En el Parlament

Borràs entrega la Medalla d'Honor entre críticas de los "represaliados" a los que distingue

La presidenta de la Cámara catalana reclama al Govern que se retire de las causas judiciales en las que actúa como acusación particular

Entrega de Medalla de Honor a las "víctimas de la represión y a los colectivos jurídicos que las defienden"

Entrega de Medalla de Honor a las "víctimas de la represión y a los colectivos jurídicos que las defienden" / Marta Pérez

Júlia Regué

Júlia Regué

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La Medalla d'Honor del Parlament se ha convertido este año en un bumerán. La presidenta del Parlament, Laura Borràs, recabó el apoyo de la mayoría independentista de la Mesa de la Cámara catalana para distinguir a "las personas víctimas de la represión y de la causa general contra el independentismo" por el referéndum del 1-O, pero decenas de los manifestantes encausados por el 'procés' rechazaron públicamente la insignia en un duro comunicado en el que tacharon la iniciativa de una "simple operación estética".

PSC, Cs, PPC y Vox declinaron la invitación a la ceremonia alegando que hurgaba en la "división", pero la cita no sólo levantó ampollas en la oposición, sino también dentro del propio soberanismo. Algunos sectores de Esquerra y la CUP, pese a avalar la propuesta de Borràs, también mostraron sus reticencias por condecorar a personas a quienes la Generalitat ha pedido años de prisión personándose como acusación particular en su causa judicial.

Borràs acudió al auditorio junto al 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès. Ni las mascarillas pudieron esconder las caras largas después de una jornada en la que se intercambiaron duros reproches por la mesa de diálogo. Entre gritos de independencia y una larga ovación, 16 representantes de la sociedad civil con causas pendientes con la justicia recogieron simbólicamente la medalla que quedará expuesta en el Museu d'Història de Catalunya.

Recados al Govern

Intervinieron Roger Español -el hombre que perdió un ojo el 1-O y que concurrió en unas elecciones generales en la lista de Junts- y la abogada Anna Llauradó para exigir confrontación al Estado y la retirada de las acusaciones de la Generalitat. La presidenta no esquivó las críticas de los ausentes: "Hay quien se queja de este gesto simbólico mientras la Generalitat continúa ejerciendo como acusación particular y no les falta razón. Es así. Entiendo que esta distinción se inspira en un espíritu de denuncia, un espíritu crítico que es a la vez un espíritu autocrítico hacia nuestras instituciones y hacia el estado de las autonomías", apuntó, en una defensa cerrada de "la fuerza de los símbolos".

Pese a defenderse, recogió el guante. Y, ante los miembros del Govern, sentados a primera fila, reclamó al Govern que se retire de las causas judiciales contra independentistas. "La medalla que simbólicamente os acabamos de entregar evita la falsa normalidad que se nos quiere imponer cuando se nos invita a pasar página", apostilló.

El año pasado la Medalla d'Honor se otorgó a los profesionales del sistema sanitario de Catalunya por su tarea durante la pandemia del coronavirus por unanimidad.