Dani Fernández se ve obligado a dejar el escaño

El regate parlamentario con el que el PSC buscaba salvar la cara de su diputado Dani Fernández no salió como se esperaba y el exsecretario de organización socialista no tuvo más remedio que renunciar a su escaño, antes de sentarse el próximo miércoles en el banquillo acusado de tráfico de influencias en el caso Mercuri. El plan de los socialistas era que el Parlament le suspendiese de todos sus derechos, sueldo incluido, un castigo previsto por el reglamento de la Cámara, pero nunca aplicado hasta la fecha. Sin embargo, la solicitud fue rechazada por un solo voto y Fernández se vio obligado a entregar el acta minutos después de una votación a la que, para más inri, no se presentó.

La ausencia del exdirigente socialista, que se enfrenta a una petición del fiscal de dos años de prisión por presionar a la alcaldesa de Montcada i Reixac para que enchufase en el ayuntamiento a una exalto cargo del tripartito, se hizo más clamorosa porque fue él mismo quien había solicitado al Parlament que le desposeyese de sus derechos y deberes como diputado, lo que le permitía, no obstante, conservar su condición de aforado. Además, de haber participado en la votación, la suspensión hubiese prosperado, dado que el resultado de la votación fue de 67 votos a favor, 33 en contra y 26 abstenciones. Pero se requería mayoría absoluta (68 votos) para que fuese aprobada.

A pesar de que la votación fue secreta, del resultado puede deducirse que CiU y el PSC apoyaron la suspensión y el PPC e ICV-EUiA se abstuvieron, dado que ERC, Ciutadans y la CUP anunciaron su voto en contra al entender que Fernández se aferraba al escaño. Fuentes del grupo socialista explicaron que populares y ecosocialistas les habían garantizado su apoyo pero dieron marcha atrás. El portavoz adjunto de ICV-EUiA, Joan Mena, anunció el martes que votarían a favor a regañadientes. Un cambio de criterio que el PSC atribuye al hecho de que Esquerra y la CUP se posicionasen en contra.

La vacante que deja Fernández la ocupará David Pérez, el actual gerente del PSC, tras la renuncia de las dos personas que le precedían en la candidatura por Barcelona: la alcaldesa de Abrera, Maria Soler, y la exconsellera Caterina Mieras.