Cisma en las filas naranjas
La operación de Cs en Murcia fractura al partido y deja a Arrimadas en el alambre
La líder cede a la creciente presión interna y convoca a la ejecutiva el lunes para analizar la pérdida de poder autonómico
Júlia Regué
Responsable de la sección de Política.
Graduada en Periodismo y en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), ha desarrollado su carrera profesional en la sección de Política, donde se incorporó en 2016. Ha seguido la actualidad política del Parlament de Catalunya y el día a día de varios partidos. También ha colaborado en programas de TV3, Catalunya Ràdio y RAC1.
Júlia Regué
La arriesgada jugada de Inés Arrimadas contenía errores de cálculo. La crisis que pretendía crear en el PP ha impactado como un bumerán en Cs. La líder no contaba con que su moción de censura pactada con el PSOE para echar al PP de la Región de Murcia podía hacer implosionar el panorama político y provocar la ruptura del gobierno de la Comunidad de Madrid. Mucho menos esperado era que tres de los seis firmantes naranjas -Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez- dinamitaran la moción fichando por el gobierno regional. Una maniobra medida por el PP que inaugura un nuevo cisma interno en el partido naranja y que deja a Arrimadas en el alambre. Los tránsfugas ya tienen abierto un expediente previo a su expulsión y la cúpula de Cs les acusa de venderse al mejor postor.
La dirigente naranja cedió a la presión de varios barones territoriales como el portavoz de Cs en las Cortes Valencianas, Toni Cantó; la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís; y el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín; y convocó una ejecutiva nacional extraordinaria para el lunes con el fin de analizar el embrollo debido al aumento del malestar con su liderazgo y el estupor por la errática carambola.
Los miembros de la dirección se reunirán justo un mes después del último encuentro, celebrado un día después de las elecciones catalanes del 14-F que se llevaron por delante 30 diputados naranjas y dejaron al partido en horas bajas en Catalunya con tan sólo seis diputados. Ya en aquél encuentro, que se alargó hasta cinco horas, varios dirigentes exigieron la dimisión de la mano derecha de Arrimadas, el vicesecretario Carlos Cuadrado, responsable también de las negociaciones para la moción de censura en Murcia que el PP está desactivando. Se prevé otro cónclave de alto voltaje tras la pérdida de dos gobiernos autonómicos: Murcia y Madrid.
Las quejas no se centran solo en la falta de estrategia -algunos miembros del partido achacan el fiasco a la falta de disidencia interna-, sino también en la carencia de comunicación interna. Y es que algunos dirigentes aseguran que se enteraron de la maniobra poco antes de su anuncio, aunque el círculo más cercano a Arrimadas defiende que la alianza con el PSOE para desbancar al PP en Murcia era "un secreto a voces" que llevaba meses cociéndose porque la alianza "era insostenible" por el escándalo de los cargos políticos vacunados contra el covid, las irregularidades detectadas en contratos del ayuntamiento y la querella contra el teniente de alcalde de Cs que lo denunció. Eso sí, admiten que no contemplaban que sería un efecto dominó que pondría en jaque el resto de alianzas autonómicas con los populares. "Era absolutamente improbable, no se planteó", asevera una fuente de Cs.
La anticipación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que rompió el acuerdo en la autonomía para convocar elecciones, elevó la tensión interna en Cs porque temen que las urnas les aparquen de la cadena de mando en la capital si logran entrar en la Asamblea de Madrid. Desde la dirección, insisten en que sólo querían derrocar el gobierno murciano y mantener intactos los gobiernos en Madrid, Castilla y León y Andalucía. No esperaban un efecto dominó y se plantarán contra la moción de censura presentada por el PSOE en Castilla y León.
Pese al cisma, Arrimadas aguanta. Su círculo más estrecho niega que tenga intención alguna de dimitir, pero empieza a constatar que deshacerse de la herencia de Rivera no está siendo nada fácil y que Cs se hunde. La líder quiso volver a ser un partido bisagra después de forzar el giro al centro durante el estado de alarma e incluso tendiendo la mano al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para pactar los Presupuestos, aunque finalmente el PSOE eligiera a ERC. "Estar en el centro no significa votar ahora a unos y luego a otros, significa defender políticas centristas", inquiere una fuente muy descontenta con el liderazgo naranja, que exige ceses para poder levantar a un partido al borde del abismo.
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