Precampaña de las elecciones generales
Sánchez alerta a la UE de la posible llegada de Vox al Gobierno: "Sería una mala noticia para Europa"
Sánchez prioriza la reindustrialización de Europa y la reforma del mercado eléctrico para la presidencia de la UE
Un presidente al límite: todas las vidas de Pedro Sánchez
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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, durante la presentación de la Presidencia Española en el Consejo de la Unión Europea. / José Luis Roca
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Juan Ruiz Sierra
Periodista
Pedro Sánchez fue este jueves escrupuloso. El presidente del Gobierno compareció en la Moncloa para explicar las prioridades de la presidencia española de la UE, que comenzará el mes que viene y se prolongará hasta finales de año. La responsabilidad europea se ve afectada por los comicios generales del próximo 23 de julio, adelantados tras el batacazo que sufrió el PSOE hace casi tres semanas en municipios y autonomías. También las propias apariciones del presidente están condicionadas por la cita con las urnas. En periodo electoral, los actos del Gobierno no deben contener críticas a otros partidos. Así que Sánchez fue con pies de plomo. Pero eso no evitó que lanzase un mensaje, sin citar a Vox pero refiriéndose a la formación que lidera Santiago Abascal, sobre los peligros de la llegada de la ultraderecha al Gobierno central.
“La llegada de fuerzas antieuropeístas es una mala noticia para la UE. Para ser más fuertes, tenemos que unirnos. Tener movimientos políticos que cuestionan desafíos como la emergencia climática y la amenaza en el frente oriental [la guerra en Ucrania] es una mala noticia para el conjunto de Europa”, señaló el jefe del Ejecutivo ante los embajadores europeos. Sánchez subrayó que hablaba en general, no solo de España, pero sus declaraciones, dos días después de que el PP y Vox firmasen un acuerdo para gobernar juntos la Comunitat Valenciana, tenían un claro componente doméstico.
“Muchas voces han augurado el debilitamiento del proyecto político europeo. Muchos partidos antieuropeístas han ganado presencia en nuestras instituciones. Pero Europa ha sido más fuerte y ha salido reforzada”, había señalado el presidente poco antes, al hablar de los cuatro objetivos de la presidencia española de la UE: reindustrializar el continente, avanzar en la transición ecológica, consolidar el pilar social y profundizar en la unidad europea.
Movilización contra la ultraderecha
En la Moncloa creen que esta vez ocurrirá lo mismo en España. Los colaboradores de Sánchez admiten la dificultad de lograr la investidura tras el 23 de julio. La inmensa mayoría de las encuestas anticipan una clara victoria del PP y muchas posibilidades de alcanzar la mayoría absoluta junto a Vox en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, insisten en que todavía quedan 40 días para la cita con las urnas y en que su principal batalla es contra la abstención, no contra Alberto Núñez Feijóo. Los sondeos reflejan que los socialistas obtendrían ahora un resultado similar al de noviembre de 2019, en torno al 28% de las papeletas, pero que sería insuficiente ante el empuje de los conservadores, que han absorbido casi todo el voto de Ciudadanos.
Para activar a ese electorado progresista o moderado que contempla quedarse en casa, pactos como el sellado el martes por el PP y Vox en la Comunitat Valenciana pueden ser clave, explican los socialistas. Este será uno de los ejes de su campaña, la alerta contra la “ola ultraconservadora”, junto a la defensa de la gestión llevada a cabo en el Gobierno y las apelaciones al voto útil. Félix Bolaños, ministro de la Presidencia y uno de los dirigentes de mayor confianza de Sánchez, fue a primera hora de la mañana mucho más explícito que el presidente, ya que sus palabras no se pronunciaron en un acto de Gobierno. “Feijóo nos mintió cuando dijo que no pactaría con Vox y no les metería en ningún gobierno. ¿Qué credibilidad tiene?”, se preguntó, definiendo a Vox como un partido “machista, xenófobo, que niega la violencia de género y el cambio climático, que quiere ilegalizar fuerzas políticas y lleva maltratadores en sus listas”.
La reaparición de Bildu
El PSOE busca así centrar el debate en los pactos del PP con la ultraderecha. Los ya firmados, como el de la Comunitat Valenciana, y los que están por venir. La participación de los de Abascal resulta indispensable para que el partido de Núñez Feijóo se haga con el poder en la mayoría de comunidades y ayuntamientos. Pero no está claro que este discurso ante el 23J vaya a tener éxito. Primero, porque el rechazo a Sánchez entre los votantes de derechas es “mayor” que el que suscita Vox entre el electorado progresista, según admite un importante barón socialista. La prueba, continúa, es la hipermovilización de los simpatizantes conservadores frente a la apatía de los de izquierda. Y después, porque los propios miembros del Ejecutivo contribuyen a deteriorar esta estrategia.
Justo después de que Bolaños cargara contra la alianza entre el PP y Vox, el delegado del Gobierno de Madrid, Francisco Martín, volvió a colocar el foco sobre Bildu, algo que los socialistas intentan evitar a toda costa. Los aberzales no tienen ninguna coalición con el PSOE, a diferencia de Vox, pero sí han sido un aliado clave para sacar adelante sus iniciativas: de la ley de vivienda al llamado escudo social para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania, pasando por las prórrogas del estado de alarma durante la pandemia.
“Los supuestos enemigos de España han hecho más en estos cinco años por los españoles que todos los patrioteros de pulsera”, dijo Martín durante una conferencia a la que asistió Bolaños. Los colaboradores de Sánchez admitieron que había cometido un "error". El PP tardó poco en pedir a Sánchez que fuese inmediatamente cesado. Horas después, Martín pidió disculpas "a las personas que se hayan podido sentir ofendidas". Pero el daño ya estaba hecho.
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