Catalunya y Euskadi, en pantallas distintas

El hervor independentista catalán contrasta con el apenas 19% de secesionistas en el País Vasco, según las encuestas

Iñigo Urkullu, presidente del PNV, durante la celebración del Aberri Eguna (Día de la Patria vasca), que el partido han organizado hoy en Bilbao.

Iñigo Urkullu, presidente del PNV, durante la celebración del Aberri Eguna (Día de la Patria vasca), que el partido han organizado hoy en Bilbao. / jl

XABI BARRENA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pocas cosas se comparan más en el mundo político español que Catalunya y Euskadi. Frente a alguna visión de que forman una especie de santa alianza para romper con la inquebrantable unidad de España, la realidad es que cada territorio va por su cuenta, en cuanto a grado de reivindicación y techo de autogobierno. Siempre ha sido así, entre otros motivos por la 'diferencia original', en esta democracia constitucional como es el hecho de que los vascos recuperaron y mantuvieron sus derechos históricos, entre ellos, el concierto económico. Algo que les permite ver la vida con otros ojos.

Con todo, en las últimas semanas unos datos demoscópicos han dejado casi sin argumentos al más conspicuo de los tertulianos. El último sondeo del Euskobarómetro, de la Universidad del País Vasco, apunta a que un 63% de los vascos no desean la independencia. Además, el 32% de la ciudadanía está a favor del actual Estado autonómico; el 29%, del federalismo, y el 23%, del derecho a decidir y del confederalismo. No es el único dato: el Sociómetro Vasco, que encarga y sufraga el Gobierno vasco, en manos del PNV, solo detecta un 19% de partidarios de la 'independentzia'. "Eso no es una novedad, en el 2001, bajo el Gobierno de Juan José Ibarretxe, ya se alcanzaron guarismos parecidos", apunta el sociólogo de la Universidad del País Vasco Javier Elzo. "Lo que sí supone un cambio", prosigue, "es que los contrarios a la secesión se encaraman al 38%, como nunca antes".

Todo ello cuando, en Catalunya, hasta el 2012, la más 'taimada' de las dos comunidades en cuanto a reclamación del autogobierno, los independentistas alcanzaron, el 27-S, el 47,7% de los votos. Catalunya y Euskadi se hallan, pues, en pantallas distintas del videojuego. La pregunta que surge es obvia: ¿por qué esa caída del secesionismo vasco? El periodista Martxelo Otamendi, buen conocedor de la realidad en ambos territorios apunta que en "en Euskadi no existe, ni se ha creado el ambiente independentista que hay en Catalunya". Un ambiente que, en opinión de Elzo, lo dio, en el 2012, sobre todo, el abrazo de CDC al secesionismo explícito y sin ambages.

EL 'EFECTO URKULLU'

Y aquí apunta una de las grandes diferencias. Mientras la viga maestra del nacionalismo catalán apunta a Ítaca, el vasco, el PNV, se desmarca de toda veleidad independentista. El lendakari Iñigo Urkullu mantiene un discurso ambiguo, quizá porque en la dirección de su partido, en el Euskadi Buru Batzar "se sientan tipos con mucho sentido común, lo que en Catalunya se conoce como 'seny'", apunta socarrón Elzo. Urkullu reivindica el derecho a decidir del País Vasco, en el que el PNV aboga por un nuevo "estatuto jurídico de Euskadi", pero ni le pone fecha ni lo antepone a dos candentes asuntos que preocupan, ahora mismo, más: la crisis y sus efectos, y la culminación del llamado proceso de paz, es decir, del fin de ETA.

Para el sociólogo, la moderación del PNV también obedece a la visión peneuvista de que las "soberanías absolutas ya no existen, sino que todas son compartidas". "Lo que Josu Jon Imaz (exlíder de los 'jeltzaldes') definía como la capacidad de decidir y la obligación de pactar", sentencia.

Otamendi recuerda, además, que cada vez que el PNV se ha acercado a los postulados de la izquierda aberzale, o como popularmente se conoce "se ha echado al monte", electoralmente ha sufrido un bache. Pasó, por ejemplo, tras el pacto de Lizarra, "uno de los pocos errores que ha cometido el PNV", en opinión de una observación que en Catalunya no suena muy extraña y que muchos convergentes se aplican en su relación con ERC.

Para Elzo, el primer factor, el de la crisis, y su derivada, como es el nacimiento de un movimiento de protesta, es lo que aúpa a Podemos, un actor que hace tres años no estaba en la escena y que ahora pugna por ser la segunda fuerza de Euskadi. Para Otamendi, el segundo punto, el del proceso de paz, es el que mantiene larvado, en el campo nacionalista, el secesionismo. "Por eso Madrid no acepta diálogo ahora, por ejemplo, sobre el acercamiento de presos, porque, entre otros motivos, una vez solventado ese asunto la izquierda aberzale dirigiría su foco hacia la secesión", apunta el director de 'Berria' y antes de 'Egunkaria', diario clausurado por formar supuestamente parte del conglomerado de empresas que nutrían a ETA.

OTEGI SE LA JUEGA

¿Y EH BIldu? Contra todo pronóstico, el abandono de las armas por parte de ETA no ha supuesto un aumento del voto para los aberzales. Al contrario. EH Bildu va perdiendo votantes en cada elección y las esperanzas aberzales, cara a las próximas elecciones al Parlamento de Vitoria, previstas para este otoño, ahora mismo, están depositadas en Arnaldo Otegirecién salido de la cárcel de Logroño tras pasarse seis años por colaboración (institucional) con la banda terrorista. "Otegi se la juega", apunta Otamendi, "su misión es aunar a la tropa y vencer a Podemos". El PNV, por el momento, está a una distancia inalcanzable.