Negociaciones a fuego lento

Junts no descarta apurar el plazo antes de investir a Aragonès

Sigue el intercambio de documentos entre los negociadores sobre programa de gobierno y vías de coordinación

Pere Aragonès y unos diputados de JxCat

Pere Aragonès y unos diputados de JxCat / Ferran Nadeu

Fidel Masreal

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La reunión de este miércoles entre ERC y Junts tampoco representó un avance significativo hacia el pacto de investidura y legislatura entre ambos partidos independentistas. Según informaron posteriormente fuentes del partido de Carles Puigdemont, prosigue el intercambio de documentos sobre los ejes de actuación del futuro Govern y las comisiones de seguimiento del acuerdo, cuando se produzca. La discreción continúa presidiendo los encuentros y los plazos son inexistentes. Tanto es así que en Junts se apunta ya la posibilidad de agotar el calendario.

El factor tiempo es siempre una clave negociadora. El candidato a 'president', Pere Aragonès, ha reclamado insistentemente un acuerdo cuanto antes. En las últimas horas, ha esgrimido un mecanismo de presión: hace falta ya un Govern al 100% que supere la "provisionalidad" para que el máximo de fondos europeos lleguen a Catalunya para acelerar la reconstrucción social y económica. Pero este tipo de presiones parecen no hacer mella en JxCat.

Junts lanza mensajes diversos. Por un lado, repele las exigencias de ERC y alguno de sus negociadores afirma en privado que hay margen legal para el pacto hasta el 26 de mayo --tras esa fecha, si Aragonès no es investido, se convocarían nuevas elecciones automáticamente--, por lo que hay tiempo para lograr un buen acuerdo. Otros conceden la posibilidad de que, al haber entrado ya en el programa de gobierno y la estructura de coordinación para evitar discrepancias, se podría acelerar el camino hacia una fumata blanca.

Guerra de nervios

Pero todo ello sin fechas, y mucho menos, desde el punto de vista de Junts, sin someterse a la exigencia de ERC de un pacto antes del 1 de mayo. Mientras JxCat alarga el calendario y alimenta la impaciencia de Esquerra, los republicanos lanzan en privado también dardos sobre las tres almas de los puigdemontistas: quienes están a favor de un pacto de Govern; los que optarían por investir a Aragonès y pasar a la oposición; y un tercer grupo que incluso vería bien provocar unas nuevas elecciones. Obviamente, Junts niega que exista tal división interna y sostiene que no habrá comicios y que su objetivo es arrancar a Esquerra el mejor acuerdo posible.

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