La «correcta» gestión del influyente voto exterior tranquiliza al Govern

Cola de ciudadanos ante la delegación de la Generalitat en Bruselas para votar el 9-N.

Cola de ciudadanos ante la delegación de la Generalitat en Bruselas para votar el 9-N.

FIDEL MASREAL / Barcelona

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A diferencia de lo sucedido en las últimas elecciones autonómicas, celebradas en noviembre del 2012, y pese a las prevenciones y alertas del Govern, la gestión del voto de los catalanes que residen en otros países está funcionando en esta ocasión de forma «correcta», salvo alguna incidencia menor, según admite el Ejecutivo catalán, a la espera del trámite del envío de las papeletas. Con todo, la Generalitat ha pedido a la Junta Electoral una prórroga para alargar los trámites más allá del próximo 29 de agosto y confía en una respuesta positiva.

Hace tres años se acumularon las quejas de catalanes en el extranjero respecto a este proceso, especialmente engorroso en el caso de quienes figuran en el censo de residentes temporales, no permanentes. Entonces se denunció la falta de agilidad de las embajadas y consulados españoles. A modo de ejemplo, tres días antes de las elecciones más de 1.500 catalanes en EEUU no habían recibido aún las papeletas, cuando el plazo para enviarlas debidamente rellenadas había expirado ya. El embudo legal que formaron Correos, la Oficina del Censo y las embajadas y consulados procedía de unos cambios en la ley electoral del 2010. La entonces vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, se quejó de que «en pleno siglo XXI, el voto por correo no sea sustituido por sistemas de votación electrónica». Una vez más, durante la legislatura que acaba de finalizar ha sido imposible que los partidos llegaran a un acuerdo para disponer de una ley electoral propia que, entre otras cuestiones, regulara la opción del voto electrónico.

A LA ESPERA DE CORREOS / «En esta ocasión, la respuesta del Ministerio de Exteriores es correcta, el sistema funciona bien y no debería haber problemas con el resto de trámites», explica el secretario de Exteriores del Govern, Roger Albinyana. Las incidencias que los ciudadanos han comunicado a la Generalitat son menores (por ejemplo, un fax de la oficina del Censo en Lleida que no estaba operativo para recibir las peticiones de voto rogado).

Ahora la Generalitat cruza los dedos respecto a la siguiente fase: el envío de las papeletas a través del servicio de Correos, que, obviamente, ha de coordinarse con los servicios postales de los países de destino de los sobres. «Podríamos encontrarnos con problemas de funcionamiento de Correos y que personas que han hecho todos los trámites no reciban las papeletas», avisa Albinyana.

Por todo ello el Govern no solo ha pedido una prórroga sino que también reclama una simplificación del sistema, «que parece hecho para desincentivar el voto», se queja el secretario de Exteriores, que se halla en contacto directo con el ministerio, al que ya se dirigió por carta la Conselleria de Presidència. El departamento que dirige Francesc Homs envió una misiva al servicio de Correos y al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, pidiendo que los trámites funcionen de manera «impecable».

UN VOTANTE MOVILIZADO / Los catalanes registrados que residen de forma permanente en el exterior son más de 195.000, una cifra notablemente superior a los 165.000 de tres años atrás. A la cifra actual debe añadirse la de los catalanes que se hallan temporalmente fuera del Estado.

Preguntado sobre si, como apuntan los expertos, se trata de un perfil de votante inclinado hacia el soberanismo y por ello al Govern le interesa especialmente fomentar su participación -y al Gobierno del PP quizá lo contrario-, Albinyana responde que «es evidente que el voto exterior es un voto movilizado y más en el momento actual; pero más allá de eso y de si estas elecciones tienen un cariz singular, estamos hablando de la posibilidad de ejercer el voto, es una cuestión de derechos».

Que el voto soberanista está más movilizado lo demostró el proceso participativo del pasado 9-N, que requería un esfuerzo adicional de desplazamiento a quienes quisieran implicarse y logró un nivel de participación equiparable al de los comicios europeos (si bien en el 9-N votaban los jóvenes de 16 y 17 años).

Es imposible determinar el nivel de participación en los próximos comicios por parte de este segmento de votantes, pero a juzgar por las consultas que están realizando en las webs y correos electrónicos habilitados por el Govern, la Generalitat espera una respuesta positiva. Mientras, el Ejecutivo de CDC seguirá atento a las incidencias que puedan seguir surgiendo.