Carrera presidencial
Díaz busca músculo con el salario mínimo antes de impulsar su proyecto
El apoyo de Ciudadanos y el 'no' de ERC y Bildu a la reforma laboral deslució la aprobación de la norma estrella de la vicepresidenta segunda
La negociación para subir el SMI entre 24 y 40 euros para 2022 ofrecerá a la líder de los morados la posibilidad de recuperar impulso para su plataforma
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yolanda diaz / Jose Luís Roca
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Miguel Ángel Rodríguez
Periodista político, especializado en la información parlamentaria del Congreso y el Senado
Con la reforma laboral aprobada (por los pelos), Yolanda Díaz se embarca el próximo lunes en su siguiente tarea: negociar con los agentes sociales la subida del salario mínimo interprofesional (SMI). La vicepresidenta segunda no ha salido tan bien parada como esperaba de la derogación -parcial, como no han dejado de repetirle los socios del Gobierno- de la norma que aprobó el PP en 2012. Díaz no ha cosechado el apoyo del bloque de investidura y tampoco ha obtenido un respaldo férreo de Unidas Podemos. Lo positivo que se lleva la ministra de Trabajo de la caótica votación en el Congreso es que parece demostrado que llevaba razón: no hay una mayoría alternativa a ERC y EH Bildu. En definitiva, una sensación agridulce de la que la líder de los morados se podrá desquitar buscando músculo en la negociación del SMI y recuperando fuelle para lanzar su proyecto.
El escaso margen con el que el Gobierno esperaba sacar adelante la reforma laboral (apenas 3 votos) ya deslucía el acuerdo que Díaz logró alcanzar a finales de diciembre con los agentes sociales. Más aún, si se miraba el grueso de los apoyos. Ciudadanos, el PDECat, UPN (al menos, al principio)... Ni rastro de ERC, PNV o EH Bildu que veían la norma "insuficiente". Las negociaciones de la vicepresidenta no llegaron a buen puerto, pese a que lo intentó hasta el último segundo. "Hizo todo lo posible", defienden fuentes cercanas a Díaz que aseguran que tiene la "conciencia muy tranquila".
En Unidas Podemos consideran que el PSOE tendió una trampa a la ministra de Trabajo al prohibirle tocar la norma
En su entorno evitan señalar al PSOE como culpable del fracaso de estas conversaciones, aunque dejan caer que había quieren quería "probar la geometría variable". Sin embargo, Unidas Podemos tienen una visión menos indulgente de sus socios. Los morados sí creen que el PSOE tendió una trampa a la vicepresidenta al impedirle tocar una coma de la norma y, por lo tanto, cerrarle la puerta a pactar con los socios habituales y probar nuevas combinaciones. Pero los dos diputados tránsfugas de UPN echaron por tierra una vía diferente a la de la investidura. Todo se salvo por un error del PP. "No hay geometría variable", claman fuentes próximas a Díaz.
Nueva etapa
Así, el que iba a ser el momento álgido de Díaz no acabó brillando tanto. Por mucho que su tesis sobre la aritmética parlamentaria se viera comprobada, la vicepresidenta no logró el respaldo de la izquierda -más allá de los partidos que conforman el Gobierno- y sostuvo su norma con formaciones de la derecha. Ahora, la negociación para subir el salario mínimo le permitirá redimirse. La ministra de Trabajo pretende elevarlo entre 24 y 40 euros mensuales.
Esta negociación vuelve a retrasar el lanzamiento del proceso de escucha del que Díaz lleva hablando meses como paso previo a conformar su plataforma. La intención de la vicepresidenta era poner en marcha los engranajes a principios de enero, con el empuje de haber pactado la reforma laboral. La negociación parlamentaria se lo impidió. Ahora, el incremente del SMI -si se produce- le ofrece una nueva pista para coger velocidad e impulsar su plataforma. La misma que, sospechan los morados, quisieron lastrar ERC y EH Bildu con su 'no' a la reforma laboral.
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