CUENTAS DEL 2021

El Gobierno sienta las bases para abordar sin prisas los Presupuestos

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Juan Ruiz Sierra

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Desde que logró aprobar sin apenas problemas la sexta y última prórroga del estado de alarma para hacer frente al coronavirus, hace una semana, el Gobierno respira aliviado. Cree que lo peor, en términos sanitarios y políticos, ya ha pasado. Hubo un momento, a mediados de mayo, en el que la Moncloa pisaba arenas movedizas: la quinta extensión del periodo excepcional se logró con mucho esfuerzo, a última hora, firmando por el camino polémicos acuerdos, como el compromiso adquirido con EH Bildu para derogar toda la reforma laboral del PP, rectificado horas más tarde. La legislatura parecía estar en el alambre. Ahora, en cambio, Pedro Sánchez ha atraído de vuelta a ERC a la mayoría que propició su investidura, y al mismo tiempo ha ensanchado con Cs su espacio para acordar iniciativas, tras los acuerdos para ampliar la alarma.

La próxima estación son los Presupuestos Generales del Estado del año que viene, un proyecto que el Ejecutivo quiere abordar sin prisas, después del verano, y para el que espera contar con el bloque que hizo posible la reelección de Sánchez: los votos del PSOE, Unidas Podemos, el PNV y varios partidos minoritarios (Más País, Nueva Canarias, el BNG y Teruel Existe), más las abstenciones de ERC y EH Bildu.

Pese al giro al centro impulsado por Inés Arrimadas desde que sustituyó a Albert Rivera, Cs no forma parte, en principio, de la ecuación. A varios presidentes autonómicos socialistas (como el aragonés Javier Lambán, el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-manchego Emiliano García-Page) les gustaría olvidarse de los republicanos y sellar una alianza estable con los naranjas, pero los colaboradores del presidente del Gobierno señalan que aunque la mano a Cs sigue tendida, el deseo de los barones resulta muy difícil de plasmar.  

Sobre todo, por la complejidad de poner de acuerdo a los liberales con el PNV y en especial con Unidas Podemos, los socios de coalición con el PSOE. "El Gobierno va a seguir cuidando la mayoría parlamentaria de la investidura, porque los partidos del Gobierno no tenemos diputados suficientes. Hay que hablar de economía y medidas sociales con las formaciones de izquierda", dijo el lunes en TVE Pablo Iglesias, vicepresidente segundo y líder de los morados.

Elecciones catalanas

Dentro de esa necesidad de "cuidar" a los socios tradicionales del Ejecutivo, la mesa de diálogo con la Generalitat sobre el "conflicto político" en Catalunya ocupa un lugar muy importante. El organismo, producto de las negociaciones con ERC a cambio de su abstención en la investidura, quedó aparcado a raíz del estallido de la pandemia, pero Sánchez se prepara para reactivarlo. La idea es que la mesa vuelva a reunirse en julio, con la llamada "nueva normalidad". El Gobierno pretende con esa cita profundizar en el acercamiento de los republicanos, pero las elecciones catalanas, aún sin fecha, pueden complicar el escenario.

La Moncloa, en cualquier caso, no tiene prisa para los Presupuestos. Volcado como está en la pandemia, y con los comicios vascos y gallegos convocados para el próximo 12 de julio, el Gobierno no ha comenzado a preparar todavía las cuentas del año que viene. La tramitación parlamentaria se prevé que empiece en octubre, pero los socialistas admiten la dificultad de la iniciativa. No solo por la necesidad de ganarse distintos apoyos. También por el estado de la economía y el nivel de deuda contraído con las medidas sociales impulsadas para hacer frente a las consecuencias del virus. Si logra aprobar los Presupuestos, en principio durarán varios años. Quizá hasta el final de la legislatura. Las cuentas anuales, señalan los colaboradores de Sánchez, son "un producto de la época del bipartidismo, que para bien o para mal ha quedado atrás".  

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