intentar abrirse a un electorado más amplio por la que también ha evitado algunas de las polémicas más agrias en la izquierda, como el referéndum de autodeterminación de Cataluña, el debate entre monarquía o república, la reforma constitucional o los debates propios del feminismo como la postura sobre la prostitución, entre el abolicionismo o el regulacionismo. 

En materia fiscal, el aumento de impuestos asociado al IRPF que plantea en su programa electoral sólo se fija para las rentas de más de 120.000 euros, una medida que evita penalizar a las rentas medio-altas a las que también se dirige, como sí lo hacía la propuesta morada de gravar más a quienes superasen los 60.000 anuales.

El tercer puesto

El principal objetivo de Sumar es entrar en el podio con la medalla de bronce y desplazar a Vox; una hito que dibujan no sólo como una victoria simbólica sino como la gran batalla electoral, debido a la traducción que tiene en su presencia en el Congreso, al disputarse el último escaño en una docena de circunscripciones medianas. La candidatura de Díaz tiene apoyos en las grandes ciudades, el tiempo en que experimenta problemas en las provincias pequeñas y en la España interior, donde sí tiene mayor implantación el partido de Santiago Abascal, más enfocado al voto rural. Y en esta dicotomía, adquiere especial relevancia la representación que obtenga en ciudades intermedias.

Sumar fijará algunas de estas plazas como objetivos concretos en campaña. El planteamiento de estas semanas consistirá en los tradicionales mítines de Yolanda Díaz por España que alternará con una fuerte presencia en medios de comunicación, después de haber entrado en la batalla del prime time de Pedro Sánchez. En la candidatura tienen claro que las elecciones ya no se juegan sólo en la calle, sino que es fundamental el papel de las televisiones y las nuevas tecnologías, donde está centrada otra parte importante de su estrategia. 

Pero la conformación de la propia coalición, formada por quince partidos, se presenta como un reto a la hora de intentar mantener una estrategia unitaria. La incomparecencia de Podemos en campaña, empeñado en mantener una implicación mínima en protesta por el veto a Irene Montero, lleva a que una parte de su electorado se mantenga secuestrado en las siglas moradas y rechace votar a Yolanda Díaz, a quien el partido declaró una guerra hace meses. 

Al reto de volver a seducir a esos 300.000 electores y de atraer al mismo tiempo a una parte del votante socialista, se suma el de intentar una convivencia más o menos pacífica del resto de miembros de la coalición, donde conviven distintas sensibilidades. El diseño de la campaña no está siendo sencillo, y algunas formaciones como Compromís actúan de manera independiente a Sumar, llegando a plantear esta semana que buscarían tener grupo propio dentro del Congreso de los Diputados, una opción a la que habían renunciado expresamente en el acuerdo de coalición. Formaciones como la Chunta Aragonesista buscan también exhibir sus diferencias territoriales dentro de Sumar, mientras el partido de Ada Colau se ha visto obligado a rebajar las propuestas de su programa. Unos equilibrios nada fáciles que en las semanas de campaña pueden tensar las costuras de la coalición.