Apuntes políticos

Las cuentas (electorales) de Illa y Aragonès

La calculadora electoral condicionó el pacto a regañadientes entre ERC y PSC, que deja paso a una triple batalla fratricida por la hegemonía política en Catalunya

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Jose Rico

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Todo cambió el 7 de octubre de 2022. La salida de Junts per Catalunya del Govern de la Generalitat puso patas arriba la política catalana y modificó las reglas de juego cuando aún no se había disputado ni la mitad de la partida. Los que no podían ni verse, ERC y PSC, pasaron a necesitarse para salvar los presupuestos de 2023. Negociaron durante cuatro meses sin entusiasmo alguno (ni siquiera han compartido un grupo de WhatsApp) y sin estar seguros de que la alianza les conviniese. La frialdad se llevó hasta la misma firma del acuerdo entre Pere Aragonès y Salvador Illa. Porque ellos y sus respectivos partidos van a pasar ahora, sin solución de continuidad, a batirse en una triple lucha electoral fratricida por la hegemonía política en Catalunya.

Las cuentas de Illa

En medio de los altibajos negociadores, la tentación del PSC de provocar la caída del Govern y precipitar elecciones ha estado sobre la mesa, e incluso se ha barajado la fecha de marzo. Con la legislatura catalana a punto de atravesar el ecuador y Aragonès en extrema fragilidad, Illa prefería someterse a las urnas ahora que arriesgarse a hacerlo una vez pasadas las municipales y las generales de este año. Hoy los socialistas gobiernan en coalición el Ayuntamiento de Barcelona y la Moncloa, y las encuestas no le garantizan la continuidad en ninguna de las dos plazas.

Ante unas elecciones catalanas, en cambio, el promedio de todos los sondeos publicados durante 2022 otorga al PSC 4,2 puntos de ventaja sobre ERC y 9 puntos más que Junts. Traducido a escaños, la partida demoscópica va 37-33 a favor de los socialistas. Mayoría absoluta si quisieran pactar. Pero la suma del independentismo resistiría también en los 68 escaños, e Illa ya tiene experiencia en ganar unos comicios y no poder gobernar. Le salía más a cuenta que el PSC recuperase la centralidad que perdió con el estrepitoso final del tripartito y la eclosión del 'procés'. Y desplazar de ella a Junts.

Las cuentas de Aragonès

Aragonès tiene oxígeno para un año más. Le ha aguantado el pulso al PSC con la baza de que a Pedro Sánchez tampoco le convenía demasiado prescindir del todo de ERC y empezar a perder votaciones en el Congreso en puertas del ciclo electoral. Los republicanos le habían avisado con una abstención (aunque inocua) a su último decreto anticrisis. El 'president' toma aire, además, para afrontar con mayor alivio los dos exámenes electorales de este año, que serán los primeros tras el cisma entre ERC y Junts.

Hasta que se produjo esa ruptura, los republicanos veían opciones de gobernar en Barcelona y ganar las municipales y las generales en Catalunya. Con esa triple victoria sobre el PSC y Junts en el zurrón, Aragonès contaría con una buena pista de aterrizaje para un adelanto de las autonómicas a 2024, persiguiendo un Govern más estable. Sin embargo, la carta barcelonesa se le ha puesto cuesta arriba con la irrupción de Xavier Trias, cuyo primer efecto ha sido arrebatarle a ERC una cuarta parte de sus votantes, según la encuesta del GESOP que esta semana ha publicado EL PERIÓDICO.

Las otras cuentas

Tanto Aragonès como Illa aseguran que no estamos ante un acuerdo de legislatura, algo que resulta fácil de creer a corto plazo ante una competición electoral tan igualada entre republicanos y socialista. Pero la necesidad de desplegar los compromisos pactados y el desenlace de las municipales y las generales pueden volver a acercarles. La batalla por la alcaldía de Barcelona pondrá a prueba la voluntad de reconciliación de ERC y Junts, aunque si se mantienen las tendencias que apuntaba el GESOP, tanto Trias como Ernest Maragall podrían verse en la tesitura de tener que aceptar los votos del PSC para conquistar la capital de Catalunya.

En cuanto a las generales, la media de las encuestas publicadas desde septiembre esboza un panorama tan abierto a 10 meses vista que el concurso de ERC volvería a ser imprescindible para que Sánchez continuase en la Moncloa. En definitiva, los caminos del PSOE y de ERC volverán a cruzarse antes o después. Otra cosa es que, aunque sea a regañadientes, les vuelvan a salir las cuentas.

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