La encrucijada del socialismo

El PSC arrincona a los díscolos y deja en el aire su expulsión

Pere Navarro intenta escapar de los periodistas después de la reunión del grupo parlamentario, este martes, 21 de enero.

Pere Navarro intenta escapar de los periodistas después de la reunión del grupo parlamentario, este martes, 21 de enero. / ELISENDA PONS

JOSE RICO
BARCELONA

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Joan Ignasi Elena, Marina Geli y Núria Ventura ocuparán hoy sus escaños en el grupo parlamentario del PSC, pero ya no representarán oficialmente al partido. Podrán votar, pero no tendrán voz en ningún órgano de la Cámara porque la dirección del grupo, con el primer secretario, Pere Navarro, a la cabeza, les desposeyó ayer de su condición de portavoces del PSC en varias comisiones. Es decir, la cúpula descarta expulsarlos mientras la comisión de garantías del partido no diga lo contrario. Un gesto que la dirección juzga como «conciliador» y al que siguió el primer acercamiento entre ambas partes tras el cisma. Según fuentes del partido, el entorno de Navarro le ofreció a Elena la posibilidad de zanjar el conflicto sin expulsiones si los díscolos reconocen su error y hacen propósito de enmienda, prometiendo que no volverán a romper la disciplina de voto.

«Estamos dispuestos a pasar página si admiten que se han equivocado y se comprometen a no repetir su gesto», explicaron las citadas fuentes, que añaden que mantenerlos arrinconados en el grupo y suspendidos de la ejecutiva puede ser el mal menor para rebajar el riesgo de escisión y, de paso, evitar que el PPC supere en escaños al PSC.

Desde el pasado lunes, Elena, Geli y Ventura no pueden asistir a las reuniones de la ejecutiva ni del consejo nacional del partido. Y desde ayer, tampoco pueden representar al PSC en las comisiones de Cultura, Salut e Infància del Parlament, respectivamente. Conservan los escaños en el grupo socialista y cobrarán como diputados rasos, perdiendo los complementos por portavocía de comisión pero manteniendo las dietas de desplazamiento. «A partir de ahora, cobrarán sin trabajar», es la gráfica definición de un dirigente socialista sobre la situación en que quedarán los tres díscolos.

La dirección socialista trata de esquivar así la endiablada factura en términos de imagen que supondría expulsar a unos diputados por haber expresado una discrepancia meramente política. Según fuentes del partido, lo mejor sería «reconducir la situación con la inteligencia suficiente» para evitar males mayores, como sería que el PSC se convirtiese en cuarta fuerza política si se ejecutasen las expulsiones. Aunque un alto dirigente asegura que la expulsión no está en absoluto descartada.

DEBATE ORGÁNICO, DEBATE POLÍTICO / Las mismas fuentes reconocen que en la resolución del expediente habrá que hallar el punto de equilibrio entre la vertiente orgánica y el trasfondo político que subyace en el conflicto. «La pregunta es en qué condiciones podrían quedarse», subraya un alto dirigente. Como alternativa a la expulsión, la comisión de garantías podría imponer una multa o apartar de forma definitiva a Elena, Ventura y Geli de los órganos de dirección.

Los tres afectados lamentaron los castigos, pero se mostraron confiados en que la comisión de garantías actuará con independencia. Incluso confesaron cierto alivio por que las medidas adoptadas hasta el momento sean temporales, pese a que el entorno de Navarro no ha dejado de amenazar en las últimas semanas con que la indisciplina tendría esta vez «graves consecuencias».

De momento, Elena, Geli y Ventura preparan ya sus alegaciones y serán llamados por la comisión de garantías para exponer sus argumentos. La dirección confía en zanjar el asunto antes de un mes.