Consejo de Ministros

El Gobierno evita dar detalles del giro con Marruecos y se remite a las explicaciones de Albares y Sánchez

La portavoz rehúsa dar más concreciones y se escuda en las comparecencias del ministro de Exteriores el miércoles y del presidente, el próximo 30 de marzo

Subraya que el acuerdo es una "buena noticia" para España porque proporciona "estabilidad política, integridad territorial y prosperidad" para los dos países

La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, junto a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera (i), y la titular de Ciencia, Diana Morant, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este 22 de marzo de 2022, en la Moncloa.

La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, junto a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera (i), y la titular de Ciencia, Diana Morant, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este 22 de marzo de 2022, en la Moncloa. / EFE / EMILIO NARANJO

Juanma Romero

Juanma Romero

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Al Gobierno se le transparenta la tensión por el giro histórico en la posición sobre el Sáhara Occidental. Ya desde el viernes pasado, cuando Marruecos hizo pública parcialmente la carta que había enviado Pedro Sánchez al rey Mohamed VI, en la que manifestaba que la propuesta autonomista de Rabat para la antigua colonia española era la "base más seria, realista y creíble", evitó proporcionar muchas concreciones. Los días han pasado y continúa sin aportarlas. Y este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ocurrió lo mismo. La portavoz del Ejecutivo, visiblemente incómoda, mascando la tensión en cada una de las respuestas a los periodistas, rehusó dar detalles y se remitió a las explicaciones que, este miércoles, dará en el Congreso el titular de Exteriores, José Manuel Albares, y "muy probablemente" el próximo 30 de marzo el propio presidente, también en la Cámara baja.

En todo momento, la ministra Isabel Rodríguez se escudó en que la diplomacia "requiere de tiempos y discreción" para no profundizar en cómo se ha gestado esa salida a una crisis con el vecino del sur que se ha prolongado durante más de un año y que alcanzó su cénit en mayo de 2021, cuando 10.000 personas cruzaron, muchas a nado, la frontera de Ceuta, con la permisividad de las autoridades marroquíes. Era su castigo a España por haber acogido en un hospital de Logroño al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, gravemente enfermo de covid-19. La portavoz mantuvo que el acuerdo con Rabat, en el que se venía trabajando durante "meses", es una "buena noticia para España", porque da carpetazo a una crisis diplomática larga y porque redunda en la "estabilidad política, la integridad territorial y la prosperidad económica" de los dos países.

Precisamente una de las razones esgrimidas por el Ejecutivo para tomar partido por la vía autonomista que propone el reino alauí para el Sáhara es que estaba amenazada la "integridad territorial" de España. Es decir, que con esta recomposición de las relaciones bilaterales se consigue el blindaje de Ceuta y Melilla y de las aguas territoriales de Canarias. De hecho, Albares informó después del anuncio a los presidentes de las dos ciudades autónomas y de las islas. Y Sánchez visita este miércoles Ceuta y Melilla, diez meses después del pico de la crisis, como un gesto de fortaleza hacia Rabat.

El Gobierno no cree que las relaciones con Argelia se vean afectadas: es un socio “estratégico, aliado y fiable como suministrador de gas”, un país "vecino y amigo"

Pero Rodríguez no detalló por qué estaban en riesgo ambos enclaves. "Cuando inauguramos una nueva etapa, lo conveniente es mirar hacia delante y no hacia detrás", sostuvo, para incidir en que el Gobierno intenta "velar por los intereses generales del país" en toda circunstancia. La titular de Política Territorial tenía preparadas las respuestas y se atuvo a ellas, leyéndolas directamente del papel que tenía delante.

La portavoz no concretó por qué no se dio a conocer la misiva enviada por Sánchez a Mohamed VI (no se conoce siquiera cuándo estaba fechada), o por qué no se informó previamente del giro histórico de España —el abandono de la neutralidad mantenida durante 47 años— al socio de coalición, Unidas Podemos, o al PP. Ni tan siquiera confirmó si se avisó con antelación a Argelia, como fuentes oficiales del Ejecutivo sí señalaron durante el fin de semana.

"No con países terceros"

Respecto a la relación con Argel, el Gobierno busca hacer ver que no hay ninguna quiebra en la relación, pese a que el sábado respondió con la llamada a consultas de su embajador en Madrid, Said Moussi. La portavoz recalcó que Argelia es un socio "sólido", "estratégico", "prioritario" y "fiable" para España como uno de sus suministradores principales de gas. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, a su lado, apuntó que espera que las relaciones sigan funcionando con "normalidad" y no se vea alterado el aprovisionamiento energético. "La relación ha sido excelente y esperamos que siga siendo así", replicó.

La portavoz también recalca que España "se mantiene en la misma posición" en la que estaba, en el sentido de que sigue apostando por una solución negociada "en el marco de la ONU" y "mutuamente aceptada"

¿Pero se informó previamente a Argel? Rodríguez repitió la fórmula empleada ayer por Albares en Bruselas: el acuerdo trenzado con Rabat es "entre dos partes", España y Marruecos, y "no tiene que ver con las relaciones con países terceros", como Argelia, que es un socio “estratégico, aliado y fiable como suministrador de gas”, un país "vecino y amigo". Es decir, no confirmó que el contacto se hubiera producido, pese a que se le inquirió si lo hubo y por qué cauce. Sobre la reacción de los socios, muy airada con el giro del presidente, la ministra se limitó a recordar que las deliberaciones del Consejo de Ministros son secretas, y de ellas no puede dar cuentas.

Rodríguez se felicitó del "nuevo marco de relaciones" con Rabat, un vecino con el que "nos unen lazos humanos, históricos y también de carácter geográfico y económico". Asimismo, fue muy insistente a la hora de subrayar que el Gobierno "ha dado explicaciones desde el minuto uno", ya que Albares compareció el viernes en Barcelona y ayer lunes desde Bruselas, y este martes fue interrogado por la oposición en el Senado y mañana comparece en la Cámara baja para dar cuentas "con detalle".

Rodríguez no confirma si hubo una comunicación previa a Argelia: el acuerdo "tiene que ver con las relaciones entre España y Marruecos" y no con las relaciones con "terceros países"

La portavoz también recalcó que España "se mantiene en la misma posición" en la que estaba, en el sentido de que sigue apostando por una solución negociada "en el marco de la ONU" y "mutuamente aceptada". En esa línea abundó precisamente el jefe de la diplomacia en la Cámara alta este martes, haciendo hincapié en que España no se ha deslindado de la legalidad internacional, olvidando que el cambio ahora radica en que el Gobierno, por primera vez, se decanta por una solución, la propuesta de autonomía. Albares viajará probablemente el próximo 1 de abril a la capital marroquí.

Pero Albares no será el único que pase por la Cámara baja. Presionado por la oposición, de izquierda a derecha, la Moncloa cede. Sánchez acudirá al Congreso "muy probablemente" el próximo miércoles, 30 de marzo, para dar cuentas de las nuevas relaciones con Marruecos, pero será en una comparecencia en la que abordará las conclusiones del Consejo Europeo de este 24 y 25 de marzo y en la que expondrá el plan nacional de respuesta que aprobará el Consejo de Ministros el próximo martes, así como los resultados de la cumbre de la OTAN extraordinaria de este jueves. Es decir, que no será una sesión monográfica sobre el giro estratégico sobre el Sáhara Occidental, como quieren los grupos, sino que contendrá distintos asuntos, un procedimiento habitual en todas las legislaturas.

No era el 30 de marzo la fecha prevista por la Moncloa. Tanto ayer lunes a última hora como este martes, antes de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el Gobierno barajaba dejar pasar más días antes de que Sánchez acudiera al Congreso. Se contempló el miércoles 6 de abril, de hecho. Pero la airada protesta de los grupos motivó el “cambio de planes”, como lo llamó la Moncloa.