EL 'CASO PALAU'

Daniel Osàcar sale a la calle después de solo 75 días en la cárcel

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undefined53885801 sant esteve sesrovires 25 06 2020 pol tica daniel osacar e200914164828 / FERRAN NADEU

Juan José Fernández

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El extesorero de Convergència Democrática de Catalunya, Daniel Osàcar Escrig, condenado a prisión por el caso Palau, culmina este lunes su primera semana fuera de la cárcel. Desde el pasado día 7, cumple condena adscrito parte del día a un piso tutelado de Barcelona.

El 7 de septiembre, y tras propuesta de la Junta de Tratamiento del Centro Penitenciario Brians II, la secretaría de Mesures Penals de la Generalitat le trasladó al módulo de la sección abierta de la cárcel de Dones de Barcelona, que cuenta con un área para la pernocta de presos y presas que estén cumpliendo condena en tercer grado.

Pero Osàcar no llegó a pernoctar allí. Su paso por esa prisión abierta apenas duró una hora. Allí, el mismo día 7 le fueron realizados inmediatamente los trámites para destinarlo a una Unidad Dependiente.

Así es como llaman en la administración penitenciaria catalana a pisos y otro tipo de viviendas en la que determinados tipos de internos, en función de su comportamiento, lo que les queda de condena o su situación personal, cumplen en régimen de cuasilibertad, vigilados periódicamente por un asesor sociolaboral o un tutor. En su mayoría, estos segundos suelen ser trabajadores sociales especializado en drogadicciones, dado el perfil mayoritario de los presos acogidos a este modelo de cumplimiento atenuado o, en ocasiones, compasivo.

75 días encerrado

Daniel Osàcar fue condenado por la Sección X de la Audiencia Provincial de Barcelona a tres años y seis meses de prisión por un delito de blanqueo de capitales en concurso con otros dos de falsedad en documento mercantil y otro de falsedad contable. Además, le cayeron 11 meses de prisión por delito continuado de tráfico de influencias.

De todo, ha cumplido encerrado 75 días, y no en un módulo ordinario, sino en la enfermería de Brians II. El extesorero de CDC ingresó en esa prisión en la tarde del 25 de junio, precisamente el día de su cumpleaños: cumplió 85.

Tras unas horas en una celda del módulo de ingresos, pasó al módulo de enfermería, donde cambió de celda una vez, tras siete días de cuerentena preventiva por la pandemia, pero siempre en esa cápsula segura de la prisión. Además de enfermos que precisen constante vigilancia médica, en los módulos de enfermería pueden entrar, a criterio de la dirección de cada centro, internos refugiados –presos en una situación especial de seguridad o inestabilidad- y, en el caso de Catalunya, ancianos de edad muy avanzada desde que desapareció el geriátrico penitenciario que había en la cárcel Modelo de Barcelona.

Millet y Montull

En ese mismo módulo de enfermería de la cárcel de Sant Esteve Sesrovires permanecen Félix Millet, también con 85 años de edad, y Jordi Montull, de 78, los otros dos principales condenados del caso Palau. Millet cumple una condena de nueve años y seis meses y Montull otra de seis años y ocho meses. En julio pasado, Montull tuvo que ser trasladado a un hospital porque presentaba sínfomas de padecer un ictus. Para los dos, la Junta de Tratamiento de Brians II propuso el pasado 20 de agosto la clasificación en segundo grado penitenciario, el régimen más habitual en el interior de las prisiones, también llamado "ordinario".

Su actual clasificación tendrá que ser revisada a partir del 20 de febrero próximo, aunque podría acelerar una progresión a tercer grado una evolución negativa de las dolencias de Millet o algún recurso exitoso de sus defensas.

Antes de entrar en prisión, también el pasado 25 de junio, Félix Millet pidió al tribunal una suspensión de la ejecución de la pena por sufrir una bronquitis crónica, una osteoartritis y otras dolencias que la Audiencia de Barcelona consideró, en su negativa, que "no comportan riesgo vital". Millet se presentó en la cárcel a bordo de una ambulancia.

Sin recurso

La Junta de Tratamiento de la cárcel Brians II propuso el tercer grado para Osàcar también el pasado 20 de agosto. Su propuesta era de un tercer grado restringido, con salidas no diarias y ochos horas al menos de presencia diaria en prisión, según informó en su día Mesures Penals, dependiente del Departament de Justícia de la Generalitat.

De momento, informan fuentes penitenciarias, el tercer grado de Daniel Osàcar no se ha visto recurrido por la fiscalía.

Lo habitual en el sistema penitenciario español es que en casos de presos condenados por delitos no violentos en los que no concurran circunstancias agravantes, hagan frente a la responsabilidad civil fijada y observen buen comportamiento, las juntas de tratamiento de las prisiones propongan el acceso a la semilibertad que representa el tercer grado solo una vez cumplida una cuarta parte de la condena.

El reglamento penitenciario, no obstante, prevé terceros grados concedidos con antelación a "casos especiales" en atención a su "historial delictivo e integración social" o para "enfermos graves con padecimientos incurables".

El pasado 30 de julio, el Tribunal Supremo confirmó una condena similar, de tres años, al exlíder del SOMA-UGT José Ángel Fernández Villa. Su caso presenta similitudes con el de los ancianos del caso Palau. Fernández Villa tiene 77 años, está condenado por un delito continuado de apropiación indebida y la instrucción de su caso se demoró si bien no tan llamativamente como la del caso Palau. De hecho, su condena se ha visto ratificada por el Supremo dos años después de que la decidiera la Audiencia Provincial de Oviedo.

En el caso de Villa, el alto tribunal ha desestimado los argumentos médicos y los diagnósticos de senilidad que presentó para no ir a la cárcel, incluida una "demencia sobrevenida". El tribunal considera que Villa conserva sus cualidades volitivas y la capacidad para entender lo que está pasando. En ese caso, no se ha llegado aún al capítulo de pedir un tercer grado compasivo.

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