CAMINO DE LAS URNAS

Agitación e incertidumbre en Catalunya

Mossos forman ante la Conselleria de Interior.

Mossos forman ante la Conselleria de Interior. / periodico

Daniel G. Sastre

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En la era del ‘procés’, la política catalana se mueve a un ritmo tan vertiginoso que las condiciones ambientales en las que los catalanes votarán el 10 de noviembre tienen poco que ver con las que se daban el 28 de abril. Si las últimas generales estuvieron marcadas por la tensa espera de la sentencia del Tribunal Supremo, ahora las duras condenas ya promulgadas han generado un clima de gran agitación social.

Las barricadaslas cargas policiales, los cortes de carreteras y los encontronazos entre grupos antagónicos marcarán las elecciones, y generan una gran incertidumbre electoral. Es imposible que el sondeo del CIS, el que cuenta con más medios, dé una imagen fiable de lo que pasará en Catalunya y en el resto de España el 10-N. El trabajo de campo de esa encuesta se realizó antes de que la sentencia del ‘procés’, que puede haberlo cambiado todo, viera la luz.

Con Catalunya convertida en el centro de la campaña estatal, con visitas constantes de todos los líderes de los grandes partidos, las formaciones independentistas intentan aprovechar la indignación que la sentencia ha provocado en una parte de los ciudadanos. Pese a que ya no encabezarán simbólicamente las listas, porque están inhabilitados, los presos seguirán siendo el principal reclamo de ERC y JxCat.

ERC, favorita

Esquerra, que ganó por primera vez unas generales el 28-A, parte de nuevo como favorita. Gabriel Rufián es otra vez la principal apuesta del partido. Muy criticado por sectores de JxCat por su metamorfosis –de activista parlamentario a presunto moderado-, el encargo que ha recibido de Oriol Junqueras es el mismo de hace seis meses: ensanchar por el extrarradio el campo de juego republicano y encarnar el soberanismo firme pero no intransigente.

JxCat, con Laura Borràs al frente, tiene como objetivo no perder ninguno de los siete diputados que logró el 28-A, la peor marca electoral del espacio posconvergente. “No daremos nuestros votos a cambio de nada”, repiten estos días en la formación para diferenciarse de ERC.

Sin embargo, tanto ERC como JxCat corren el riesgo de ver su mensaje diluido por el empuje de la calle. Algunas encuestas detectan que los altercados, que es probable que se sigan produciendo hasta las elecciones, pueden acabar beneficiando a la CUP. Los anticapitalistas se presentan por primera vez a unas generales, y lo hacen con el objetivo de “desestabilizar” al Estado.

Un tablero que se mueve

Frente a los independentistas, el PSC es la única formación en condiciones de disputar la victoria a Esquerra. Los socialistas tratan de permanecer en el centro de un tablero que se mueve bajo sus pies, ofreciendo a la vez firmeza contra los incumplimientos de las leyes e imprecisas alusiones al federalismo. Pero, de nuevo, es imprevisible cómo afectará a sus posibilidades lo que ha pasado después de conocerse la sentencia.

Jaume Asens, que repite como candidato de los ‘comuns’, tratará de taponar la irrupción de Más País. Cayetana Álvarez de Toledo, única diputada que el PP catalán obtuvo el 28-A, buscará beneficiarse de la mejora que las encuestas pronostican a los populares para, al menos, doblar la aportación catalana al grupo de Pablo Casado. También a la ultraderecha de Vox –que logró un escaño en abril en Barcelona, para Ignacio Garriga– le sonríen todos los pronósticos excepto el del CIS. E Inés Arrimadas intentará todo lo contrario: desmentir a los sondeos que pronostican una debacle de Ciudadanos.

Pero todas las previsiones pueden cambiar en los 10 días que faltan hasta las elecciones: Catalunya lleva tiempo explorando territorio desconocido. También es un misterio lo que aguarda a la vuelta de la esquina. Quizás unas elecciones al Parlament.